Fue de es manera en que Brandon fue capaz de tomar el rostro de Cristal entre sus manos para así, poder mirar directamente a sus ojos. Fue así como él se dio cuenta que la mujer que estaba haciendo latir su corazón como solo una en el pasado había hecho, comenzara a latir más rápido de lo debido.—Por favor, Cristal, dime de qué estás hablando.—No me hagas más daño, basta, Brandon, basta de todo esto.—Cristal.—No te he podido perdonar lo que me hiciste y tú me sigues lastimando.—Cristal.—Solo deja que me vaya de tu vida, así podré estar agradecida contigo por el resto de la eternidad.— ¡Cristal! —Llamó Brandon más fuerte al darse cuenta que su esposa había entrado en un estado de shock.Cristal finalmente lo miró a los ojos y fue en ese segundo en que ella se pudo dar cuenta que por primera vez, un hombre la miraba con amor y con respeto a su persona. Sin poder resistir más lo que los dos estaban sintiendo ahí, Brandon, teniendo el rostro de Cristal entre sus manos, no soportand
Cuando por fin Cristal estuvo en la habitación, no fue capaz de concentrarse en nada más que en lo que había pasado en la noche. Con la bata blanca enredado su cuerpo y con una toalla en la cabeza, Cristal tomó asiento en la cama. Con tantas cosas en la cabeza, con tantos recuerdos que se repetían ahí como si se tratara de una película, en el buró, justamente donde ella tenía casi fija la mirada, logró ver una foto más. La misma foto que había estado en la habitación que ellos habían dejado atrás, ahora era un tamaño más reducido de la misma foto. La misma sonrisa en el rostro de los dos, Brandon no había sido tan feliz como ese día o al menos, al menos era que una noche atrás esa misma sonrisa había sido vista en su rostro.Con cuidado y entre sus manos, tomó la foto del buró. No sabía cómo o porqué pero ella se había metido con Brandon mientras seguramente, en la mente tenía a Tábata.— ¿Por qué? ¿Por qué me hiciste caer en tus encantos? —Preguntó Cristal con dos lágrimas saliendo d
Ocho más treinta minutos de la noche, enfundada en un vestido color negro, que dejaba al descubierto sus hermosos hombros, el cabello castaño recogido a la perfección, el escote entre su pecho que no era vulgar y todo un mundo adelante en el que seguramente, su opinión y su fuerza iban a intentar ser pisoteados. El mundo a su alrededor ya no importaba más. Del brazo de su primo, Cristal llegaba aquel lugar en el que no debía de haber espacio para su esposo, Brandon Lambert. Justamente la celebración del cumpleaños de su abuelo se estaba llevando a cabo.Tan pronto como las puertas se abrieron, los ojos de Cristal se posaron en toda esa gente que había sido invitada solo para ser pisoteada por su abuelo cuando él dijera lo bien que las ventas de la empresa habían ido y por supuesto, gracias al hecho de vender a su nieta como si fuera cualquier otra cosa.Ahí estaba Brandon ya, había sido una mentira cuando dijo que ella no podía asistir por problemas de salud.El corazón de Brandon pa
Asustada, Cristal se movió del escritorio sin dejar caer los documentos que ya había encontrado. La persona que la miraba era la misma que la acechaba para que encontrara el destino que él le había impuesto. La sonrisa en su ostro fue algo que ella no pudo soportar por más que lo intentara.— ¿De qué se trata todo esto? —Preguntó ella de manera molesta, lo que estaba comenzando a sentir por su abuelo era solo odio, odio y nada más que eso.— ¿No los has leído? O, ¿una vez más necesitas tiempo para que te des cuenta de lo que dice y de lo que te has comprometido a hacer?— ¡Dime de una vez por todas de qué se trata esto!— ¡No te atrevas a gritarme!— ¡No lo hago mientras me digas que es lo que está pasando!—Este es un nuevo contrato, querida nieta mía, ¿no lo has leído? ¿Necesitas que venga alguien y lo traduzca para ti? ¿Necesitas que venga Brandon y se entere de esto?Cristal negó con la cabeza sin querer ver el monstruo que la había criado. Su abuelo nunca fue bueno, su abuelo sol
Mientras en la fiesta, Brandon se mantenía observando los pasillos de la casa de los Bennett sin ver salir a su esposa de ningún lado, algo no estaba bien y ahora que lo pensaba, ¿qué estaba bien en su vida desde el momento en que ellos dos se habían unido en matrimonio? Nada estaba bien. Nada.A su lado, llegó el primo de Cristal.— ¿Sabes dónde está mi prima? —Preguntó Sebastián bebiendo de su copa de vino. Brandon lo miró. —Vi que entró contigo, ¿dónde está?—Pues ya ves que no está conmigo. —Dijo Sebastián viendo a Brandon preocuparse.Ahora que lo pensaba, había visto a su esposa con su abuelo platicar. Eso solo podía significar una cosa, una sola cosa. Cristal, su esposa, estaba en problemas.En el momento en que Brandon se decidía por ir a buscar a su abuelo, su celular comenzó a sonar prontamente. Brandon miró a Sebastián como si de esa manera le pidiera permiso para contestar antes de ver a su esposa.—Haz lo que quieras —dijo Sebastián, caminando hacia al frente para
Por su parte. Cristal ya no sabía qué más pensar, primero era él el hombre que la había tratado con tanto amor una noche atrás y ahora era él el hombre que solo se había quedado observando todo desde una distancia mientras ella era humillada por su propio abuelo junto con el señor Lambert.Asustada o mejor dicho, queriendo parecer que estaba asustada cuando realmente estaba alegre de lo que acababa de ver que le habían hecho a Cristal, Tábata fue detrás de ellos.Justo en la salida los veía, todo de lo que sus ojos fueron testigos fue de la manera tan detestable en que Cristal hacia a un lado a Brandon como si no quisiera ella que él fuera su protección en ese momento y dadas las circunstancias, ¿quién quisiera un hombre que se comportara como su protección frente a todo el mundo cuando la realidad es que él se había burlado de ella desde unos metros atrás?—Suéltame y déjame ir —pidió ella con lágrimas en los ojos.— ¡No lo haré! ¿Por qué todo lo ves cómo solo tú quieres verlo? ¿Por
Mientras en la casa de los Lambert, el señor Lambert y la señora Victoria bebían y comían de los bocadillos que la servidumbre había llevado. No había otra cosa de la que hablaran ahí que no fuera de negocios y de más negocios.—Al menos mi nieto está haciendo algo bien —dijo el señor Lambert claramente molesto aún por lo que no había logrado hacer en esa mañana.Iba de camino a la casa de los Bennett cuando la llamada de Enrique lo hizo desviar su camino solo para decirle que necesitaba hablar con Brandon sobre un negocio que iba a comenzar a tomar lugar entre ellos.—Por favor, señor Lambert, mi hijo siempre ha mostrado ser una persona que se toma con responsabilidad todo lo que tenga que ver con la empresa —dijo la señora Victoria. El señor Lambert solo hizo un gesto no muy amable para después, beber de su copa de vino.—Bueno, ¿y por qué no nos hablas del asunto de la empresa? Yo también merezco saber, ¿no es así?—Por supuesto, señor Lambert —dijo Enrique.En ese momento,
En la casa de Cristal y la misma que Victoria le había dicho que no era suya, se encontraba ella sentada en el sillón sin poder dejar de ver el documento que su suegra le había dejado. Todo lo que esa mujer quería era seguir disfrutando de todo lo que el dinero le daba junto con el poder que tenía su hijo para liderar la empresa. ¿Cuánto más iba a soportar Brandon en la misma situación? ¿Cuánto tiempo más para que él se diera cuenta que su madre solo lo usaba? E incluso si ya lo sabía, ¿cuánto tiempo más tenía que pasar para que el día en que él se le rebelara a su madre llegara?En su celular ninguna llamada. Ya no le importaba en lo absoluto lo que él tuviera que soportar porque más pronto que tarde ellos iban a ser libres como siempre desearon serlo, Cristal viviría la vida que ella quiso desde un principio, Brandon finalmente podría casarse con Tábata, no había nada que los hiciera estar juntos ahora. El corazón de Cristal no podía estar más feliz, simplemente no podía imaginar