Adam
—Buenos días, cuñado —saluda Alvin, entra a la cocina y mira lo que preparo—. ¿Ganando puntos o te estás resarciendo?
Señala la sala, donde están la cobija y la almohada doblada. A dormir al sofá como un niño malo, al menos tuve la compañía de nuestros gatitos, y por nada en el mundo vuelvo a dormir en el piso. Ni en mis peores días lo había hecho.
—Un poco de ambas.
Termino de servir los huevos y acomodo los platos junto al café recién hecho y el té de frutos rojos para mi Minina. Vaya que tengo que arreglar lo que hice anoche. No tengo idea de cómo mi mano terminó en su... en su dulce y húmeda vagina. De sólo recordarlo, los vellos de mi nuca se erizan, incluso mi boca saboreó ese delicioso néctar que dejó en mis dedos, sonrío cuando le repito mentalm
AdamTocan a la puerta, nos levantamos enseguida del pasillo y dejamos al tarado en el piso. Nos ocupamos de la llegada de la policía, el mismo capitán ex novio de Paula, y un excompañero de Mark. Se ocupan de tomar mi denuncia con los documentos que guardaba de la investigación de la gente de Alex. Georgina se ha negado rotundamente a hablar de su lazo con ese hombre en el pasado, de esa relación que está carcomiendo mi cerebro. En realidad no quiero saber más de lo que ya sé, y la tortura de ese hombre no terminará con su arresto. Nada ni nadie quitará a mi dulce Minina del lugar que tiene mi vida, ni su pasado.Nos ocupamos en esto el resto de la mañana, Mark se encarga de traer los informes que recopilaron del pedófilo y se encarga de todo hasta que sus amigos se va
GeorginaCualquiera creería que luego de una noche como la que he pasado junto a Adam, estaría feliz, saltando emocionada, o quizás despertando en sus brazos; pero no, y creí que no podría doler más. No sé lo que sucede, ¿por qué no puede llegar a quererme?...Aún siento sus manos acariciarme y su boca recorrerme completa. Todo fue tan intenso que no tengo palabras para describirlo. Aunque fue extraño que no llegara a más, no hizo nada para aliviar su propia tensión y necesidad, se dedicó a besarme y tocarme hasta enloquecer, por largas horas, complaciéndome hasta el límite de la cordura. Me hizo sentir muy bien, especial y tan deseada.Miro, en el espejo de mi baño, como ha dejado mi cuell
GeorginaAsí es el día a día de Sarah con su nueva y muy extendida familia.Christian grita y corre cuando Louis y Jake lo golpean. No entendemos porqué la actitud de los cuatro es así. Con esas discusiones que parecen retos para Alexander, tentando su corta paciencia. Sarah y Alexander discuten por la actitud que tiene para con Christian, y sonrío al ver cómo parecen una verdadera familia conformada desde hace muchos años. Esto es una vida de locos. No soportaría toda esta actividad a mi alrededor, con todos estos adolescentes gritando y peleando.Mis gatos corren y se escabullen hacia su refugio en la lavandería, en el cesto de la ropa sucia. Como quisiera hacer lo mismo.Me so
GeorginaMis nervios van en aumento con cada paso que doy. Apenas hemos bajado del avión y ya quiero correr a la seguridad de mi hogar. Creo que no estoy preparada para hacer esto, y ver al resto de mi familia luego de cómo dejé mi hogar. Siendo una vergüenza.Lo único que logra relajarme, pero sólo un poco, son los mensajes de apoyo de mis amigas. Paula con su nada sorprendente «Patéales el culo», Heidy dice que no me deje amedrentar por nadie y que la llame para patear culos por mí, y Lucy sólo me envía mucha fuerza, la que también me servirá para patear los culos que dicen las demás. Claro, no podían decir nada normal. Ninguna de las tres, puede.Alvin me abraza, como si supiera que necesito de ese
Georgina—Te ha estado esperando —dice papá, detrás de mí, y me sobresalto—. Ya la verás mañana. Margert debió de volver a sedarla recientemente.Eso arruina mi idea de regresar mañana mismo.—Está bien.Cierro bien la puerta y me dirijo a la mía, con mi padre detrás de mí inquietándome más de lo que imagine estar a su alrededor. Realmente temerosa de tener cualquier conversación con él.Mi habitación también está igual, como si el tiempo se hubiera congelado en este lugar. La misma cama doble de barras de hierro pintada de blanco, con sus sábanas blancas de flor
GeorginaApenas empieza a amanecer, y no deseo volver a la casa. Me gusta la vista tranquila que tengo ahora, con el valle cubierto de pasto casi seco, bañado por el rocío que humedece mis pies descalzos, el cri-cri de los grillos que inundan el campo y el río que amortigua y relaja mis pensamientos.Desde mi habitación podía escuchar los aparatos a los que tienen conectada a mi madre, también su respiración pesada y dolorosa, sentía como si fuera mi propio pecho el que se desgarraba con cada aliento que atrapaba por necesidad, y los pasos de la enfermera sin descansar un segundo.«Son sus últimos días» dijo ella, con mucho pesar cuando entré preocupada por la agitada noche.
GeorginaSé que está incómodo recostado al árbol, pero no ha querido moverse ni soltarme. Me gusta así. Llevamos un largo rato hablando, sobre todo de mi vida aquí, las partes buenas fueron las que me pidió especialmente, lo que fue muy difícil. Logré recordar la primera vez que mamá tomó mi mano y me llevó a su jardín, me dio una pala y sembré mi primera flor, una semilla de tulipán que cuidé cada día, ayudada por ella. Fue tan difícil y frustrante, pero mamá fue tan dulce y dócil que me fue inevitable dejar salir algunas lágrimas al recordar algo que tenía tan guardado en mi memoria.Esos tulipanes aún están allí, al lado de las dalias de mi madre. AdamEste lugar es en verdad agradable y muy tranquilo, demasiado apacible para mi gusto, pero es bueno para vivir. Es increíble que Georgina haya crecido en un lugar como este. Fue una grata sorpresa descubrir algo nuevo de ella, y cada cosa es más sorprendente que la anterior. Ahora entiendo un poco más esa manera de ser que tiene, tan mansa.—¿Estás seguro de esto, Adam? —pregunta el padre de mi salvaje Minina al sentarse a mi lado.Suspiro y dejo de mirar el valle para mirarlo a él. Se ve preocupado y cansado. Deplorable. Recuerdo que así solía verse mi padre luego de haber perdido a la bebé que esperaban y de que mi madre se deprimiera hasta dejarse morir. No me gustaría verme así en un futuro, como un ser lamentabCapítulo 23