Viernes por la mañana. Cristal comenzaba a levantarse. Del baño, un hombre con la toalla blanca enredada alrededor de su cintura mientras el torso se mantenía al desnudo, con su mano derecha y una toalla en ella, Brandon secaba su cabello.Involuntariamente, Cristal bajó la mirada al ver a Brandon de esa manera. Tan expuesto a la persona que entrara o que estuviera ahí.— ¿Estás segura que no quieres que vaya por ti? —Preguntó Brandon sin darle la mirada a Cristal. —Ya te lo dije, solo iré a entregar un par de cosas. —Contestó Cristal.Una vez más todo quedó en silencio. Ya no era un silencio incomodo entre ellos, ahora solo Cristal lo veía como un silencio que claramente, podía aprovechar para preguntar todo aquella que se reducía a una sola pregunta y que le estaba matando.— ¿Brandon? —Llamó Cristal.— ¿Sí, Cristal? —Preguntó Brandon rebuscando entre los cajones la ropa que usaría ese día.— ¿Por qué… haces esto?— ¿Hacer qué?— ¿Por qué te muestras tan amable? Esto es tan ex
Mientras en la casa de los Lambert, el abuelo de Brandon parecía no poder dejar de ver el día en que en sus brazos tuviera al heredero de la empresa, aquel niño que estaba destinado a seguir las órdenes que su padre ya había seguido. Era cierto que por el otro lado no podía forzar las cosas y presentarse frente a la esposa de su nieto de buenas a primeras felicitándola por un embarazo del que no estaban seguros aunque el abuelo de Brandon quisiera creer lo contrario. Simplemente él pensaba ya estar seguro de aquel niño que venía en camino. Muchas cosas estaban por pasar, muchas puertas estaban por abrirse con el nacimiento de aquel bebé. El mismo abuelo de Brandon se iba a encargar de su crianza y le iba a demostrar a su nieto que incluso su hijo podía ser mejor, al final, ¿para qué? ¿Demostrar qué? ¿Demostrar que podía ser mejor mascota?Tarde o temprano el abuelo de Brandon iba a pagar por cada uno de sus errores, por cada una de sus palabras. De la misma manera que pagaría el abuel
Y mientras el proceso comenzaba, Cristal no evitó cerrar los ojos al momento en que pensaba en aquellos días que se pueden solo describir como un total infierno. La manera en la que ese matrimonio comenzó, la manera en la que su abuelo se atrevió a casarla de esa manera con un hombre desconocido, la manera en la que su amor del pasado se perdió y que fuera el mismo hombre que la entregó a aquellos doctores, viendo frente a sus ojos como la amarraban a la camilla y él no hacía nada, dejando una triste rosa en sus manos de manera descarada. El momento de la verdad había llegado. Una lágrimas cayó de sus ojos al momento de recordar lo triste que había sido su vida.Y Brandon, ¡qué equivocada estaba Cristal al pensar que Brandon era un insensible que jamás sería capaz de sentir lo que Cristal estaba sintiendo! Inesperadamente los ojos de Brandon se abrieron de manera sorpresiva al darse cuenta de ella lloraba. No sabía la razón pero podía pensar que él era el único deseando un hijo, segur
Uno, dos, tres, cuatro… diez minutos, los dedos siguiendo una melodía inexistente sobre su rodilla, la misma que se movía con impaciencia, como si esperara algo, como si algo estuviera por pasar. De la mente no se podía quitar lo que la doctora había dicho. Conforme los minutos fueron pasando, él fue capaz de darse cuenta que nada estaba en ella, ella no era la culpable de las cosas que pasaban, por mucho que la ciencia avanzara, había algo que ella no podía tocar, en lo que no podía mandar y eso era lo que estaba escrito en el libro de la vida, el libro del destino. Ese bebé no estaba destinado a nacer.A su lado, Cristal se mantenía con la mirada baja mientras sus manos se aferraban a la bolsa de mano que llevaba. Ella tampoco tenía palabras, la sorpresa apenas parecía caer sobre ella. Habían sido tantas cosas en tan solo un segundo. Seguramente, si alguien estuviera con ella, viendo de cerca lo que estaba viviendo, viéndola actuar día con día, solo podría decir que ella estaba dese
Siete de la noche más media hora. El momento que Brandon le había dicho a Cristal que esperara, había llegado. Frente al tocador de la habitación que compartía con su esposo, fue capaz de darse cuenta lo bella que lucía esa noche al mismo tiempo, de lo vacío que lucían sus ojos. Era una mentira creer que aquella noticia que le habían dado precisamente en ese día que debía de ser especial, esa noche donde ella debía mostrarse ante el mundo como una esposa felizmente casada, era la noche en la que más sola se sentía. Era cierto que la manera en la que Brandon la había entregado a los doctores para forzarla a embarazarse no había sido la correcta pero también era cierto que tan pronto como ella se fue haciendo la idea de ser madre, en el corazón ya sentía agradecer que Brandon la hubiera forzado a hacer eso.Brandon podía ser la peor persona del mundo pero eso tampoco significaba que fuera también quien se aprovechara de las mujeres y en este caso, de su esposa.¿Qué había sido de su v
Siendo ese momento por el que más ella esperaba, sintiendo ser él su perdición al mismo tiempo que su salvación, con pasos lentos, queriendo ver todo eso como una pesadilla, queriendo pensar que Brandon seguían siendo un hombre libre, el mismo hombre libre que le había dicho que llegaría el día en que ellos se casarían. Seguramente ni Brandon tenía la más mínima idea de lo que Tábata sufría noche tras noche. — ¿Brandon? —Llamó Tábata detrás de él.Inmediatamente este volteó. Una sonrisa se hizo en su rostro al darse cuenta de quien se trataba.— ¡Tábata!Y sin más, sin un segundo más que perder, la abrazó con fuerza, si tan solo él supiera que el abrazo que él le estaba dando en ese momento no significaba lo mismo para ella que para él.Mientras para Brandon ese abrazo representaba la alegría que sentía al verla, para ella representaba una esperanza que ella podía tener de que él pudiera sentir algo más que solo cariño por Tábata. Si tan solo ella tuviera esa seguridad, segurame
Inmediatamente el gesto y la leve sonrisa que Brandon tenía en el rostro fue remplazado por todo el coraje que sentía por su madre al verla frente a él. En mala hora ella se presentaba como si nada hubiera pasado, como si apenas hubiera sido ayer en el momento en que se vieron. Sin duda esa mujer era una descarada, alguien que no merecía haber tenido un hijo como Brandon, que en el fondo de aquel gesto duro, aquella forma de imponerse ante todos, había un hombre que realmente necesitaba amor, que soñaba con vivir y morir por el mismo. Entonces, ¿cuál era la realidad de lo que pensaba Brandon acerca del matrimonio? La verdad era que era una mentira decir que Brandon no quería casarse por querer vivir una vida sin preocupaciones, no, la verdad era que él no quería casarse, nunca lo quiso, por miedo a crear la familia que su madre y su padre había creado cuando al final, eso estaba haciendo él a obligar a Cristal a tener un hijo.Ahora más que nunca agradecía que ella no estuviera emba
Bebiendo de un solo trago el licor que estaba en su copa, Brandon se llevó las manos al cabello de manera desesperada. No podía creer lo que acababa de confesarle a Cristal, no podía creer que había dejado hablar a su interior antes que a el mismo. Acaso, ¿ella comenzaba a atraerle? O quizá, más que eso, ¿comenzaba a querer una parte de ella?En ese momento su celular sonó en el bolsillo de su pantalón. Inmediatamente él contestó queriendo deshacerse de las palabras que retumbaban en su mente.—Habla Brandon Lambert, ¿en qué puedo servirle?—Brandon —expresaron del otro lado de la línea.El sentimiento de coraje bajó en el interior de Brandon al escuchar aquella voz.—Enrique, ¿sucede algo?—Hay algunos asuntos en la empresa, tienes que venir a dar la autorización para algunas transacciones que están a punto de hacerse. — ¿Tiene que ser ahora? Estoy en una reunión familiar.—Mañana los inversionistas estarán aquí a primera hora, no creo que tengas el tiempo de recibirlos al mismo t