TRAVOS.
Travos se encontraba en compañía de una bruja roja, las de este tipo eran las más pasionales y era por eso que él las buscaba, los brujos y brujas eran seres libres, en ellos o en la mayoría, predominaba la pasión, ya que su poder iba acompañado de su libido, a mayor poder, más calor sentían, no tenían problema alguno con eso, ni juzgaban a su especie, así fueron creados, pero también se debían a una regla, una vez que encontraban a su media alma, o pareja destinada, solo podían estar con ella, ya que si eres capaz de traicionar a quien está a tu lado cando tus ojos están cerrados, eres capaz de traicionar a todos.
El aquelarre que había formado Travos estaba compuesto por los brujos con mayor poder que existían, en ese aquelarre podías encontrar bujas rojas, seres capaces de manejar los elementos a su antojo, brujos verdes, que podían engañar el corazón y la mente además de manejar a los animales y luego estaban los brujos negros, eran los más peligrosos, seres sin escrúpulos, dispuestos a todo con tal de conseguir poder, ellos estaban formados por los más viejos de la tierra, los que en un principio eran brujos blancos, pero que cambiaron la mitad de alma que tenían a cambio de que se les otorgara más poder, por el solo hecho de poseerlo, entre ellos estaba Travos.
El dolor de este brujo lo llevo a realizar magia que estaba prohibida, y así la media alma que poseía fue tomada como pago, el infierno esperaría por él, cuando su tiempo se agotara ya no habría reencarnación, solo la nada, desaparecería por completo, aun sabiendo esto, hizo el pacto, solo para encontrar a Yunuen, su pareja, pero cuando su poder incremento, la lujuria también y tomo a cuanta bruja se le ofrecía, hasta esa tarde. Rompiendo con su ley más poderosa.
—Travos, ven, tengo calor. — dijo de forma provocadora Maly.
— Ella está cerca. — respondió el hombre mientras sus ojos viajaban por el horizonte como si pudiera ver más allá de lo que se mostraba a la luz del día.
—Ella traerá problemas, sabes que es…
— ¡Si te atreves a decir una sola palabra de mi Yunuen, no quedaran ni tus cenizas! — advirtió, para luego girar y mirar de forma desafiante a la bruja roja.
— Disculpa mi osadía, no lo volveré a hacer, ¿saldrás a buscarla? — pregunto con curiosidad.
— Pronto, debo reunir todo lo necesario para que el hechizo funcione. ¡Archi! — grito un poco molesto por la tardanza de Maly en retirarse, el hecho de sentir la energía de Yunuen cerca, lo hacía sentir mal, al haber engañado a su compañera.
— Señor. — dijo el mago verde apenas ingreso.
— ¿Conseguiste todo? Yunuen está cerca. — el brujo tembló un poco, antes de responder.
— Señor, creo que debería hablar primero con la suprema…
— Tu suprema es mi Yunuen, mi media alma, ella se debe a mi… — Travos no pudo terminar de decir su juramento, pero Archí sí.
— Ella se debe a usted como usted a ella. — el reclamo está allí, Travos llevaba tiempo engañando a su media alma y todo era su culpa, por poseer tanto poder.
— Lo sé, necesito lo que te pedí.
— Tenemos a una niña vampiro, costo conseguir a un vampiro que convirtiera a una niña, pero lo conseguí. — el brujo estaba orgulloso de cómo había usado su magia sobre aquel vampiro solitario y errante.
— ¿Tiene menos de diez años?
— Sí señor, también tenemos al niño humano, solo nos falta el niño lobo, pero estamos cerca de una reserva, la manada Vanagandr.
— Debemos tomarlo a lo último, algo me indica que mi Yunuen se dirige a estas tierras, no quiero comenzar una matanza antes de tiempo, ya después que mi poder este completo nos adueñaremos de todo, ellos serán nuestras mascotas. — dijo con soberbia.
— Travos. — para esta altura los brujos estaban solos, Archí lo conocía desde hacía siglos a Travos, y solo guardaban las apariencias frente a los demás brujos.
— No quiero oírte Archí.
—Pero tendrás, te he servido durante años, conozco tu dolor y el de Yunuen, no olvides que vida tras vida los he ayudado a rencontrarse, pero desde que me pediste que te ayudara con ese conjuro… realmente ya no tienes alma. — dijo con dolor su amigo.
— Lo sé, y es por eso por lo que debemos hacer el mismo conjuro con mi amada, solo así la maldición se terminara, ¿no lo entiendes? ¡Son nuestras almas las que están malditas! — dijo exasperado.
— Pero sin alma ¿qué te atara a ella? — pregunto con toda lógica su lacayo, después de todo era la esencia de sus almas las que se llamaban como el canto de las sirenas a los marineros, para hundirlos en un mar de amor y Lujuria.
— Nuestro amor, por siempre y para siempre, eso es lo que nos mantendrá juntos, la promesa de amor eterno.
— Entiendo tu dolor, pero…
— Pero ¿Qué? — dijo girando y mirando por primera vez los ojos de su antiguo amigo.
— Condenaras el alma de esos tres niños, matar niños no es lo mío.
— Pero ya lo has hecho. — rebatió con burla.
— Pero no sabía que los matarías, tu solo dijiste que te ayudara…
— Y lo hiciste, hace cien años entregué las almas de un vampiro, un humano y una loba menores de diez años, y ese hecho fue lo que provocó que perdiera mi alma, tu no los mataste fui yo.
Hace 100 años Travos perdió la poca alma que tenía, creyendo que con eso se libraría de su condena, la verdad, es que solo se condenó a perder todo.
CALIXTO.
El vampiro que no aparentaba más de 25 años caminaba una vez más por aquel lugar, las décadas habían cambiado un poco el paisaje, pero para él seguía siendo el mismo, un vampiro tan antiguo como él era difícil de sorprender, llevaba casi mil años vagando, su pareja eterna nunca había llegado, y él solo se movía por inercia, buscando a su amada Levana, aquella vampiro que él amaba con locura, su reina, la que los cazadores habían matado por haberse enamorado de uno de ellos, a pesar de que este vampiro la seguía como polilla a la luz, ella se había enamorado de un humano y no cualquier humano, era un cazador, trato de advertirle, trato de salvarla, pero todo fue en vano, la perdió, aun así Levana le juro que volvería, solo para darle un obsequio por ser el más fiel de todo su Clan, ese que aun sabiendo que se dirigían a su muerte la acompaño.
“No temas por mí, ni por ti, la Diosa Luna que nos creó, tiene una misión para mí, si hoy muero a causa de la traición de mi amado, la profecía se cumplirá, y renaceré aún más poderosa, pero, sobre todo, por mi sangre muchos vivirán, mi Calixto, mi fiel amigo, mantente con vida hasta mi regreso”.
Y eso fue lo que el rubio y bien fornido vampiro hizo, por casi mil años vago por todo el mundo buscando un indicio de que ella había vuelto, una vez más como hacía 21 años atrás camino por aquellas calles, pero esta vez algo llamo su atención, un aroma que él conocía y que llevaba a fuego grabado en su mente y su corazón.
— Levana. — dijo al tiempo que sus ojos se tornaban rojos.
Camino desesperado, siguiendo tan exquisito aroma, hasta que llego al frente de una casa, parecía igual que cualquier otra, pero en su interior había aromas que el reconocía, ninfa, bruja, vampiro, lobo, dos híbridos y ella, su Levana, sin perder tiempo o detenerse a pensar ¿Por qué la mezcla de aquellos olores, en aquella casa? derribo la puerta e ingreso, solo para descubrir que en aquel lugar ya no había nadie, pero no le importaba, ahora sabía que su reina había regresado como se lo prometió, y se dio a la tarea de seguir su olor, sin importarle a donde lo llevara, aunque sea a la misma boca del lobo.
AYSEL.— Te extrañaré demasiado Kasumi. — dije con toda la pena que sentía.— Vamos Aysel, solo será un fin de semana, y volverás ¿verdad?— Mmm eso esperó. — respondí nada convencida de mis propias palabras.— ¿A qué te refieres? — Me pregunto con verdadera curiosidad y yo… Me pierdo mirando a mi amigo, sus ojos rasgados por su descendencia coreana me llaman demasiado la atención, más cuando me pasa su brazo por encima de mis hombros, se sienten tan musculosos, duros y firmes.— ¿Tú en verdad crees todo lo que te he contado? Lobos, brujas, vampiros y ninfas, ¿no crees que estoy loca? — pregunto una vez más, como lo he hecho en los últimos días. Ya que con él no tengo secretos, Kasumi, es mi mejor amigo, y algún día será mi novio... ¿a quién quiero engañar? eso no sucederá jamás.— Por supuesto que lo creó, eres lo más importante para mí, siempre creeré todo lo que digas pequeña. — Siempre burlándose de mi estatura, y mirándome con esa hermosa sonrisa, le hago una mueca y contesto.—
Aysel corrió con desespero, hasta entrar en la cabaña, donde su familia aún estaba retocando ciertas cosas, para hacer su estadía más llevadera.Aysel.— ¡¿Que te paso?! ..... ¡Caos! — a mi madre casi se le sale los ojos al verme. La primera en recibirme fue ella y obviamente me ve llorando y toda sucia. — Que suse——— ¡Aysel! ¿Qué fue lo que te pasó? — papá aparece en el segundo que mi madre grito.— Tenemos que irnos, no nos quieren aquí, ¡quiero ir a casa! — Me encerré en la que se suponía era mi habitación, y por más que escuchaba gritos por toda la casa no pensaba decir lo que me pasó, solo quería irme, pero claro que ellos no lo dejarían así, la puerta se abrió y mi abuelo entró.— ¿Quién te golpeo? — podía ver el color negro en sus ojos, Fenrir los tenia de color marrón, pero su lobo los tenía completamente negros.— ¿Qué? — Recordé la bofetada, y toqué mi mejilla, el labio estaba roto, genial.— Nadie. — trate de mentir, algo completamente inútil.Mi abuelo Fenrir no era conoc
KasumiEl hombre de piel amarillenta, cabello negro, sumamente alto y de descendencia asiática se debatía entre lo que quería hacer y lo que debía. Desde su nacimiento Kasumi, fue elegido y entrenado para ocupar un lugar entre los Venatores lunae, o cazadores de la luna, un grupo selecto de humanos que tienen sus orígenes hace más de dos mil años.Si bien en un principio los hijos de la luna, como se conocían a todos los seres sobrenaturales en aquel entonces, vivían en armonía con los humanos, todo cambio el día que a los hombres lobos se les designo una pareja eterna, un mate lo llamaron, pero la Diosa luna y la ninfa que realizo el encantamiento no tuvieron en cuenta que muchos de ellos ya tenían parejas, en su mayoría humanas y al encontrar a sus mates, simplemente las abandonaban, fue entonces que dolidos por su abandono dejaron caer una maldici&
Anuk corría por el bosque, en este momento se maldecía por enviar a la manada de Fenrir tan lejos de la casa central, lo que acababa de escuchar lo había alterado como jamás imagino, desde que Aysel había llegado a su vida, su parte animal se había despertado al completo, ahora si lo escuchaba, pero para su desgracia solo quería a Aysel, su pareja, su mate, le exigía que la marque y la reclame, este Alpha hacía de todo para cortar su conexión, algo que durante años deseo ahora ya no lo quería, fue muy doloroso manejar las trasformaciones, pero lo logro y ahora no le provocaban ni la menor molestia, pero la voz en su cabeza lo dejaba agotado, el constante combate que tenían, cada vez que el lobo quería tomar su cuerpo, era muy agotador y más ahora, en el momento de escuchar que ella estaba sentenciada a morir joven a manos de un simple humano, su lobo enloqueció y lo
AYSEL Tengo que reconocer que la cama del Alpha es sumamente cómoda, en especial cuando la tengo toda para mí, me desperezo y decido abrir los ojos a un nuevo día, con la esperanza que será mejor que ayer, pero casi me muero del susto al ver a Anuk parado a mi lado mirándome fijamente con ojos de asesino, y cuando digo ojos de asesino es así, el rojo carmesí de su mirada lo demuestran. — ¡Ah! ¡DIOSA LUNA! Anuk ¿acaso quieres matarme de un infarto? — le pregunto mientras coloco mi mano en mi pecho tratando de contener mi corazón, que parece que se me va a salir. — No, eso sería demasiado fácil. – responde un con sus ojos fijos en mí. — Entonces si me vas a matar, Mmm bien, solo trata de no arruinar mi cara, no soy vanidosa, pero quiero que me despidan a cajón abierto ya sabes, solo para dejar un último recuerdo. – y dicho eso sus ojos cambien a marrones. — Eres rara. —De pronto una pequeña sonrisa se coloca en sus labios,
ANUKSegún Xylon la muerte de mis padres debía suceder para que Aysel naciera, buena forma de justificarse, pero de no a ver sucedido eso... no tendría una compañera, esa es la verdad, estaría completamente solo por toda la eternidad o casi.Entro en la habitación y su aroma me golpea de llenó, sé que está durmiendo, el latido tranquilo de su corazón y su respiración pausada así me lo hace saber, me reusó a compartir la cama con ella, el Lobo quiere reclama lo que es suyo por derecho, lo que necesita, pero me resisto, es él quien la eligió no yo, no el hombre.Paso directo al vestidor, en busca de un pantalón de algodón para dormir en alguna otra habitación, mientras más alejado este de ella mejor. Pero antes de llegar a mi destino ella habla.— No quiero estar sola. – dice en un susurro la
AYSELCaminaba con papá en dirección al bosque, sabía que quería distraerme, pero también estaba curioso por caminar en aquel lugar que una vez fue la tierra de su padre, mi abuelo.— No estés mal hija. – dijo mientras pasaba su mano por mis hombros, a modo de consuelo.— No lo estoy papá, no me importa nada de lo que él diga.— Yo sé que sí, tus genes están tan bien balanceados que no te permitieron nacer con la longevidad de las brujas o la inmortalidad de nosotros, pero están ahí, si él te reconoció como su mate, tú tarde o temprano también lo harás, debes entender que hay cosas que él sabe y tú no, su dolor es lo que hace que te trate así.— ¿Por qué? ¿Qué es lo que me ocultan? – me pregunto qué es lo que ellos sa
Anuk se encontraba en la sala de su pequeña mansión, rodeado de todos los seres que más detestaba sobre la faz de la tierra, pero no era esto lo que más le molestaba o preocupaba.AnukEsto era demasiado para procesar, mi gente me consideraba una amenaza, me querían ver muerto o acabar con mi manada que es lo mismo. Y si la Luna Blanca llega a aparecer lo más probable es que lo logren.— Anuk, permite que nos quedemos, deja que seamos parte de tú manada, se aproxima una guerra necesitas aliados. —No, esto no es lo que quiero, una cosa es soportarla a ella que es mi maldito mate, pero su familia es otra cosa. Antes que pueda responder al pedido del vampiro un grito me silencia.— ¡Caos! —El grito de Moiras me alerta, ella está con Aysel, y antes que su padre haga algún movimiento yo ya me encontraba en la puerta de l