UN AÑO DESPUÉS.Brasen corría por la casa como si fuera una pista de carreras y él una máquina perfecta de Fórmula 1. Y por supuesto que nadie se molestaba porque fuera hiperactivo, porque según el señor Rufus, eso lo hacía idéntico a él cuando era niño.Nathalie, por su parte, se había negado categóricamente a asistir al jardín de niños. En lugar de eso, cuando no estaba con sus abuelos en la hacienda, estaba en la oficina de su padre, que le había hecho un mini escritorio y toda una salita de juegos para que estuviera con él mientras trabajaba.—Lo digo y lo repito: esta niña será la próxima CEO de empresas Vanderwood —se reía Rufus viendo cómo Nathalie le decoraba toda una pared de su elegante oficina sin que Nate hiciera otra cosa que poner cara de orgullo.—Pues eso espero, porque Matt apenas pudo soltar la presidencia lo hizo, Elijah anda perdido, ya sabes… detrás de su destructora, y a los gemelos les gusta demasiado la hacienda —sonrió Nate entregándole una nueva caja de acuar
Nadie que lo conociera bien preguntaría por qué Nate Vanderwood llevaba las manos en los bolsillos, porque sabían que estaban a punto de temblarles tanto que no quería que nadie lo viera.Después de tantas visitas al hospital se suponía que estuviera acostumbrado, sin embargo siempre le provocaba la misma ansiedad, el mismo sentimiento de desesperación porque jamás sabía con qué mala noticia podía salir de allí.El doctor los recibió con la misma amabilidad de siempre, y cuando estaba con Blair siempre se le veía un poco más animado, porque no era muy habitual para un oncólogo tener casos de recuperación tan difíciles como el de la muchacha y seguía considerándolo un pequeño milagro.—Ya mandé a buscar los resultados al laboratorio, me dijeron que me los entregarían en la tarde pero ¿qué son unas horas, verdad? —les sonrió.—¿Y sobre lo otro, doctor? —preguntó Nate nervioso y Blair negó con tranquilidad.—¡Ya te dije que solo son los nervios, amor! —intentó tranquilizarlo pero no habí
Era un precioso atardecer y toda la familia estaba reunida. Nate sentía que el corazón se le saldría del pecho de tanta emoción, pero a diferencia de lo que se pudiera creer no había boda, bautizo ni nacimiento en esa ocasión. Había algo mucho más importante y era la certeza de que compartiría el resto de su vida con aquella mujer porque ahora estaba sana. Los chicos Vanderwood rodeaban la mesa, ayudando a la señora Margo con los platos y las bandejas de comida, mientras Ranger ponía a los niños en formación militar y los mandaba a ver una película. —Bueno, a ver ¿Qué es eso tan importante que tienen que contarnos? —se emocionó Rufus. —¿Se van a casar de nuevo? —lo interrumpió Sebastian. —No, mucho mejor que eso —aseguró Nate y tiró de la mano de Blair para acercarla a él y abrazarla por la espalda, apoyando la barbilla en su hombro—. Familia, tengo el honor y la enorme alegría de anunciarles que esta damita ¡ganó! No hubo una sola persona alrededor de aquella mesa que no se qued
SINOPSISNadie podía negar que los últimos años en la vida de Matthew Vanderwood no habían sido un absoluto caos. Su familia estaba llena de mentiras y secretos que le habían costado demasiado, pero quizás lo peor de todo era saber que tenía un hijo de seis años que quizás estaba perdido en el sistema de orfanatos al otro lado del mundo.Y sabiéndolo, no habría fuerza humana ni divina que le impidiera recuperarlo; sin embargo, tal vez había algo con lo que Matt no había contado: y era que su pequeño no venía solo, sino con un sexy, desafiante y peligroso regalo al que llamaba “mamá”.¡No, te preocupes, hijo, papá va al rescate! …Si mamá no lo mata antes, claro.PAPÁ AL RESCATE. Prefacio—¿Sienna…? ¿Estás bien? ¿Qué es lo que pasa, por qué estás así? —La mujer frente a él lloraba a lágrima viva y Matt contuvo el aliento porque podía presentir que estaba muy cerca de su objetivo.—¡Oh, Matt… estoy destrozada! ¡Este fue el primer lugar al que atiné a venir y no sé…! ¡Dios, no sé ni cómo
La historia era demasiado sórdida como para pensar en ella, y por desgracia involucraba a su hermano mayor, Nate Vanderwood, y la que hasta hacía seis años había sido su prometida: Sienna Williamsburg.La verdad era que Matt ni siquiera recordaba bien cómo había terminado metido en medio de aquel desastre, pero en aquel momento, mientras volaba hacia Gales, lo único que le importaba era que iba a rescatar a su hijo.Lo único que tenía era el nombre de aquel orfanato y la determinación para encontrarlo, pero estaba definitivamente decidido.El vuelo aterrizó en Reino Unido cerca del anochecer y Matt apenas tuvo tiempo para conseguir un auto y hacer el resto del camino hasta Cardigan, porque al parecer era demasiado arriesgado para Sienna dejar a su hijo en una capital como Cardiff.Estaba cansado, pero Matt igual llevaba la adrenalina a tope, así que no fue extraño que soportara gran parte de la noche conduciendo solo para atravesar aquel territorio. El clima estaba frío y Matthew ni s
Podía haberse subido a su auto en ese mismo momento y regresar a Cardiff, donde seguramente habría podido encontrar a un detective privado decente que lo ayudara a encontrar a su hijo, pero para el momento en que volvió a la posada ya había anochecido y estaba tan cansado que apenas podía mover los pies. Y como lo último a lo que quería arriesgarse era a un accidente, Matt decidió pasar la noche allí. Se dio un baño para quitarse un poco el agotamiento y decidió comer en el exiguo bar—restaurante que tenía la posada. Pidió la bebida tradicional de la casa y agradeció que aquel Whisky estuviera lo bastante fuerte como para aflojarle la tensión.—¿Malas vacaciones? —preguntó la mesonera delante de él y Matt le sonrió con amabilidad. —No, solo… no logré encontrar lo que estaba buscando —respondió.—¿A una chica linda? —curioseó la señora, porque evidentemente aquel extranjero era muy apuesto.—Más bien a un chico, mi hijo —dijo él con un suspiro—. Lo dejaron en el orfanato del pueblo
Heilyn abrió los ojos una hora después de que amaneciera y apenas lo hizo supo que se había quedado dormida ¡otra vez! Lo último que quería era tener que despertar a aquel angelito que dormía a su lado, pero tenía que apresurarse a llevarlo a la escuela y volar más que correr hacia su primer trabajo del día. —¡Hola rayito de sol! —susurró poniendo su mejor sonrisa porque a pesar de que no estaban en su mejor momento, el pequeño no tenía que enterarse de que algo iba mal. —¡Hola mami! —lo escuchó decir con aquella sonrisa radiante antes de darle un abrazo muy apretado. —Mami se quedó dormida, tenemos que apurarnos. ¿Nos levantamos rapidito a desayunar? —Mmmm… —Sian bostezó estirándose—. ¿Tostadas, o podemos comer wafles? Heilyn hizo una mueca pensativa y luego negó. —¿Sabes qué? ¡Siempre hay tiempo para wafles! —¡Síiiiii! —exclamó Sian porque ese era su desayuno favorito. —Vamos, arréglate rapidito en lo que mami hace tus wafles —le pidió la muchacha y el niño se lanzó de la c
Durante un largo segundo los dos se quedaron mirándose a los ojos. Heilyn sentía que el mundo le daba vueltas, porque ni en sus mejores sueños ni en sus peores pesadillas había llegado a imaginar jamás que el padre de Sian pudiera aparecerse frente a ella para reclamarlo. Porque de eso no le cabía duda. Bastaba haber visto los ojos de su hijo una sola vez para darse cuenta de que las manchas color miel en aquellas pupilas verdes eran idénticas en los dos. Pero antes de que pudiera hacer el primer movimiento aquel hombre tomó sus manos y la estrechó con fuerza como queriendo prevenir que escapara.—Estoy buscando a mi hijo —dijo Matt apresurado—. Estoy buscando a mi hijo y en Cardigan me dijeron que tú procesabas a todos los niños del orfanato.Heilyn contuvo el aliento, pero aquella sola sentencia la hizo tranquilizarse un poco, porque era evidente que él no sabía que aquel bebé era ahora su hijo.—No se equivocaron cuando me dijeron que podía ayudarme. Usted ha visto un niño con mi