Molesta, luchando con más fuerza porque él la soltara, todo lo que pudo hacer fue pelear en vano ya que la fuerza que él había puesto sobre ella era demasiada. Tanta fuerza sobre ella la estaba haciendo sentir tonta una vez más, no había mucho que pudiera hacer más allá de llamar la atención de todos sus compañeros, los mismos que se atravesaban por su camino viendo la escena. Y mujeres más adelante todo lo que podían hacer era desear ser llevadas hasta el fin del mundo por un hombre como Brandon Lambert. ¡Qué estúpidas! Al parecer, lo que ellas no iban a lograr entender nunca es que el paraíso con el que muchas sueñan es el infierno de quien lo está viviendo. Jóvenes especulaban al ver la escena, al mismo tiempo que se dejaban llevar por la emoción de ver a una joven de su escuela siendo llevada por un hombre tan guapo y joven, sin contar lo millonario que podía ser ya que, a leguas se veía que para él, el dinero era un adorno más.Finalmente, cuando Cristal y Brandon llegaron al e
Tan pronto como se dio cuenta de lo que ella estaba pensando, tan pronto como se recordó a sí misma que eso no era correcto, Cristal bajó la mirada, rogando porque el camino fuera más rápido de lo que ella recordaba o de lo que estaba sintiendo.—Para mañana quiero el horario de tus clases. —Dijo Brandon de manera fría, como ya era costumbre.Esas palabras lograron llamar la atención de Cristal. — ¿Qué? —Preguntó ella queriendo pensar que había entendido mal.—Ya te lo dije, Cristal, quiero tu horario, el horario de tus clases.—Pero, ¿para qué?Brevemente, Brandon la miró. —Porque pienso venir por ti.Cristal desvió la mirada, no porque le hubiera gustado la idea de ser recogida por su esposo sino porque, él estaba cumpliendo su palabra cuando dijo que le iba a hacer la vida imposible y que había cosas que no volvían tan fáciles como lo era su libertad. No importaba cuánto ella se esforzara por traer su vida de vuelta, claramente se veía que era la misma vida la que estaba en su cont
Viernes por la mañana. Cristal comenzaba a levantarse. Del baño, un hombre con la toalla blanca enredada alrededor de su cintura mientras el torso se mantenía al desnudo, con su mano derecha y una toalla en ella, Brandon secaba su cabello.Involuntariamente, Cristal bajó la mirada al ver a Brandon de esa manera. Tan expuesto a la persona que entrara o que estuviera ahí.— ¿Estás segura que no quieres que vaya por ti? —Preguntó Brandon sin darle la mirada a Cristal. —Ya te lo dije, solo iré a entregar un par de cosas. —Contestó Cristal.Una vez más todo quedó en silencio. Ya no era un silencio incomodo entre ellos, ahora solo Cristal lo veía como un silencio que claramente, podía aprovechar para preguntar todo aquella que se reducía a una sola pregunta y que le estaba matando.— ¿Brandon? —Llamó Cristal.— ¿Sí, Cristal? —Preguntó Brandon rebuscando entre los cajones la ropa que usaría ese día.— ¿Por qué… haces esto?— ¿Hacer qué?— ¿Por qué te muestras tan amable? Esto es tan ex
Mientras en la casa de los Lambert, el abuelo de Brandon parecía no poder dejar de ver el día en que en sus brazos tuviera al heredero de la empresa, aquel niño que estaba destinado a seguir las órdenes que su padre ya había seguido. Era cierto que por el otro lado no podía forzar las cosas y presentarse frente a la esposa de su nieto de buenas a primeras felicitándola por un embarazo del que no estaban seguros aunque el abuelo de Brandon quisiera creer lo contrario. Simplemente él pensaba ya estar seguro de aquel niño que venía en camino. Muchas cosas estaban por pasar, muchas puertas estaban por abrirse con el nacimiento de aquel bebé. El mismo abuelo de Brandon se iba a encargar de su crianza y le iba a demostrar a su nieto que incluso su hijo podía ser mejor, al final, ¿para qué? ¿Demostrar qué? ¿Demostrar que podía ser mejor mascota?Tarde o temprano el abuelo de Brandon iba a pagar por cada uno de sus errores, por cada una de sus palabras. De la misma manera que pagaría el abuel
Y mientras el proceso comenzaba, Cristal no evitó cerrar los ojos al momento en que pensaba en aquellos días que se pueden solo describir como un total infierno. La manera en la que ese matrimonio comenzó, la manera en la que su abuelo se atrevió a casarla de esa manera con un hombre desconocido, la manera en la que su amor del pasado se perdió y que fuera el mismo hombre que la entregó a aquellos doctores, viendo frente a sus ojos como la amarraban a la camilla y él no hacía nada, dejando una triste rosa en sus manos de manera descarada. El momento de la verdad había llegado. Una lágrimas cayó de sus ojos al momento de recordar lo triste que había sido su vida.Y Brandon, ¡qué equivocada estaba Cristal al pensar que Brandon era un insensible que jamás sería capaz de sentir lo que Cristal estaba sintiendo! Inesperadamente los ojos de Brandon se abrieron de manera sorpresiva al darse cuenta de ella lloraba. No sabía la razón pero podía pensar que él era el único deseando un hijo, segur
Uno, dos, tres, cuatro… diez minutos, los dedos siguiendo una melodía inexistente sobre su rodilla, la misma que se movía con impaciencia, como si esperara algo, como si algo estuviera por pasar. De la mente no se podía quitar lo que la doctora había dicho. Conforme los minutos fueron pasando, él fue capaz de darse cuenta que nada estaba en ella, ella no era la culpable de las cosas que pasaban, por mucho que la ciencia avanzara, había algo que ella no podía tocar, en lo que no podía mandar y eso era lo que estaba escrito en el libro de la vida, el libro del destino. Ese bebé no estaba destinado a nacer.A su lado, Cristal se mantenía con la mirada baja mientras sus manos se aferraban a la bolsa de mano que llevaba. Ella tampoco tenía palabras, la sorpresa apenas parecía caer sobre ella. Habían sido tantas cosas en tan solo un segundo. Seguramente, si alguien estuviera con ella, viendo de cerca lo que estaba viviendo, viéndola actuar día con día, solo podría decir que ella estaba dese
Siete de la noche más media hora. El momento que Brandon le había dicho a Cristal que esperara, había llegado. Frente al tocador de la habitación que compartía con su esposo, fue capaz de darse cuenta lo bella que lucía esa noche al mismo tiempo, de lo vacío que lucían sus ojos. Era una mentira creer que aquella noticia que le habían dado precisamente en ese día que debía de ser especial, esa noche donde ella debía mostrarse ante el mundo como una esposa felizmente casada, era la noche en la que más sola se sentía. Era cierto que la manera en la que Brandon la había entregado a los doctores para forzarla a embarazarse no había sido la correcta pero también era cierto que tan pronto como ella se fue haciendo la idea de ser madre, en el corazón ya sentía agradecer que Brandon la hubiera forzado a hacer eso.Brandon podía ser la peor persona del mundo pero eso tampoco significaba que fuera también quien se aprovechara de las mujeres y en este caso, de su esposa.¿Qué había sido de su v
Siendo ese momento por el que más ella esperaba, sintiendo ser él su perdición al mismo tiempo que su salvación, con pasos lentos, queriendo ver todo eso como una pesadilla, queriendo pensar que Brandon seguían siendo un hombre libre, el mismo hombre libre que le había dicho que llegaría el día en que ellos se casarían. Seguramente ni Brandon tenía la más mínima idea de lo que Tábata sufría noche tras noche. — ¿Brandon? —Llamó Tábata detrás de él.Inmediatamente este volteó. Una sonrisa se hizo en su rostro al darse cuenta de quien se trataba.— ¡Tábata!Y sin más, sin un segundo más que perder, la abrazó con fuerza, si tan solo él supiera que el abrazo que él le estaba dando en ese momento no significaba lo mismo para ella que para él.Mientras para Brandon ese abrazo representaba la alegría que sentía al verla, para ella representaba una esperanza que ella podía tener de que él pudiera sentir algo más que solo cariño por Tábata. Si tan solo ella tuviera esa seguridad, segurame