AdamHeidy me toma del brazo y me aleja.—Ten cuidado con lo que haces. Como te atrevas a jugar con ella, te corto las pelotas. —Agarro a mi adorado miembro y ella reprime una risa—. No la ilusiones. Sabes que te ama y no sería justo si no le correspondes.Asiento seguro de que no tengo ninguna mala intención hacia esa bonita niña que me espera para desayunar. Jamás haría algo semejante. Vuelvo a la mesa y me siento junto a ella. Sirvo los dos desayunos, con tres tiras de tocino para mí. Amo el tocino.—No es mi intención molestar, señor Walker —dice, y sonrío.Parezco idiota sonriendo cada vez que ella habla con esa voz de sirena.—No lo haces, y deja de llamarme señor. —Le tiendo una mano, como si me presentara con ella por primera vez, lo que técnicamente es cierto—. Mi nombre es Adam. Es un placer conocerte.Suelta una risilla que puya mi pecho, y recibe mi mano. La suya es tan suave, caliente y pequeña, y tiembla un poco mientras la sostengo. La miro a los ojos, brillan de una ma
AdamMiro a Finnigan con todo el odio que soy capaz de albergar, y estoy que estallo. Podría soportar cualquier cosa de este imbécil, pero jamás el que se haya acercado a mi Minina pretendiendo utilizarla en mi contra. Se ha metido con lo único que tengo en la vida y eso no se lo pienso perdonar. Cree que ha ganado algo al lograr que venga a este lugar a enfrentarlo, porque simplemente cree que tiene algún poder sobre mí, o que sigo siendo el mismo niño débil a quien disfrutaba golpear.—¿Por qué te escondes, hermanito? —pregunta con una sonrisa enferma en su cara—. ¿Tienes miedo?Rio, porque es gracioso.—Sí, claro. Aún me da miedo que me golpees y me encierres en el sótano.—Fueron momento muy divertidos.Sí que está enfermo. Siempre lo ha estado, madre fue quien alimento esa mente depravada y débil que tiene, siempre prefiriéndolo antes que a nosotros. Incluso por encima de Damian, que tanto la necesitaba.—Ella arruinó tu vida, ¿eh? —Arruga su cara intentando comprender. Idiota—.
AdamDe camino al Encore suelto mi corbata y masajeo mi sien. No estaré tranquilo hasta no ser notificado de que Finnigan ha sido ingresado a ese instituto mental en Miami. Lo más lejos posible de nosotros. Cuando eso suceda me sentiré libre para seguir mi vida con mi Minina y hacerla feliz tanto como pueda. Tanto como la vida nos lo permita.Nunca deseé más que mis ratos de diversión, trabajar y compartir con mis amigos; lo demás me parecía simplemente una pérdida de tiempo, y fui egoísta. Creo que en eso me parecía a Finn, los tres tenemos ese mismo daño. Somos egoístas, viviendo de un resentimiento pasado que alimentamos con los años con simples excusas. Pero por suerte, ella llegó a mi vida y nunca la quise soltar así intentara no rendirme a lo que sentía por esa cosita dulce y suave que es mi esposa.Ella nunca me abandonará y, si algún día lo intenta, no se lo permitiré.Digito la clave de ingreso del apartamento y la puerta se abre, me quito el abrigo, que aún tiene un poco de
GeorginaAlexander le da una última mirada al lugar y sonrío cuando asiente. Me siento como la organizadora de eventos que se encargó de la fiesta de Halloween, la pobre mujer parecía querer hacerse en los pantalones esperando la aprobación del millonario. Es que él es un hombre al que provoca complacer en todo lo que pida. No me malentiendan, es sólo que Alexander infunde respeto. Eso es todo. Camino detrás de él cuando se dirige a la amplia zona de descanso y dejamos a Amy encantada con las flores de colores de los nenúfares en el pequeño estanque, junto a la secretaria enamorada cuidándola. Adam no bromea cuando dice que Alexander la trata muy mal, la mujer se ve avergonzada y no levanta la cabeza para nada. El intentar llamar la atención de su jefe cuando él ya está comprometido, es algo horrible para hacer. Si no fuera a mi amiga a quien ha intentado lastimar, sentiría lástima por ella. Si tan solo supiera cuantas veces Sarah la ha defendido.En el fondo del invernadero acomodé u
Georgina—Papá no podrá venir para estar con nosotros en fin de año —dice Amy, deja de balancear sus piernas y se queda mirando el fuego en la chimenea, ensimismada y retraída, como solía estarlo antes—. ¿Él ya no nos quiere?Lleva un buen rato meditando entre si hablar o no, creí que hablaría de lo que casi le dice a Alexander. Estas palabras me sorprenden.—Eso es lo que te tiene triste —aseguro y ella asiente.—Sí, pero... —se interrumpe y entonces me mira—. Él se fue sin que le importemos, para estar con su nueva hija y su nueva esposa.La abrazo al ver que corren por sus mejillas coloradas algunas lágrimas y lloriquea intentando contenerse. Estoy segura de que no ha hablado con su madre de esto, Sarah ya nos lo hubiera dicho.—Habla con tu mami.—No quiero que esté triste por mi culpa, ella es feliz y nosotros queremos verla sonreír.—Debes decírselo. ¿Has escuchado eso que dicen de que las penas compartidas pesan menos, y que las alegrías compartidas se multiplican? —Ella niega
Adam*¿Tienes todo listo, tío? *Rio al ver el mensaje Jake. Estos chicos estás desquiciados por el «regalo» que están preparando para sus padres, porque es fácil aceptarlos como parte de la familia. Los padres de Alex y los de Nick me aceptaron en sus casas y mis tiempos libres los pasaba con ellos, aunque prefería ir a San Francisco con la familia de Alex, lo más lejos posibles para evitar venir. Me trataron como a un hijo más, me dieron cariño y todo lo que necesité; no sólo dinero, como solía hacer papá. Sé lo que es sentirse mejor con personas que no llevan tu sangre y preferirlos a ellos sobre tu propia familia.*Todo listo. Betty ya hizo su parte y yo también. El resto es de ustedes * —contesto.*Amy los hará llegar tarde, así que les daremos el regalo una vez lleguen, esté quien esté. Nosotros ya estamos llegando. Gracias, tío. *Eso no me lo perderé. Están aprendiendo mucho de la impaciencia de Alex, eso será algo muy divertido de ver.—¡Nena, es hora! —grito desde la puerta
AdamSonrío con orgullo al ver por primera vez el invernadero que ha diseñado mi dulce esposa. Sarah exclama encantada al ver el estanque y las flores en él, abraza a Georgina con mucho cariño y besa su mejilla. Ella es un genio en esto, y Alex y yo ya tenemos planes para ella, para que logre mucho con su pasión. Betty ya le habló de trabajar juntas y yo estaré allí para apoyarla. Todos recorren el jardín, es tan exageradamente grande que nos soporta a todos sin estar incómodos, aunque preferiría que no invadieran mi espacio personal, nos permite disfrutar de cada recoveco con gusto. Las luces se apagan y sólo quedan unas pocas en el piso indicando un camino. Alex ahora parece más intrigado que molesto por haberle arruinado su petición de mano especial con su mielecita.—Prácticamente ya somos una familia —dice Louis llamando nuestra atención—, ustedes siempre se preocupan por nosotros, aunque no tienen por qué, y nos dan más de lo que merecemos; nos cuidan, nos dan amor y... —Se le
GeorginaEl aroma de un bebé es perfecto; suave, dulce, tranquilo y delicado. Se siente gratificante sentir como esa agradable fragancia llena tus pulmones y se lleva todos tus pensamientos, dejándote en un lugar lleno de paz. Los bebés son simplemente perfectos. Esto es lo que más ansiaba cuando quedé embarazada siete años atrás, llegué a soñar en muchas ocasiones con tenerlo en mis brazos sabiendo que me amaría sin importar qué, con todas mis imperfecciones; sentiría su suavidad y saborearía su peculiar aroma. Lo soñé incluso luego de perderlo. Por mucho tiempo.Tener a Bobby en mis brazos, tan pequeño, suave como la seda, dulce, pecoso y con ese cabello rojizo; es gratificante, como cuando nació Matty con esa mirada gatuna y tan despierta. Al mirar a mis amigas y sus familias, creciendo, me siento feliz. Me siento dichosa por haber llegado a ellas cuando creí que me conformaría a estar sola siempre, con esa horrible pérdida y la culpa por no haberlo protegido. Ellas me han acogido