EL DÍA SIGUIENTEUna noche que caía como pocas, una noche que no sería la misma, una noche en la que mil y una cosas más se definirían había llegado, cayendo sobre ella como si la decisión lo hubiera hecho también con la noche, frente al espejo de su habitación, la figura más hermosa, la misma que no había visto de sí misma en tanto tiempo, tal vez en más de siete años desde que dejó de vestirse así al saber que estaba embarazada.Todo estaba en su lugar y en el primer piso de esa mansión ya podía escuchar tantas voces intercambiadas, sonido de vasos chocando, bocadillos, ya podía imaginarse todo lo que allí estaba pasando.En el espejo frente a ella no podía ver a la misma Abril, ahora había otra versión de ella, esa poderosa, esa llena de confianza, su elegancia, su sensualidad puesta nuevamente en el mismo cuerpo. El vestido negro solo enfatizaba la hermosa figura de su cuerpo, el escote, todo era perfección en ella.En cuanto se sintió lista para salir, terminó con los dos últimos
¡Increíble! ¡Sí, fue increíble! ¿Cómo? ¿De quién fue la idea? ¿Su corazón? ¿Su deseo por ella? ¿O esa vocecita en su cabeza que le había estado gritando durante tantos meses que la llevara a donde pudiera, como pudiera? Al final, el caso fue el mismo, él había sucumbido a su belleza, a su pura tentación y a todo de lo que estaba hecha.¡Increíble! ¡Sí, fue increíble lo que hizo! Pero ya estaba hecho y lo peor es que no se arrepintió, por más que lo intentó no se arrepintió. Exasperado, Lucian se inclinó hacia adelante en el lavabo de ese baño de lujo y se dio un par de segundos. Miró su reflejo en el espejo y no pudo reconocerse. Estaba sin camisa, con el trabajado abdomen al descubierto. Las líneas de su rostro eran tan perfectas como el color de sus ojos. Lo que estaba experimentando era algo que nunca antes había sentido. Si tan solo pudiera cerrar los ojos y regresar a California, estando frente a su escritorio, trabajando como siempre mientras ella estaba en su habitación con su
ESCOCIA, REINO UNIDO CASINO ARCAN La mañana siguiente llegó como si nada hubiera pasado cuando la verdad era que había pasado de todo y más. Todo a su alrededor se sentía diferente, era como si se hubiera despertado con la colonia de Lucian en su cuerpo, era como si su piel todavía ardiese contra la de ella, el calor de esa mañana traía consigo un fuego especial. Fuera lo que fuese, tenía que parar. Ese no fue el trato, pero ¿quién fue el primero en ceder? Sólo tenía una cosa en mente, tenía que parar, necesitaba dejar de respirar su colonia y dejar de escuchar sus propios sonidos que habían llenado la oscuridad de esa noche donde no tenía control de sí misma. Envuelta en un vestido largo rojo, Madeline continuó su camino hacia el casino donde se suponía que debía ver a Lucian ya que había preguntado por él y le habían informado que Lucian había ido a una reunión importante y que no podía esperarla más. . Parecía que no iba a ser realmente difícil continuar con sus vidas como solía
Pero… ¿Cómo empezó todo? Ya habían pasado algunos años desde la primera traición, pero ella nunca se rindió, pero sabía que había alguien a su lado que siempre la iba a necesitar y fue por esa personita que decidió seguir adelante… Quizás, suerte. iba a sonreírle pronto. El viernes por la noche, la misma rutina que nunca la abandonó desde que comenzó esa nueva vida. Era exactamente el tipo de vida que nunca había esperado vivir, pero siempre era mejor que saber que su pequeño milagro se iba a la cama con el estómago vacío. No le importaba quién era en el pasado ni con quién estaba casada antes de su maldita traición, nada de eso importaba ahora porque lo único que ocupaba su mente era saber que estaba bien escondida así que el bastardo que le hizo eso nunca la encontraría. Viernes por la noche y nada cambió. Los ruidos fuertes, la música que no podía tolerar y sus letras obscenas, las jóvenes que debían usar esas faldas cortas negras y blusa blanca de tres botones que resaltaba sus
Caminando entre las mesas, Abril se aseguraba de que todos los clientes estuvieran bien atendidos, no faltaba nada porque mientras mejor servicio les diera a los clientes, mejor sería el suyo. Aunque la gente pensaba que ella trabajaba en ese lugar haciendo cosas que no estaban bien para una madre soltera, la realidad fue que mayo de abril llevaba una vida diferente. ¡Sí! Había mujeres que siempre estaban dispuestas a hacer un trabajo extra para conseguir más facturas, pero Abril no era una de ellas. Poco a poco, aprendió que cada persona tenía una razón para hacer cosas que podrían ser cuestionables para otros, y tenía que respetar eso porque ella también tenía una razón para estar trabajando allí incluso cuando ya era madre. De repente, la oscuridad y la maldad pura cayeron en ese lugar sin que la propia Abril lo hubiera visto venir, un bar que constaba de dos pisos con los hombres con un poco más de dinero arriba porque si de algo había que decir era que la gente con mucho dinero
Siempre era la misma historia de su vida, pero la diferencia era que ahora había un maldito bastardo que no iba a salir de aquel bar con la cabeza vacía. Desde el mero instante en que sus lascivos ojos se posaron en ella, supo que no había otra mujer que pudiera compararse a ella. Había algo en ella que lo volvía loco, tal vez fuera la forma en que intentaba desesperadamente cubrirse el pecho o el culo sin dejar de lado su elegancia. No era como las mujeres que trabajaban allí, era un diamante entre las piedras porque mientras las demás estaban dispuestas a hacer cualquier cosa y todo a la primera con tal de conseguir una propina extra, allí estaba ella, ofendiéndose por la forma en que aquel cabrón le había hablado. ¡Venga ya! Todas las mujeres eran iguales, la única diferencia estaba en la diferencia entre las mujeres que se apresuraban a aceptar esa propina extra y las que se hacían las difíciles. En el suelo, con las lágrimas cayendo de sus ojos, aún tuvo tiempo de pensar en lo
A toda prisa, Abril se acercó a la barra donde su amiga servía las bebidas. Adele se preocupó en el mismo instante en que se dio cuenta de que su amiga se acercaba de esa manera. No parecía la chica fuerte que estaba dispuesta a enfrentarse al mundo entero con tal de conseguir dinero para su hijo y hacerle vivir de la forma más feliz posible. —¿Qué pasa, Abril? ¿Estás bien, cariño? Abril suspiró. No quería llorar, no quería demostrarle lo frágil que era, sólo quería enfrentarse al mundo por su hijo como siempre había hecho. Pero si había alguien a quien no podía mentir, esa era Adele. —Abril, ¿qué está pasando?— Adele levantó un poco la voz.Abril se limitó a negar con la cabeza. —Abril, ¿un cabrón ha intentado hacerte algo?—. Adele sabía muy bien que si había una forma de liarla era abusando de ella. Abril volvió a negar con la cabeza. —No, no es nada. No es nada, Adele. —Dime qué te pasa y te juro que mataré al cabrón que... —¡Adele!— Gritó una tercera voz. Adele puso los o
Al igual que el mes pasado, Abril había acudido a su cita médica, pero del mismo modo que las tres últimas veces, Abril había ido sola. Su ginecólogo le había hecho la misma pregunta, ¿por qué no está aquí su marido? Y ella respondió lo mismo, ha estado trabajando mucho. Quiere darle lo mejor de lo mejor a nuestro bebé. Pero ustedes son una de las familias más ricas de la ciudad. Y con eso, el médico la dejó sin habla. Cuando el médico comprendió que no tenía derecho a hablar de cosas que no sabía, decidió ir al fondo. Pronto, Abril iba a dar a luz a un precioso bebé y necesitaba estar bien hasta que llegara ese momento y, por supuesto, durante el resto de sus días, ya que su bebé iba a necesitarla para siempre. Abril aceptó y le prometió al médico que iba a estar bien por su bebé, por ella misma y por su marido porque si había algo cierto era que Abril quería a su marido más de lo que podía quererse a sí misma. Pero todo eso cambió ese día cuando llegó antes, ya que había olvidado q