—¡Aquí nadie va a apretar nada de nada! —rezongó Matt abriéndole mucho los ojos a Sebastián y apuntándolo con un índice acusador—. ¡Ni se te ocurra!—¡Pues es que alguien tiene que enseñarla a montar! —exclamó Rufus encogiéndose de hombros.—¡A lo que hay que enseñarla es a huir de todos ustedes, locos desquiciados, y a eso la puedo enseñar muy bien yo mismo! —replicó Matt girándose hacia Heilyn—. Tú y yo, mañana a las ocho, en las caballerizas, yo te enseño.La muchacha levantó una ceja coqueta y se cruzó de brazos con un gesto desafiante.—¡Cómo no, mi general! Si usted puede encontrarme mañana a las ocho de la mañana, me puede enseñar lo que quiera —lo retó porque no habría poder humano que la hiciera subirse a un caballo, mucho menos delante de Matthew Vanderwood.Sin embargo no hubo espacio para el conflicto y la réplica, porque solo unos segundos después el teléfono de Nate comenzó a sonar con insistencia y todos lo vieron ponerse lívido mientras contestaba.Ni siquiera pronunci
Ella no le respondió, por supuesto que no iba a hacerlo pero a Matt no le importaba. Los chicos estaban en pie de guerra desde las seis, y a las siete treinta Matt los puso en los brazos de los gemelos, pero antes de que hubiera podido darse la vuelta, ya Heilyn realmente había desaparecido.—Tiene que ser una broma... —susurró muerto de risa— Realmente pensé que era una broma.Pero obviamente eso no le impidió buscarla por toda la casa.Ya sabía que era demasiado respetuosa como para meterse a habitaciones que no fueran suyas, así que no le fue demasiado difícil adivinar dónde estaba. El tamaño de los closets no era lo único que la delataba, su sombra inquieta por debajo de la puerta también.—¡Pero qué maravilla encontrarte aquí! —rio él abriendo la puerta de un tirón y escuchándola ahogar un grito sorprendido—. ¡No tenía idea de que estabas tan concentrada en vestirte para mí!—¡No me estoy…! ¿¡Qué dices, Matt!? —lo regañó ella.Él levantó una percha con un jean cómodo y se la mo
Ninguno de los dos pudo decir nada. El calor de aquel momento se disolvió en medio de un momento de incertidumbre y sorpresa, porque aunque los dos tenían muy claro que esa era la estrategia que había elegido el abogado para legalizar la situación de Heilyn, ponerlo sobre la mesa, en un papel, con todas aquellas firmas… eso era algo muy diferente.—Será mejor que nos vayamos, tenemos medio millón de cosas que arreglar antes de mañana —murmuró él viendo la tensión en el rostro de la muchacha y solo un par de minutos después volvía a sentir aquel calor que le despertaba dentro todo el ejército de Mordor.Por suerte la situación estaba tranquila, el hecho de que Blair hubiera despertado y de que por fin luego de seis meses Nate pudiera respirar con alivio de nuevo, cambiaba mucho las cosas. Así que la familia estaba en esa especie de limbo agradable después de la tormenta que acababan de pasar.Llegaron a la casa y los dos fueron directamente al despacho del señor Rufus porque Matt neces
No lo sabía. Tenía que ser honesta: no sabía cómo dejarse cuidar, cómo bajar la guardia y olvidar que no tenía que controlarlo todo.—No es tan simple, Matt… solo quiero…—Nada. Tú no quieres nada mío, eso sí lo escuché muy bien —replicó él—. Pero espero que entiendas todo lo que va a pasar a partir de ahora. ¿Lo entiendes?Ella arrugó el ceño sin comprender y Matt se mordió el labio inferior pensando en cómo iba a decirle aquello.—Lo que vamos a hacer, casarnos… eso no son solo papeles, Heilyn. Si suben a Sian a testificar el nene tiene que decir muy convencido que su papá y su mamá están juntos.—Espera ¿qué? —La muchacha pasó saliva—. ¿Cómo que “testificar”? ¿Crees que lleguemos a eso, a sentar Sian delante de un juez y…? —Tuvo que interrumpirse porque su corazón latía demasiado rápido y sentía como si hubiera olvidado la forma correcta de respirar—. ¡Por dios, no puede ser!Pero si creía que era difícil imaginar a Sian en una situación como aquella, peor era sentir el cuerpo de M
—¿Nervioso? —preguntó su padre palmeando su hombro solo una hora después, mientras Matt vigilaba aquel balcón—. Hijo, ella no puede saltar de ahí para escaparse —lo tranquilizó Rufus siguiendo su mirada—. Bueno, la verdad es que sí puede, pero no está tan loca. ¿Tú estás bien?Matt lo miró, y la risita baja de Elijah lo hizo dirigirle una mirada asesina.—¿Quéeeeeee? Hay que ser honestos: el término “nervioso” no te queda, yo diría: histérico, neurótico, paranoico, ansioso, y a punto de explotar —sentenció Elijah y el señor Rufus asintió en señal de apoyo.—¡Y enamorado! ¡Muy enamorado!—¡Yo no estoy…!—¡Y en negación! —añadió Elijah y Matt gruñó una protesta antes de alejarse de allí.Sin embargo no podía negar que aquello lo traía con el corazón desbocado como a un caballo de carreras.Heilyn, por su parte, esta completamente aturdida, como si todo aquello que estaba viviendo fuera irreal. Sin embargo la sorpresa y el miedo que intentaba disimular por todos los medios, no lograba es
Furioso, incómodo, con asco, había cientos de palabras para explicar lo que Matt sentía en aquel momento, pero probablemente ninguna alcanzaría para describir el rostro de aquella mujer a quien varios elementos de seguridad mantenían en la puerta sin dejarla entrar.La música alta opacaba todos sus gritos y reclamos, pero era evidente que no estaba dispuesta a marcharse de allí.—No vayas. —Matt escuchó la voz de Elijah junto a él—. Deja que nosotros nos encarguemos de esto, no vayas tú... No hay ninguna razón para que te arruine este día.—Y tampoco hay ninguna razón para que yo no me haga cargo de mis responsabilidades —sentenció Matt con voz firme—. Nadie tiene que arreglar mi desastre, Elijah, es algo que es asunto mío así que tranquilo, yo me ocupo.Elijah le hizo un gesto a Sebastián para que se apartara de la puerta y el rostro de Sienna cambió visiblemente en cuanto vio a Matt aparecer frente a ella, del otro lado de la reja.—¡Quítense, quítense, déjenme entrar! —Forcejeó con
A ver, el sobre era puro protocolo, porque lo que realmente habían hecho aquellos locos era rentar una cabaña en Livingston Lake por dos semanas, y amenazarlos con que no se les ocurriera volver sin muchas fotos.—Ponlo de esta forma: solo estaremos a una hora de aquí —la tranquilizó Matt—. Si cualquier cosa pasa podremos volver enseguida y además… ya conoces a los muchachos, van a cuidar bien a Sian.Heilyn lo miró angustiada y él respiró profundo antes de tomar su cara entre las manos y besar su frente.—Vamos a hacer las cosas bien. Te lo prometo —le dijo antes de encender la camioneta y alejarse de allí en dirección al lago.Sobra decir que Heilyn pasó casi todo el camino en videollamadas, hablando con Sian y pidiéndole que se portara bien, o amenazando a los chicos Vanderwood con sepultar sus fríos cuerpos muertos en el lago si no cuidaban a su hijo.Quizás era por no pensar en que iba a una cabaña aislada con un hombre sexy al que no debía ni mirar dos veces, pero lo cierto era
Su boca era simplemente deliciosa. Devorarla era como estar en el paraíso, tocando desesperadamente a las puertas del cielo sin que nadie se animara a abrirle. Pero cada roce de su lengua era una tentación.Matt no tenía otra forma de describirla: deliciosa y peligrosa, porque definitivamente eso que sintió contra sus labios fue una mordida de resistencia.—Matt, no… —intentó detenerlo Heilyn, aferrando su camisa, pero cuando lo vio levantarse sobre uno de sus codos, la imagen de aquel hombre sobre ella le robó el aliento.—¿No qué? ¿No te beso? ¿No quieres que te bese o no quieres que pase todo lo que sigue? —susurró él mirándola a los ojos y de una pregunta como esa sí que no había forma de escapar.—Matt… eres el padre de Sian…—Y tú eres la madre de Sian. ¿Crees que me gustas menos por eso?Heilyn sentía que el corazón le retumbaba en el pecho como un tambor, y ahogó un grito de sorpresa cuando él tiró de su cuerpo con fuerza, llevándola sobre su regazo con un movimiento fluido y