Tenía que hacerlo. No sabía por qué pero tenía que hacerlo. Así que a la primera oportunidad que tuvieron de que Sian se entretuviera con sus primos, Matt tiró de la mano de Heilyn y la llevó fuera de la casa.La muchacha se sorprendió cuando vio que tenía su cartera en las manos para entregársela.—¿Estás bien? —le preguntó apurado y la muchacha no pudo ocultar la sonrisa.—Jamás había visto a Sian tan feliz en toda su vida —aseguró Heilyn y Matt respiró con alivio.—Sé que nuestro hijo está feliz, lo que quiero saber es cómo estás tú —murmuró acercándose a su cuerpo despacio y acariciando su espalda con un gesto suave.—Estoy aliviada. No pensé que tu familia fuera tan… tan linda. Me da tristeza que a Sian le hayan quitado todo ese amor desde que nació y por otro lado… me siento egoísta porque estoy feliz de haber podido darle el mío.—Sian es el niño más afortunado del mundo por tenerte —le sonrió Matt—, y te aseguro que todo lo que le ha faltado se lo compensaremos a partir de aho
Heilyn sonrió de medio lado y suspiró con fastidio mientras se acercaba a Matt y se quedaba a su lado. No podía creer en el cinismo de aquella mujer pero no estaba dispuesta a tolerarlo.—Ahórrate el papel de víctima porque no te queda —replicó con determinación—. Y procura mantenerte alejada de mi hijo, porque no tienes idea de lo que soy capaz por él.No había palabras para describir la frustración y la ira en el rostro de Sienna Williamsburg. Por supuesto que recordaba a Heilyn, aunque si era honesta ni siquiera se sabía su nombre, solo era un borrón en su memoria en aquel paso suyo por Gales, solo era la mujer sombría en un rincón, a la que le había entregado al niño.—¿Cómo te atreves a meterte entre nosotros? ¡No sabes de lo que estás hablando! —gritó furiosa—. ¡Mi madre fue la que me robó a mi hijo! ¡Se lo llevó y lo entregó en un...!—Bueno, pero es que yo a tu madre no la vi —replicó Heilyn, interrumpiéndola—. La que estaba allí ese día con la directora del orfanato entregand
—¡Alabado sea el señor todopoderoso que te abrió las entendederas y el corazón y te hizo elegir a una buena mujer para…!—Papá, cálmate, solo es por los papeles —lo interrumpió Matt y su padre lo miró como si de repente le estuviera creciendo otra cabeza.—¡¿Pero tú eres tonto?! —lo increpó el señor Rufus—. ¡¿Me vas a decir que esto solo es por tu hijo?! ¡¿En serio?! Porque créeme que ese cuento solo te lo tragas tú, y tu hijo porque es muy chiquito… y tus hermanos porque también son medios tarados emocionales, pero ¿yo? Matt se rascó la nuca con inquietud porque su padre se ponía necio bastante seguido, pero terminó bufando y dando por zanjado el asunto. —Pues para nosotros esto es solo un asunto legal, papá. Así que les voy a agradecer a todos que por favor se comporten a la altura —sentenció con mucha seriedad y se alejó de allí mientras Rufus Vanderwood se cruzaba de brazos.Solo unos minutos después los gemelos se le acercaban y suspiraban con dramatismo.—¿Sigue en negación? —
—¡Aquí nadie va a apretar nada de nada! —rezongó Matt abriéndole mucho los ojos a Sebastián y apuntándolo con un índice acusador—. ¡Ni se te ocurra!—¡Pues es que alguien tiene que enseñarla a montar! —exclamó Rufus encogiéndose de hombros.—¡A lo que hay que enseñarla es a huir de todos ustedes, locos desquiciados, y a eso la puedo enseñar muy bien yo mismo! —replicó Matt girándose hacia Heilyn—. Tú y yo, mañana a las ocho, en las caballerizas, yo te enseño.La muchacha levantó una ceja coqueta y se cruzó de brazos con un gesto desafiante.—¡Cómo no, mi general! Si usted puede encontrarme mañana a las ocho de la mañana, me puede enseñar lo que quiera —lo retó porque no habría poder humano que la hiciera subirse a un caballo, mucho menos delante de Matthew Vanderwood.Sin embargo no hubo espacio para el conflicto y la réplica, porque solo unos segundos después el teléfono de Nate comenzó a sonar con insistencia y todos lo vieron ponerse lívido mientras contestaba.Ni siquiera pronunci
Ella no le respondió, por supuesto que no iba a hacerlo pero a Matt no le importaba. Los chicos estaban en pie de guerra desde las seis, y a las siete treinta Matt los puso en los brazos de los gemelos, pero antes de que hubiera podido darse la vuelta, ya Heilyn realmente había desaparecido.—Tiene que ser una broma... —susurró muerto de risa— Realmente pensé que era una broma.Pero obviamente eso no le impidió buscarla por toda la casa.Ya sabía que era demasiado respetuosa como para meterse a habitaciones que no fueran suyas, así que no le fue demasiado difícil adivinar dónde estaba. El tamaño de los closets no era lo único que la delataba, su sombra inquieta por debajo de la puerta también.—¡Pero qué maravilla encontrarte aquí! —rio él abriendo la puerta de un tirón y escuchándola ahogar un grito sorprendido—. ¡No tenía idea de que estabas tan concentrada en vestirte para mí!—¡No me estoy…! ¿¡Qué dices, Matt!? —lo regañó ella.Él levantó una percha con un jean cómodo y se la mo
Ninguno de los dos pudo decir nada. El calor de aquel momento se disolvió en medio de un momento de incertidumbre y sorpresa, porque aunque los dos tenían muy claro que esa era la estrategia que había elegido el abogado para legalizar la situación de Heilyn, ponerlo sobre la mesa, en un papel, con todas aquellas firmas… eso era algo muy diferente.—Será mejor que nos vayamos, tenemos medio millón de cosas que arreglar antes de mañana —murmuró él viendo la tensión en el rostro de la muchacha y solo un par de minutos después volvía a sentir aquel calor que le despertaba dentro todo el ejército de Mordor.Por suerte la situación estaba tranquila, el hecho de que Blair hubiera despertado y de que por fin luego de seis meses Nate pudiera respirar con alivio de nuevo, cambiaba mucho las cosas. Así que la familia estaba en esa especie de limbo agradable después de la tormenta que acababan de pasar.Llegaron a la casa y los dos fueron directamente al despacho del señor Rufus porque Matt neces
No lo sabía. Tenía que ser honesta: no sabía cómo dejarse cuidar, cómo bajar la guardia y olvidar que no tenía que controlarlo todo.—No es tan simple, Matt… solo quiero…—Nada. Tú no quieres nada mío, eso sí lo escuché muy bien —replicó él—. Pero espero que entiendas todo lo que va a pasar a partir de ahora. ¿Lo entiendes?Ella arrugó el ceño sin comprender y Matt se mordió el labio inferior pensando en cómo iba a decirle aquello.—Lo que vamos a hacer, casarnos… eso no son solo papeles, Heilyn. Si suben a Sian a testificar el nene tiene que decir muy convencido que su papá y su mamá están juntos.—Espera ¿qué? —La muchacha pasó saliva—. ¿Cómo que “testificar”? ¿Crees que lleguemos a eso, a sentar Sian delante de un juez y…? —Tuvo que interrumpirse porque su corazón latía demasiado rápido y sentía como si hubiera olvidado la forma correcta de respirar—. ¡Por dios, no puede ser!Pero si creía que era difícil imaginar a Sian en una situación como aquella, peor era sentir el cuerpo de M
—¿Nervioso? —preguntó su padre palmeando su hombro solo una hora después, mientras Matt vigilaba aquel balcón—. Hijo, ella no puede saltar de ahí para escaparse —lo tranquilizó Rufus siguiendo su mirada—. Bueno, la verdad es que sí puede, pero no está tan loca. ¿Tú estás bien?Matt lo miró, y la risita baja de Elijah lo hizo dirigirle una mirada asesina.—¿Quéeeeeee? Hay que ser honestos: el término “nervioso” no te queda, yo diría: histérico, neurótico, paranoico, ansioso, y a punto de explotar —sentenció Elijah y el señor Rufus asintió en señal de apoyo.—¡Y enamorado! ¡Muy enamorado!—¡Yo no estoy…!—¡Y en negación! —añadió Elijah y Matt gruñó una protesta antes de alejarse de allí.Sin embargo no podía negar que aquello lo traía con el corazón desbocado como a un caballo de carreras.Heilyn, por su parte, esta completamente aturdida, como si todo aquello que estaba viviendo fuera irreal. Sin embargo la sorpresa y el miedo que intentaba disimular por todos los medios, no lograba es