Capítulo 10

—Tenías esto planeado, ¿no es cierto? —elevé una ceja, resaltando la obviedad.

—Qué va, las cosas planeadas no son para nada emocionantes —se encogió de hombros.

Se acercó y me tomó por la cadera, levantándome en el aire y depositándome sobre la mesa de billar. Lo hizo con mucha facilidad, como si yo no pesara nada. Sería un halago, pero sé que no estoy tan delgada.

Me sostuve de sus hombros y enredé mis piernas alrededor de sus caderas. Pasó sus manos por mis muslos, ascendiendo, y a medida que lo hacía, subía mi vestido hasta sacármelo.

—Espera, no me desnudes totalmente —tomé sus manos.

—¿Por qué? —ladeó el rostro, algo burlón—. Te da vergüenza.

—Obviamente no, pero alguien podría entrar y... —cubrió mi boca con su mano.

—Nadie nos va a interrumpir a menos que sigas parloteando. No tienen por qué saber que estamos aquí. Si no eres ruidosa, todo irá bien. Además —delineó el borde de mis labios con el dedo—, no es necesario armar tanto drama. Con vestido o sin vestido, cualquiera sab
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