Matt era capaz de verlas. La duda, la desesperación, la impotencia, y sobre todo la forma tan feroz en que eran capaces de aflorar en su hermano. Sabía todo lo que había sufrido a lo largo de los años por su traición, una de la que él había sido una parte voluntaria o involuntaria, no importaba, solo importaba el hecho de que realmente le había causado un dolor indecible.Y ahora aquella bruja maldit@ estaba allí, enseñándole aquellas fotos y diciéndole algo que terminaría por destruirlo completamente.—¡Pues yo no te creo, no te creo una mierd@! —le escupió a Sienna mirándola con odio—. Si lo que querías hacer era tener un hijo con él y no creías que pudiera dártelo, entonces debieron ir con un médico, debiste llevarlo a que se hiciera exámenes y en lugar de eso lo que hiciste fue traicionarlo y usarme a mí para eso. ¡Eso no es amor, eso es ser manipuladora, desvergonzada, eso es no tener un maldito corazón en el pecho...!Pero mientras él se desahogaba, Sienna solo veía con satisfac
La situación realmente no podía ser más tensa. Nate sentía como si tuviera una cuchilla hundiéndose una y otra vez en medio de su pecho. Una parte de su corazón le decía que no podía desconfiar de Ranger ni de Blair, pero el resto de él, todo lo que quedaba de ese hombre herido y traicionado, solo tenía miedo de que todo aquello fuera cierto.Todavía era capaz de sentir aquel desasosiego que lo había asaltado al ver los ojos de ese bebé recién nacido y darse cuenta de que eran idénticos a los de Matt. Si aquello le había llegado de parte de las dos personas que más quería en el mundo, entonces ¿qué podía esperar de los demás?—¡Tú no sales de aquí! —sentenció mirando a Blair y la muchacha se detuvo en el umbral de la puerta—. Te dije que yo me iba a ocupar de ustedes hasta que el bebé naciera y eso es exactamente lo que voy a hacer. Así que tú te quedas en esta casa.Y si alguien tenía que irse, entonces era mejor que fuera él, porque ni Blair ni la niña tenían por qué estar exponiénd
—¡Lárgate de aquí! ¡Lárgate, no quiero volver a verte! —rugió Nate con tanta fuerza que un segundo después Ranger bajaba las escaleras dispuesto a darle la paliza que le había prometido, hasta que se dio cuenta de que aquellos gritos no eran para Blair.—¿Quieres que le eche a los perros? —gruñó mirando a Sienna con molestia—. Aunque la verdad es que los años no la han tratado demasiado bien, si los perros la dejan todavía peor, me va a dar penita.Siena lo miró con rabia. Ranger siempre había sido como una piedra en su zapato, el mejor amigo de Nate. Los únicos años en que había logrado alejarse de él había sido cuando se había enlistado en el ejército, pero tenerlo de vuelta era otro contratiempo con el que no había contado, aunque ciertamente había tratado de usarlo a su favor.Les dio la espalda y se dirigió a la salida con la misma actitud de niña dulce y ofendida. Ya no le creía nadie, mientras Blair se giraba hacia Ranger.—No tenemos perros.—Por echar a esa, yo hasta muerdo —
—¡Eres un hombre inteligente! ¡Por Dios, dime que después de tantos años todavía sigues siendo un hombre inteligente! —exclamó Sienna con los ojos llenos de lágrimas.—¡Sí, mi inteligencia alcanza para no creer en zorras como tú!—¡¿Pero prefieres creerle a la mujer que te está engañando?!—Pues no sería la primera vez ¿verdad?—¡Nate, por Dios, escúchame! ¡Tienes que abrir los ojos! ¡Siempre has sido de la misma forma, solo confías en Ranger!... ¡La única persona en el mundo en la que nos confías es en mí!—¡Pues será porque eres la única persona en el mundo que trató de encajarme a un hijo de mi hermano! —siseó Nate fuera de sí.—¡Pues ahora la zorra esa te está tratando de encajar a un hijo de tu mejor amigo! ¡Así que ella no es mucho mejor que yo! ¡Sé que me equivoqué, pero por Dios, recapacita! ¡Investiga las cosas por ti mismo! ¡Al final no tienes ni idea de cuáles pueden ser las intenciones de una pobretona como esa…!—¡¿Disculpa?! —gruñó Nate entre dientes mientras la miraba c
El paisaje era definitivamente hermoso, y a medida que subían por la falda de la montaña, los árboles estaban aún más nevados y el ambiente más invernal.Aunque Ranger decía que era una casa, la realidad era que se trataba de varias cabañas pequeñas.—Sé que no parecen la gran cosa, pero te juro que cuando encendamos las chimeneas esto realmente se va a poner muy cálido y agradable —le sonrió a Blair con una expresión reconfortante.Aún no le habían dicho a la señora Margo nada de lo que estaba pasando, pero al final era mejor así, dejarlo como unas lindas vacaciones de Navidad para todos, mientras se alejaban del mundo hacia un lugar en el que la muchacha pudiera descansar el resto de su embarazo.—¿Esto es tuyo? Realmente es muy bonito —murmuró Blair mirando el conjunto de cabañas.—Mi padre solía tener un coto de caza en estas tierras, él y sus amigos las construyeron para poder venir en temporadas de cacería —le contó Ranger—. No vengo mucho aquí desde que mi padre murió, pero te
Sienna Williamsburg tenía muy claro lo que quería: Embarazarse de aquel hombre; porque, aunque en aquel momento la odiara, sabía muy bien que era lo suficientemente buena persona como para no rechazar a su propio hijo. Y en aquel punto eso era lo único que podía conseguir que volviera a estar con ella.Por eso había tomado la decisión de drogarlo, y gracias a la vigilancia que tenía puesta sobre él, enseguida se había enterado de dónde podía encontrarlo.Obviamente, el hecho de que estuviera en un bar y ya se hubiera pasado de tragos fue todo un golpe de suerte para ella. Ahora solo tenía que conseguir que se dejara quitar aquella ropa y poder acostarse con él.Al día siguiente pondría el grito en el cielo cuando amaneciera a su lado, pero después de un embarazo, Nate ya no podría negarse a volver con ella, sobre todo ahora que había echado fuera de su vida a Blair y a su verdadero hijo. Lo único que Sienna necesitaba hacer era darle otro bebé para sustituir aquel vacío tan grande que
Nate podía jurar que jamás en su vida había esperado una sonrisa como había esperado ver esa. Un segundo después daba un paso hacia el interior de la casa y envolvía a Blair en el abrazo más apretado que había dado en su vida, y respiraba aliviado sintiendo cómo ella cruzaba los brazos detrás de su espalda por debajo del abrigo.—¡Dios, me estaba muriendo por hacer esto! —susurró en su oído antes de dejar un beso suave en su frente—. ¡Dime que estás bien! ¿Cómo está Nathalie, y cómo está el bebé? — preguntó apartándola solo un poco para ver su cara, y Blair le sonrió con suavidad.—Tranquilo, todos estamos bien. ¿Y tú?—¡Muriéndome, extrañándolas, odiando al mundo hasta por deporte! —rezongó Nate con un puchero mientras Blair tiraba de él para cerrar la puerta y quitarle el abrigo.—Pensé que ya no ibas a venir. ¡Se suponía que estuvieras aquí desde antes! —protestó ella, y Nate le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja antes de atreverse a inclinarse y darle un beso suave e
Nadie era siquiera capaz de describir la preocupación y la incertidumbre que se hacían una maraña en el cerebro de Nate Vanderwood; pero lo único que lograba darle cierta paz era estar en aquel lugar: sentado junto a Blair, en la alfombra frente a la chimenea, jugando con su hija.Faltaba una semana para Navidad, y él había preferido lanzar su teléfono en medio de la nieve para que nadie pudiera localizarlo, que irse de allí.Ranger estaba más vigilante que de costumbre, pero por suerte él se había asegurado muy bien de que no lo siguieran; y el resto de la tropa, que también eran bastante inteligentes, habían llegado sin mayor percance.Por suerte las cabañas eran suficientes para todos, aunque muy pronto se dieron cuenta de que los chicos tenían planeado celebrar una Navidad anticipada, y la señora Margo estuvo feliz por hacerse cargo de aquellas seis bestias hambrientas.Blair y Nathalie pasaron por el abrazo de todos los hermanos Vanderwood y Asher fue el último, que se inclinó fr