Blair se llevó la mano a los labios, asustada, mientras Nate le acariciaba los brazos arriba y abajo para calmarla.—Oye, oye, solo es un presentimiento, todavía no tenemos nada claro, no te asustes...—Pero... ¿por qué lo crees? ¿O sea?... ¿De verdad alguien pudo meternos un animal en el camino?—Son muchas cosas, muchos pequeños detalles, pero Ranger lo está investigando. Te aseguro que muy pronto vamos a dar con la verdad. Mientras tanto, solo quiero que la niña y tú estén protegidas. Están conmigo o están con él. ¿De acuerdo?La muchacha sintió, porque por supuesto que para ella lo principal era la seguridad de Nathalie, y aun así, aquello solo creaba más preguntas en su cabeza.—Nate, ¿por qué alguien haría algo así?—Supongo que el de Texas fue porque estaba investigando lo que pasó realmente con la caravana aquí en Nueva York.—Sí, pero comenzando por el de la caravana, ¿todo esto a quién afectaría? ¿Tanto le dolieron a la empresa los ejemplares que se perdieron?—No, para nada
¿En qué momento había pasado eso? La verdad era que no tenía ni la menor idea. No había visto ninguna de esas marcas en la semana después del accidente. Entonces, ¿quién la había agarra tan fuerte como para provocarle aquello?Cinco manchas oscuras y solo le llegó a la cabeza un momento cuatro días atrás, cuando ella no quería hacerle aquella pregunta y él la había detenido antes de que se fuera.—¿Fui yo, Blair? ¡No me digas que fui yo, por Dios! ¿En serio te agarré tan fuerte?La muchacha pasó salida porque sabía que no, y que aquellas marcas tampoco eran normales, que se le quedaban hematomas en la piel con facilidad como otra de las consecuencias de su enfermedad.—¡No, claro que no! ¡No me agarraste fuerte!—Entonces, ¿por qué se puso así?—Es por... por lo mismo que te dije de la nariz, ¿no recuerdas que el doctor te lo dijo también cuando estábamos en el hospital?—La nariz? Sí...—Sí, recuerda el doctor te dijo —enfatizó ella—. A veces me sangra la nariz y a veces me salen alg
Blair no sabía cómo expresarlo, aquel beso era tan caliente que ninguno de estos había esperado la chispa que desencadenaría. Aquellos momentos solían ser incómodos entre ellos, sin embargo no podía negar que ver a otra mujer coqueteándole la había molestado, y ni siquiera tenía que preguntarle a Nate, porque era más que obvio que a él le había faltado poco para arrancarle la cabeza a Charles Gardiner.Sintió su lengua explorando su boca mientras sus manos batallaban contra aquel vestido y se le escapó un gemido gutural.—Esto... es parte del calendario... —murmuró suspirando como si fuera necesario aclararlo para que ninguno de los dos se hiciera la idea equivocada.—¡Claro! —jadeó Nate bajando el cierre de su vestido y haciendo que se deslizara por su cuerpo hasta caer al suelo, pasó saliva mientras a sus ojos se llenaban de lujuria al verla desnuda y balbuceó—: Solo el calendario...Su boca se encontró de nuevo con la de Blair y las manos de la muchacha fueron a soltar la pajarita
Para Blair, el día pasó entre juegos con Nathalie y tratando de hacer una comida deliciosa para todos. No podía negar que le resultaba extraño que Nate la llamara a cada hora para preguntar si estaba bien. Las cosas entre ellos no tenían reglas definidas, más allá del hecho de que él debía embarazarla, así que no estaba muy segura de si Nate estaba haciendo protector o solo cuidadoso con su negocio. Lo cierto era que a ella no le molestaba para nada que él llamara.Esa noche cenaron intentando no dirigirse miradas nerviosas, pero Nathalie acaparó la atención y cuando por fin la durmieron, Nate vio el calendario de reojo… y no tocaba.Los dos se aseguraron de irse a dormir, porque lo que tenía que pasar pasaría al día siguiente, pero en la mañana, cuando él la llamó para pedirle un favor, Blair se dio cuenta de que la vorágine de trabajo había sorprendido a Nate.—¿Está todo bien? —preguntó la muchacha escuchándolo agitado.—Sí, no te preocupes. Es que no recordaba que teníamos la reno
Nate frunció el ceño porque si algo no era normal era que su madre planificara viajes sin avisarle antes. De hecho, Adaline jamás había salido de Texas para ir a verlo más que un par de veces. Que hubiera estado antes en Nueva York había sido por ruegos suyos, pero muy pocas cosas sacaban a aquella mujer de su hábitat natural. —¿Qué quieres decir, mamá? ¿Cómo que estás viniendo…? ¿De visita? “¡Pues claro que de visita, Nate! ¿En calidad de qué otra cosa iba a ir?”, espetó su madre con cierta frustración, y Nate se dirigió a la heladera para sacar una botella de vino helada porque definitivamente iba a necesitarla. —Bueno, mamá, es que normalmente avisas que vienes —replicó. “Pues sí, pero pareciera mentira que siempre tengo que avisar para ir a la casa de mi hijo. Solo quiero pasarme una temporada con ustedes y si quieren pasar la Navidad allá, está bien. Entonces, yo los acompaño”. —¿Temporada? ¿Hasta Navidad? —murmuró Nate. Blair pasó saliva al escuchar aquello. No era que le m
Si era honesta, hacía mucho tiempo que Blair no tenía oportunidad de hacer un hermoso viaje como aquel. Quizás una de las cosas más extrañas de saber que el tiempo se acababa, era la capacidad para disfrutar de todo con emoción.Pasaron el día siguiente entre juegos, atracciones, y para cuando el día terminó, ya Blair ni siquiera era capaz de contar cuantas fotos tenían su celular, y Nathalie y Nate se veían hermosos en todas.—¡Ya, me rindo, no puedo más! —murmuró él bajando a la bebé de sus hombros y abrazándola con ternura mientras le daba un beso en la mejilla—. ¿Cómo puede aguantar tanto?Blair rio y miró los ojitos adormilados de su hija.—No creas, un baño y en cinco minutos estará dormida.Y no se equivocaba, porque apenas llegaron a la habitación y metieron a aquella bebé a la bañera de agua caliente, y en pocos minutos cayó rendida en su cuna.—Voy a pedir de comer, ¿se te antoja algo? —preguntó Nate y ella suspiró.—Mientras sea comida, te juro que podría comerme uno de los
Ranger no sabía exactamente qué estaba buscando, pero llevaba en la sangre esa capacidad para rastrear y una lógica perfecta en la que las piezas se iban uniendo poco a poco, incluso aunque al inicio no significaran nada. Así que esperó pacientemente a que la mujer al teléfono le diera una respuesta.—Tres mil ochocientos cuarenta y cinco —dijo la señorita del banco—. Es la suma que acaban de retirar hace unos minutos, tres mil ochocientos cuarenta y cinco. ¿Hay algún problema con la cuenta? ¿Quiere reportarla?—No, ninguno, ninguno problema. Es solo que no me salió el recibo del cajero y quería comprobar —aseguró Ranger y colgó mientras su cerebro hacía girar aquellos engranajes.Tres mil ochocientos cuarenta y cinco era un número demasiado específico, así que algo le decía que sui Blair había extraído esa cantidad era porque no necesitaba ni un dólar más ni un dólar menos.Se encaminó hacia la empresa de seguros y pidió hablar con una ejecutiva.—¿En qué puedo ayudarlo, Señor Wallis
Los labios de Nate se convirtieron en una línea fina porque sabía que eso era cierto, y su mejor amigo bufó con fastidio porque estaba evidentemente de acuerdo.—¡Diablos, tiene razón! Pero no podemos descartar nada —gruñó Ranger molesto y decidió que quizás aquel era un buen momento para obtener más información de ella. De verdad no quería sospechar, pero su mejor amigo era Nate y a él era a quien le debía lealtad—. Necesito que me hables de la gente en tu vida. Además de la señora Margo, ¿amigos, parejas... alguien que tenga algo contra ti?—Ranger... Déjala...—No, Nate, son preguntas simples. Quizás alguien de su vida este detrás de esto...—Pero...—Nate, está bien —lo interrumpió Blair—. Él tiene que preguntar, pero honestamente no se me ocurre nadie. La verdad es que después de la muerte del padre de Natalie tuve algunos problemas con su familia pero...—¿Cómo fue que murió el papá de Natalie? ¿Porque tuviste problemas con ellos? —la interrogó Ranger y la muchacha se abrazó el