No lo sabía. Tenía que ser honesta: no sabía cómo dejarse cuidar, cómo bajar la guardia y olvidar que no tenía que controlarlo todo.—No es tan simple, Matt… solo quiero…—Nada. Tú no quieres nada mío, eso sí lo escuché muy bien —replicó él—. Pero espero que entiendas todo lo que va a pasar a partir de ahora. ¿Lo entiendes?Ella arrugó el ceño sin comprender y Matt se mordió el labio inferior pensando en cómo iba a decirle aquello.—Lo que vamos a hacer, casarnos… eso no son solo papeles, Heilyn. Si suben a Sian a testificar el nene tiene que decir muy convencido que su papá y su mamá están juntos.—Espera ¿qué? —La muchacha pasó saliva—. ¿Cómo que “testificar”? ¿Crees que lleguemos a eso, a sentar Sian delante de un juez y…? —Tuvo que interrumpirse porque su corazón latía demasiado rápido y sentía como si hubiera olvidado la forma correcta de respirar—. ¡Por dios, no puede ser!Pero si creía que era difícil imaginar a Sian en una situación como aquella, peor era sentir el cuerpo de M
—¿Nervioso? —preguntó su padre palmeando su hombro solo una hora después, mientras Matt vigilaba aquel balcón—. Hijo, ella no puede saltar de ahí para escaparse —lo tranquilizó Rufus siguiendo su mirada—. Bueno, la verdad es que sí puede, pero no está tan loca. ¿Tú estás bien?Matt lo miró, y la risita baja de Elijah lo hizo dirigirle una mirada asesina.—¿Quéeeeeee? Hay que ser honestos: el término “nervioso” no te queda, yo diría: histérico, neurótico, paranoico, ansioso, y a punto de explotar —sentenció Elijah y el señor Rufus asintió en señal de apoyo.—¡Y enamorado! ¡Muy enamorado!—¡Yo no estoy…!—¡Y en negación! —añadió Elijah y Matt gruñó una protesta antes de alejarse de allí.Sin embargo no podía negar que aquello lo traía con el corazón desbocado como a un caballo de carreras.Heilyn, por su parte, esta completamente aturdida, como si todo aquello que estaba viviendo fuera irreal. Sin embargo la sorpresa y el miedo que intentaba disimular por todos los medios, no lograba es
Furioso, incómodo, con asco, había cientos de palabras para explicar lo que Matt sentía en aquel momento, pero probablemente ninguna alcanzaría para describir el rostro de aquella mujer a quien varios elementos de seguridad mantenían en la puerta sin dejarla entrar.La música alta opacaba todos sus gritos y reclamos, pero era evidente que no estaba dispuesta a marcharse de allí.—No vayas. —Matt escuchó la voz de Elijah junto a él—. Deja que nosotros nos encarguemos de esto, no vayas tú... No hay ninguna razón para que te arruine este día.—Y tampoco hay ninguna razón para que yo no me haga cargo de mis responsabilidades —sentenció Matt con voz firme—. Nadie tiene que arreglar mi desastre, Elijah, es algo que es asunto mío así que tranquilo, yo me ocupo.Elijah le hizo un gesto a Sebastián para que se apartara de la puerta y el rostro de Sienna cambió visiblemente en cuanto vio a Matt aparecer frente a ella, del otro lado de la reja.—¡Quítense, quítense, déjenme entrar! —Forcejeó con
A ver, el sobre era puro protocolo, porque lo que realmente habían hecho aquellos locos era rentar una cabaña en Livingston Lake por dos semanas, y amenazarlos con que no se les ocurriera volver sin muchas fotos.—Ponlo de esta forma: solo estaremos a una hora de aquí —la tranquilizó Matt—. Si cualquier cosa pasa podremos volver enseguida y además… ya conoces a los muchachos, van a cuidar bien a Sian.Heilyn lo miró angustiada y él respiró profundo antes de tomar su cara entre las manos y besar su frente.—Vamos a hacer las cosas bien. Te lo prometo —le dijo antes de encender la camioneta y alejarse de allí en dirección al lago.Sobra decir que Heilyn pasó casi todo el camino en videollamadas, hablando con Sian y pidiéndole que se portara bien, o amenazando a los chicos Vanderwood con sepultar sus fríos cuerpos muertos en el lago si no cuidaban a su hijo.Quizás era por no pensar en que iba a una cabaña aislada con un hombre sexy al que no debía ni mirar dos veces, pero lo cierto era
Su boca era simplemente deliciosa. Devorarla era como estar en el paraíso, tocando desesperadamente a las puertas del cielo sin que nadie se animara a abrirle. Pero cada roce de su lengua era una tentación.Matt no tenía otra forma de describirla: deliciosa y peligrosa, porque definitivamente eso que sintió contra sus labios fue una mordida de resistencia.—Matt, no… —intentó detenerlo Heilyn, aferrando su camisa, pero cuando lo vio levantarse sobre uno de sus codos, la imagen de aquel hombre sobre ella le robó el aliento.—¿No qué? ¿No te beso? ¿No quieres que te bese o no quieres que pase todo lo que sigue? —susurró él mirándola a los ojos y de una pregunta como esa sí que no había forma de escapar.—Matt… eres el padre de Sian…—Y tú eres la madre de Sian. ¿Crees que me gustas menos por eso?Heilyn sentía que el corazón le retumbaba en el pecho como un tambor, y ahogó un grito de sorpresa cuando él tiró de su cuerpo con fuerza, llevándola sobre su regazo con un movimiento fluido y
Tener sexo era algo normal, natural, elemental…Y luego estaban esas brujas que se te metían realmente en el corazón y volvían el sexo una dimensión extraña y preciosa en la que te sacaban el alma por el…—¡Heilyn! —jadeó Matt sintiendo aquella presión insoportable que presagiaba al orgasmo, porque a cada segundo que ella lo metía en su boca, cada vez que sentía chocar con el fondo de su garganta, humedeciendo sus ojos, su deseo por ella solo aumentaba aun más—. ¡¿Te quieres llevar mi alma también?! —gruñó desesperado y solo sintió su risa cálida y malvada sobre su miembro.—Sí, esa la quiero también. Dámela —respondió ella en un susurro y la mano de Matt fue instantáneamente a su cabello, en volviéndolo en un puño mientras cada músculo de su cuerpo se contraía y se liberaba en su boca.—Traga —le ordenó con voz ronca y ahogó un gruñido de placer mientras la veía saborear todo lo que le daba—. Nena…Pero no era suficiente. Incluso cuando sentía que perdía todas las fuerzas, seguía sin
Tenía que reír. Literalmente estaba obligado a reír porque primera vez en muchos años Matt Vanderwood se sentía completamente feliz. Y la mejor parte de todo era que tenía dos semanas de luna de miel, y que ni una sola de las fotos que se tomaran sería una mentira.La miró dormir un rato y sintió una paz tan grande como jamás había sentido, aquella chica de pesadilla era un sueño hecho realidad, y todas las cosas que sentía por ella se le agolpaban a Matt en el pecho sin que supiera cómo sacarlas, así que solo la abrazó y la dejó descansar hasta que el hambre le hizo rugir el estómago más que las mariposas.Heilyn estaba adormilada todavía cuando abrió los ojos y sintió en vacío en la cama junto a ella, y no tuvo más remedio que envolverse en una manta porque no había nada más.Bajó a la cocina y vio a Matt detrás de la barra, canturreando para sí mismo mientras intentaba recolocar toda la comida que había pedido en una linda bandeja para la cama.—¿Estás feliz? —preguntó Heilyn con s
Por supuesto que fue cuestión de minutos que Matt y Heilyn hicieran aquel par de maletas y volvieran a toda prisa a Houston. No era que no esperaran aquella reacción de parte de Sienna, pero la voz del abogado les había parecido mucho más preocupada de lo que debería.—Vamos a mantener la calma ¿de acuerdo? —le pidió él—. Recuerda que Sian no sabe nada de esto y preferimos que se quede así.Heilyn pasó saliva, nerviosa, y apretó sus dedos con un gesto de protección.—¿Y crees que no va a terminar enterándose de la verdad? —le dijo a Matt—. Esto va a cambiarlo todo. ¿Qué pasa si Sian se entera de que no soy su madre y quiere irse con Sienna?—¡Oye, oye, eso no va a pasar! ¡Ni siquiera lo digas! ¡Esa bruja no nos va a quitar a nuestro hijo! Ningún tribunal en su sano juicio le daría la custodia de Sian, incluso si el niño pidiera irse con ella.Pero por más que tratara de no pensar en eso, aquello estaba destrozando el corazón de Heilyn, porque sabía que aquella verdad podía lastimar a