Cuando llegaron finalmente a la casa que habían estado compartiendo por tanto tiempo Cristal y Brandon, él le abrió la puerta para que ella pudiera bajar más rápidamente. Ahora que lo notaba un poco más, ahora que pensaba en lo que había sido su viaje un viaje en silencio, sin mucho que decir, sin palabras del uno para el otro, Cristal dejándole ver lo cansada que estaba al mismo tiempo que cerraba los ojos ligeramente y se perdí en sus pensamientos o quizá, en la nada, nunca Brandon lo sabría, fue como se dio cuenta de cuán cierto era lo que la secretaria de su esposa le había dicho. Eliot tenía razón, ella no lucía bien en lo absoluto.Si por él hubiera sido, se hubiera ido al hospital más cercano pero la verdad es que ninguno le debía nada al otro como para que se mostraran toda amabilidad cuando antes solo se habían mostrado las ganas que tenía de terminar el uno con el otro. —Vamos, Cristal, ya llegamos —habló Brandon con amabilidad.Cristal bajó del auto con cuidado.A Bran
Frente al escritorio, estando sentada frente a la silla que Brandon ocupaba y la que no estaba ocupando en el momento, Tábata sonrió, llevaría su plan con calma, haría que nadie sospechara, se mostraría genuina como siempre lo había con la diferencia que ahora solo era una mentira, ella no estaba dispuesta a soportar más los malos tratos de Brandon, ella le había dado pero nunca había obtenido nada de vuelta. Le había dado la oportunidad de quererla despacio, lentamente, casi sin que él mismo lo notara peo él simplemente se cegó por el mundo a su alrededor y después, por una mujer que llegó de pronto, de la que nadie sabía de su existencia para pasar a ser la señora de Lambert. Brandon debía de estar por llegar y ella estaba dispuesta a esperar un poco más por él. A su mente llegó la conversación que había tenido con la madre de Brandon. Tenía que funcionar, tenía que funcionar lo quisiera o no porque si ella era descubierta, todo el mundo se vendría abajo. Haciendo reposa
Miles de recuerdos en su mente ninguno de ellos bueno, ni siquiera recordaba un solo momento de plena felicidad a lado de Brandon. Había estado con él una sola vez, él había sido el primer hombre en su vida pero al final, ¿para qué? Nada de eso significaba nada cuando él estaba enamorado de otra mujer?Recostada en la cama, teniendo el celular a su lado, pensando que en cualquier momento Brandon le llamaría para saber cómo estaba, su celular sonó.Con cuidado lo tomó. No, no era Brandon, ¿hasta cuándo iba a entender que a él no le importaba?Era la llamada de Wyatt.—Habla Cristal, ¿necesitas algo? —Preguntó ella con seguridad.—Cristal, soy yo, Wyatt.—Sí, ¿necesitas algo?— ¡Wuoo! Un poco agresiva, ¿no es así?Cristal cerró los ojos. Wyatt no tenía la culpa de todo lo que le estaba pasando a Cristal con Brandon.—Lo siento, lo siento, Wyatt, no, no sé qué es lo que me pasa, lo siento. ¿Necesitas algo?—Me debes una cena desde hace mucho tiempo, ¿no lo recuerdas ya? Estabas muy o
Y justamente después de que Cristal le dijera a Wyatt lo que quería de comer y entregarle los ingredientes, Wyatt le pidió que simplemente se sentara en el pequeño comedor que estaba en la gran cocina de esa casa.Cristal no se veía nada bien, tampoco se veía exactamente mal como para llevarla a un hospital. Cristal solo parecía que estaba cansada, sin nadie que estuviera cerca de ella para ayudarla, para escucharla, para ofrecerle u hombre si quería llorar o incluso, para compartir todos aquellos chistes de lo que ella se quería reír. Ahí estaba Wyatt, a su lado, queriendo que ella lo viera como la persona en la que podía confiar, a la persona que le podía contar todo lo que ella quisiera.— ¡Seré el mejor chef del mundo! —Dijo Wyatt poniéndose el delantal para comenzar a cocinar.Cristal, estando sentada casi frente a él no pudo evitar sonreír ante las palabras y la actitud de Wyatt. Nunca antes hubiera imaginado que de esa manera ellos terminarían compartiendo un buen momento
Siendo cuidadosos pero a la vez, costándole mucho trabajo, Brandon entró en la habitación de aquel hotel que había reservado para pasar la noche. Tan pronto como se asegurara que Tábata estaba bien, tan pronto como la pusiera en la cama y la cubriera con las sábanas blancas, él saldría rumbo a Cristal. Ni siquiera había tenido el tiempo de hablar con ella para saber cómo estaba.Había estado tan ocupado con la conversación de Tábata, con todo eso que le estaba diciendo con respecto a sus sentimientos por él que ni siquiera había pensado en Cristal y no porque se hubiera olvidado de ella sino porque no quería manchar el amor que sentía por ella.Por Tábata ya no sentía nada, nunca lo sintió. No le sorprendía que ella sintiera todo eso por él, le sorprendía que ni siquiera tenía la fuerza para hacerle frente a aquellas palabras de la mujer que había sido su amiga por tanto tiempo. —Vamos, Tábata, vamos, con cuidado —dijo Brandon al momento que pondría el cuerpo de Tábata en la cama.
Una nueva mañana había llegado, una mañana que se mostraba vacía. Los ojos de Cristal se abrieron poco a poco, los rayos de sol entrando por su ventana hicieron a que el cuerpo de Cristal se sintiera cálido. Tan pronto como se fue dando cuenta del lugar donde despertaba y de la manera en que lo hacía, miró el vestido con el que estaba descansando. Seguramente la noche había sido larga hasta el punto de haber dormido de esa manera.Conforme se fue haciendo consciente de la realidad a su alrededor, sus ojos se abrieron de manera sorpresiva al darse cuenta que a lado de la cama, sobre ella recargado estaba la última persona con la que hubiera imaginado despertar.Ni siquiera recordaba lo que exactamente había pasado una noche atrás, Brandon no había llegado a dormir pero y si al final, ¿él si había llegado a dormir? ¿Y había visto a la orilla de la cama a su mejor amigo incluso si ya no parecía serlo más? ¡No, él no pudo verlos! Él pensaría cualquier otra cosa.Pero al final, seguí
Y tal como ella lo había dicho, después de una hora ellos salían de ahí, siendo acompañados el uno por el otro siendo solo compañeros, solo socios de trabajo y nada más, incluso si había un papel que seguía diciendo que ellos estaban casados ante la ley y quizá, ante sus familias.Lo cierto era que Cristal había cambiado mucho desde el momento en que adquirió un papel importante en aquella empresa. ¿Qué era lo que podía sentir Brandon ante eso? Nada más que felicidad por ella, porque la sabía capaz de triunfar a dondequiera que ella fuera, pues lugar que pisaba era lugar que bendecía con lo que ella era. Cuando llegaron afuera, Cristal sacó las llaves de su bolsa haciéndole saber que ella iba a ser la que manejara. Era claro que no quería sentirse bajo el control de nadie en ningún aspecto de su vida. — ¿No quieres que maneje yo? —Se ofreció Brandon.Cristal lo miró y después, sonrió. —No, gracias, gracias, yo puedo manejar. ¡Oh! Si es que quieres llevar tu auto está bien, nos ve
Con pasos lentos y una sonrisa en el rostro, Cristal se acercó a Brandon en el momento en que él la detuvo de esa manera, como si se tratara de aquella mujer con la que él se había casado en un principio, era hora de hacerle saber que aquella mujer ahora había quedado atrás. Era hora de hacerle saber que de ahora en adelante ella no iba a ser tratada así por él ni por nadie.—Eso es lo único que te importa a ti, ¿verdad? —Preguntó ella con la mirada puesta en él. —Eso es lo único que te hace fuerte, ¿no es así? El poder que los demás te pueden dar no importa qué.— ¿Por qué haces esto, Cristal?— ¿En verdad no lo sabes?— ¡No! ¡No, explícame porque no entiendo en quién te has convertido ahora!— ¡Me he convertido en la persona que tú querías ver al final! En esa mujer me he convertido y es por eso que no voy a dejar que a las demás chicas de aquí, pasen por lo mismo que yo he pasado. ¿O es que te da miedo que una mujer sea más de lo que tú puedes ser? —Preguntó ella con la sonrisa má