Los labios de Nate se convirtieron en una línea fina porque sabía que eso era cierto, y su mejor amigo bufó con fastidio porque estaba evidentemente de acuerdo.—¡Diablos, tiene razón! Pero no podemos descartar nada —gruñó Ranger molesto y decidió que quizás aquel era un buen momento para obtener más información de ella. De verdad no quería sospechar, pero su mejor amigo era Nate y a él era a quien le debía lealtad—. Necesito que me hables de la gente en tu vida. Además de la señora Margo, ¿amigos, parejas... alguien que tenga algo contra ti?—Ranger... Déjala...—No, Nate, son preguntas simples. Quizás alguien de su vida este detrás de esto...—Pero...—Nate, está bien —lo interrumpió Blair—. Él tiene que preguntar, pero honestamente no se me ocurre nadie. La verdad es que después de la muerte del padre de Natalie tuve algunos problemas con su familia pero...—¿Cómo fue que murió el papá de Natalie? ¿Porque tuviste problemas con ellos? —la interrogó Ranger y la muchacha se abrazó el
¿Era posible que el alma temblara? Blair no lo sabía, pero podía jurar que eso era exactamente lo que sentía viendo aquellos papeles frente a ella. Las cosas estaban tan tensas con todo el asunto de los supuestos accidentes que aquella había sido la primera decisión drástica que había tomado.Si algo pasaba… si algo pasaba antes de lo que esperaba, entonces Nathalie se quedaría sin nadie que la cuidara. Por eso había aceptado la propuesta de firmar la adopción anticipada.—Sabes que no tienes que hacer esto si no quieres ¿verdad? —le dijo él cuando vio que la pluma temblaba en su mano—. Solo estoy haciendo esto para que te sientas tranquila, Blair, pero si no...—Está bien. Está bien... —aseguró ella—. Solo es algo difícil para mí, pero está bien —murmuró y trató de evitar que aquel cúmulo de lágrimas no salieran de sus ojos mientras firmaba la adopción.—Solo para que lo sepas: es abierta —le explicó Nate señalando aquella cláusula—. Lo único que significa es que Nathalie también ser
Blair sentía que su corazón se iba a salir, aunque no estaba muy segura de si era por el alivio la emoción o el miedo.A su lado Nate parecía completamente en shock, solo apretaba su mano con fuerza y pestañeaba despacio, como si necesitara que se lo repitieran.-Estamos embarazados... -murmuró y Ranger palmeó su espalda felicitándolo.-¡Pues parece que después de todo sí eres un semental! -se rió bromeando porque Nate tenía cara de que se desmayaría de un momento a otro.Y la verdad era que absolutamente nadie podía entender lo que él estaba sintiendo en ese instante.Ya había pasado por una noticia de esas, por una mujer diciéndole que estaba embarazada de su hijo, y en aquel momento la alegría lo había dominado todo, solo para acabar en el peor dolor posible y una amargura que había consumido su vida durante años.Y ahora mirando a Blair frente a él, con aquellos ojos húmedos, era como si a pesar de aquel contrato no hubiera entendido bien en lo que se metía.-Bueno, ¿el semental y
Nate no podía dejar de pensar en aquello. Su familia, ¿en serio? Ni siquiera le pasaba por la cabeza quién podía ser tan malvado como para realmente provocar aquellos accidentes y lastimarlos. ¡Maldición, la niña, la niña había quedado en medio de todo aquello y solo era una bebé que no tenía la culpa de nada! Él mismo había estado a punto de morir, pero si no hubiera sido Blair, ¡habría sido Blair! Entonces... ¿Quién era capaz de hacer algo como aquello?Llegó a la oficina esa mañana a seguir trabajando porque era lo único que podía hacer, y tenía que confiar en Ranger para resolver aquello, o de lo contrario se volvería loco.Sin embargo, apenas atravesó las puertas, cuando su asistente entró tras él, para comentarle reuniones que tenían el día.—Ah, señor Vanderwood, ¡otra cosa! —apuntó la mujer—. Desde ayer en la tarde su celular de trabajo no ha dejado de sonar en una de las gavetas del escritorio —le comentó—. Yo sé que ese usted no se lo lleva a casa, pero quizás sea algo impor
El paso de la familia aquel fin de semana fue tan estresante como Blair lo había imaginado, pero sabía que no podía negarse. El señor Rufus estaba en la gloria, rezando solo para que fueran dos porque así ya tendría sus tres nietecitos.—Hija, entiéndeme, tengo que comenzar el equipo de fútbol por algún lugar.—¿Y si salen niñas todas, señor Vanderwood? —se rio Blair.—Pues nada, ¡un equipo femenil! —aseguró el patriarca emocionado. La verdad era que todos parecían muy felices, todos excepto la señora Adaline. Blair notó la tensión con que los felicitaba, pero no volvió a mencionar una palabra ni a ella ni a Nate en casi todo el fin de semana.Por supuesto, Ranger estaba allí, con sus veinticinco ojos abiertos y deambulando por la casa como un fantasma, siempre detrás de Nathalie o de ella. Pero con el agradecimiento que todos le tenían por haber encontrado a Nate en aquella crecida, ya lo consideraban una parte indispensable de la familia; y no se les hacía raro que estuviera allí.
Blair solo sintió el tirón y la respiración acelerada de Nate pegándola a su cuerpo, mientras aquel auto pasaba a centímetros de los dos pitando como loco.—¡Dios, me vas a matar, me vas a matar de un infarto! —gritó él por el susto—. ¡¿Qué diablos tienen tú los carros que no pueden mantenerse separados, mujer!? ¡¿Por qué no te paras cuando te digo que te pares!?—¡¿Y tú por qué diablos me mientes cuando no deberías hacerlo!? —replicó ella intentando secarse nerviosamente las lágrimas—. ¡¿Cómo no se te ocurrió decirme que tenías un hijo!? ¡¿Por qué me mentiste en Nate!?—¡Porque no es cierto! ¡Porque no tengo un hijo! —exclamó él desesperado.—¡¿Entonces qué es lo que ella está diciendo?! ¿¡Que lo tuvieron hace años!? ¿¡Qué jamás le has dicho a nadie!? —lo increpó Blair—. ¡¿Te crees que soy una maldit@ estúpida!? ¡Esa es la mujer de la cabaña, Nate! ¡La mujer de las fotos... por la que te pusiste como un desquiciado! ¡La misma a la que le dices "tu infierno personal"! ¿Y por qué, eh?
Nate pasó saliva cuando vio a Blair asentir suavemente, pero era obvio que los dos entendían que momentos como aquel no se podían retrasar.—Lo siento mucho —murmuró él con una mezcla de nerviosismo y vergüenza—. No debí gritarte así, no debí eso de esa manera... ¡Maldición! A estas alturas ya no sé ni lo que debo decir.—Yo también lo siento —respondió Blair arrugando el edredón en su regazo—. No se supone que deba cuestionarte estas cosas, pero... No puedes decir cosas como las que dijiste, Nate, y esperar que no afecten a la gente a tu alrededor.—Lo sé, pero es que... —Nate se sentó en el borde de la cama junto a ella y miró a algún punto vacío en un rincón de la habitación—. No sé cómo lidiar con nada de esto, me ha estado matando por años, y supongo que después de todo, el pasado no puede enterrarse, ¿verdad?—No, no podemos enterrarlo... Pero podemos intentar vivir con él de una forma que no nos haga daño —dijo ella haciendo acopio de entereza—. He tenido que... he tenido que h
Un hijo. Aquella revelación golpeó a Matt en el medio del pecho con más fuerza que un puñetazo.La historia de Nate era atropellada y dolorosa, pero durante años había querido saber cómo su hermano se había dado cuenta de que se había acostado con su novia en medio de una de sus borracheras. Por aquel entonces pasar por los fines de semana ebrio era lo normal para él; después de todo, estaba en la universidad y las fiestas de las fraternidades no paraban.Nate era dos años mayor que él y siempre estaba regañándolo y protegiéndolo, pero eso no había evitado que se emborrachara y despertara en aquella cabaña con Sienna.—Era... era como una nebulosa en mi mente —murmuró Matthew con los ojos húmedos—. Pero sí sabía que me había costado con ella y luego ustedes...—Y luego nosotros nos fuimos a Europa —replicó Nate—. Íbamos a estar un par de años allá, haciendo posgrados. Bueno… yo estudiando y ella viviendo de mí. Allá me dijo que estaba embarazada, que no le dijéramos a nadie porque iba