CUBARÁ. Después de revisar mis pacientes, tanto adultos cómo niños, me retiro a tomar un poco de aire fresco, para calmar un poco el cansancio me voy a caminar un rato, me dirijo hasta el sitio donde está la construcción, con alegría y a la vez con una mezcla de tristeza observo que falta poco para terminar el hospital. Me siento un rato en un tronco de árbol que se encuentra cerca y me quedo contemplando a los trabajadores. Al rato veo que Juan Carlos se acerca y se sienta a mi lado. —Hola amor, ¿tienes rato sentada aquí? —No mucho, veo que ya la construcción está casi por terminar. —Sí, los muchachos han trabajado duro. —Ellos son muy buenos trabajando la madera, de eso han vivido durante toda su vida, a través de las generaciones estos pueblos han sobrevivido gracias a eso, no solamente Cubará, también las comunidades vecinas. —Debes sentirte orgullosa, gracias a ti, esto pronto será una realidad. —Si lo estoy, pero yo no soy la ún
ESPAÑA: MADRID. —Amiga que bueno que te veo, tenía muchas ganas de verte. —Hola Elizabeth, si tenías muchas ganas de verme, ¿por qué no me buscaste? —¡Ay! Amiga, lo que pasa es que no estaba en el país, me fui con unos amigos a disfrutar unos días. —¿Dónde estabas? —En Brasil. —¿Qué tal Brasil, te gustó? —Mucho, paseamos por muchos lugares, Sāo Paulo y Río de Janeiro me encantaron, tienes que ir, ¿ya los conoces? —No, Juan Carlos me prometió que me llevaría para la luna de miel. —Caramba, pero creo que se adelantó. —¿De qué hablas? No te entiendo. —Amiga, no sé si decírtelo, pero yo soy tu amiga, por lo tanto no te lo puedo ocultar, me duele muchísimo lo que te está haciendo Juan Carlos y precisamente ahora que están a unos meses de casarse. —Elizabeth, déjate de rodeos y habla, al fin y al cabo eso es lo que quieres decirme desde que me viste, así que suéltalo. —Está bien, pero que conste que lo hago porque eres m
MANSIÓN DE LOS PADRES DE JULIA. —Hola amor, ¿Julia está en la casa?, ya te contó lo que le está pasando con Juan Carlos. —Si llegó , está en su habitación, aún no he hablado con ella, por lo tanto no me ha contado nada, pero ya veo que tú si sabes, cuéntame, ¿qué pasó? —El muy descarado se fue a Brasil y no le dijo nada, ella desesperada preguntó por él y ninguno de su familia le ha dicho dónde está, tuvo que enterarse por medio de una amiga, que él muy sinvergüenza está en Brasil. —Ya va, vamos a calmarnos, estoy notando que estás muy alterado, vamos a ser claros, primero que nada, tengo entendido que ellos rompieron hace mucho tiempo, la única que no quiere reconocer que eso se terminó es Julia. —¡Caramba! Pareciera que estás de acuerdo con ese rompimiento, mientras tu hija vive llorando por los rincones, tú estás muy tranquila. —Amor, escúchame, yo al igual que tú amo a nuestra hija, estoy muy preocupado por ella, pero por el bien de nuestra hija
CUBARÁ. Estamos cenando, Martín con sus chistes nos hace el momento más agradable, Juan Carlos siempre me llena de atenciones, me sirve el agua, me retira los mechones de pelo de mi cara, me limpia las comisuras de los labios, me toma la mano y se la lleva a sus labios. A pesar de todas esas atenciones últimamente se ha comportado muy raro, tiene días durmiendo en la vivienda de Martín, no me ha dado explicaciones del porqué no ha vuelto a dormir conmigo, en realidad no se ha distanciado, siempre está pendiente de mí, me busca, salimos a dar una vuelta por los alrededores, nos despedimos al terminar el paseo con un beso, pero hasta allí, yo no me atrevo a preguntarle por su actitud, sólo dejo que él tiempo corra. Mis pensamientos son interrumpidos por uno de los jóvenes del pueblo que entra muy apurado a la vivienda donde estamos cenando. —Doctorcita, la están llamando por la radio. —¿Quién me llama? —Es el doctor Walter. —¿Walter?, me van a di
MANAOS. —Evaluna, vamos a buscar un hotel para registrarnos, necesitas descansar un rato antes de tu reunión. —No te preocupes por el hotel, ya Walter me reservó. —¡Caramba!, este señor está pendiente de todo. —Así es, siempre que nos reunimos aquí en Manaos me reserva en el mismo hotel. Tantas atenciones me confunden, pero tengo que controlarme, quizás sea como dice Martín, estoy viendo fantasmas donde no los hay. Nos fuimos al hotel, mientras ella descansa yo prefiero salir un rato, me voy al bar del hotel a tomarme un whisky para bajar la tensión, quizás en otra ocasión me hubiese quedado con Evaluna disfrutando de su cuerpo, de su amor, pero prefiero dejarla sola, ella solita tiene que aclarar sus idea, sus pensamientos y si yo no estoy en ellos, entonces con todo el dolor que me ocasione tendré que retirarme. —¡Arquitecto Juan Carlos!, que pequeño es el mundo, ¿cómo estás amigo? —Vaya, en verdad que es pequeño. —¿Qué haces tú por
MANAOS: RESTAURANTE. Noto cierto nerviosismo en Evaluna, pero como toda una dama inteligente, coloca su mano sobre la mía que la tengo posada en su hombro, me mira con esos ojos que me hipnotizan y le dice a todos. —Señores él es el arquitecto Juan Carlos Huerta, está encargado de la construcción del hospital. Uno de los italianos, se levanta de inmediato para extenderme la mano, seguido de inmediato por los otros. —Mucho gusto arquitecto. Walter me cede su asiento, me entrega su mano para saludarme. —Arquitecto, es un placer conocerlo, la doctora Evaluna ya me había hablado de usted, pero no me imaginé que fuera tan joven, espero que su juventud no sea impedimento para ejercer bien su trabajo. —De eso puede estar completamente seguro, al igual que Evaluna, -no la llamé por su título, si no por su nombre de pila, eso lo hice con toda intención- que también es muy joven, ejercemos perfectamente nuestro trabajo. —Puede sentarse por favor, es
MANAOS: HOTEL.Llegamos al hotel, me dirijo a la pequeña cocina que tiene la habitación, hago café, todo esto bajo la supervisión de Juan Carlos que no deja de observarme. —Juan Carlos, ¿quieres café? —Sí por favor, con poca azúcar. —Correcto, esto te ayudará a bajar el nivel de alcohol. Le llevo la taza de café, toma mi mano y me hace señas que me siente a su lado. —Ven siéntate aquí, vamos a tomarnos el café. Toma un sorbo de café sin dejar de mirarme, ya me está poniendo nerviosa, hay algo más detrás de esa mirada. —¿Cuándo me vas a decir lo que pasó con Walter? ¿Me vas a contar lo qué pasó cuando fuiste al baño? —¿De qué hablas? —Amor yo no soy estúpido, sólo estoy esperando que tú me lo cuentes. —Entre nosotros no pasó nada. —Evaluna, está bien, si no me quieres contar, está bien, no te voy a obligar, pero por razones obvias sé que ese hombre está enamorado de ti. Me levanto de la cama, empiezo a quitarme la ropa,
MANAOS: HOTEL. —Mi amor despierta, tenemos que irnos. —Aún es muy temprano, amor te quiero proponer algo. —Dime. —Ayer en el bar del hotel me encontré con un amigo, estuvimos conversando por un buen rato. —Por eso llegaste tarde a la reunión. —Sí por eso llegué tarde, pero no todo es malo, te tengo una buena noticia. Mi amigo es periodista y quiere hacer un reportaje de Cubará sobre la construcción del hospital y de todos los proyectos que tienes para el beneficio del pueblo, quiere entrevistarte. —¿Ahora? ¿Aquí en Manaos? —No, aquí en Manaos no, él quiere ir a Cubará. —¿Cuándo piensa visitarnos? —De eso no hablamos, me di cuenta que ya era tarde y me tuve que despedir sin terminar nuestra conversación, pero él quiere invitarnos a su casa, está casado con una joven de este país, creo que deberíamos aceptar su invitación, vamos a aprovechar que estamos aquí, así te pones de acuerdo con él para la entrevista. —La verdad es q