(19)–¡Tienes que ir!–Me grita Ross desde la cama, mientras intenta convencerme de ir.–¿Por qué iría? ¿Acaso parezco una de esas chicas?–La verdad es que no quería caer una vez más en las trampas del doctor Mark o de cualquier persona, ya mi orgullo estaba devastado, no podía recibir otra bomba atómica como las que pase con ese hombre sin corazón.–Ve.–Me ruega, mientras ella deja de comer un poco de gelatina.–Te divertirás, te verás hermosas.–Me dice sonriendo, mientras me imagina vestida con un gran vestido.–¿Y quién cuidará de ti?–Le preguntó doblando su ropa, mientras intento convencerla de que no siga insistiendo.–He cuidado de mi por tantos años, no tienes de que preocuparte.–No quería hacerlo, pero la mirada de Ross me gano.–¡Esta bien!–Acepte rodando los ojos.–Pero no me pondré un horrible vestido.–Ella me sonríe aun así. Así que me cambie mi uniforme, para ponerme unos pantalones negros y una camiseta sencilla color vino. Después salgo del baño desatando mi larga cabeller
(20)Llegamos a su casa lo más rápido posible, incluso él dejo mal estacionado su auto, ya que tenía prisa. Al llegar a la entrada de su departamento, él me carga en sus brazos como si fuera una princesa, y con este vestido tan hermoso que traigo puesto, creo que lo era frente a sus ojos.Él abre su casa con astucia, mientras deja nuestras sus cosas en el sillón. Después él me lleva a su habitación, subiendo los escalones con rapidez, mientras aún me sostiene en sus brazos, mis mejillas se empiezan a tornar algo rojas, mientras miro sus músculos tensarse.Al llegar a su habitación realmente limpia y amplia, él me lleva enfrente se su cama para acostar en ella con delicadeza, mientras pasa sus labios por mi cuello, haciendo que me sintiera en el cielo, para luego poner sus manos en mis pechos sobre el vestido. Lentamente va rompiendo de este hermoso vestido, pero mi corazón bondadoso no permite que lo haga, así que lo detengo.–No destruya esto.–Le ruego entre besos.–Es de Abby.–Él no
(21)De una manera u otra, mi corazón se rompió en dos al saber que Liza estaba en problemas. Así que me monte al auto del doctor Mark, para ir con rapidez hacia el hospital. Me sentía realmente culpable, mientras él manejaba con rapidez sobre las calles de Londres. No me podía imaginar un mundo donde Liza no este, pero sabía que acostarme con su padre no era la solución, no quiero que me mire y se decepcione de mí.Al llegar a la entrada del hospital, él le lanza las llaves de su auto a un enfermero que iba saliendo del hospital. De inmediato corrimos a la habitación de Liza, pero no encontramos a nadie ahí, así que Dante le pregunto a una joven de intendencia el paradero de su hija; ella muy amablemente nos dijo que la pequeña niña había sido llevada a terapia intensiva. Así que los dos corrimos hacia el lugar mientras intentábamos no caernos con los zapatos lisos que traemos puestos. (Normalmente se usan zapatos con una suela de plástico, que evita que la gente se caiga en los hosp
(22)Aunque quería estar en el momento exacto en el que Liza se despertara, no pude estar ahí. Me sentí tan mal por hacer el mal tercio en ese momento. Hoy era mi único día libre en el que podía relajarme, pero lo único que quería hacer era comprar un vestido como el que me prestó Abby, para tratar de agradecerle lo buena que fue por ayudarme.Tenía que tomar el bus para ir a un centro comercial cercano, pero por suerte me encuentro a el doctor Steward, quien casi choca conmigo.–¡Jane!–Me toma entre sus brazos, mientras yo estoy sorprendida.–¿Doctor Steward?–Le contestó algo avergonzada.–Perdone, es que iba a tomar el bus.–Pero justo en ese momento el bus se va enfrente de mis narices.–¡Demonios!–Maldije para luego resoplar con enojo.–¿A dónde vas?–Me pregunta con una sonrisa realmente blanca.–Iba a comprar un vestido, tuve un percance con el vestido que la doctora Miller me prestó, así que quiero recompensarla con otro.–El doctor Steward siempre ha sido muy lindo conmigo, así que
PARTE 2–Gastaste bastante con el dinero que te di, pareciera que eres una compradora compulsiva.–Me regaña sobre mis finanzas.–Sigue pensando en lo que quiera, eso no me interesa.–Le dije tratando de no mirarlo, mientras los dos nos mantenemos en silencio durante el viaje. Minutos después, ya estábamos cerca de mi departamento.–Aquí hay que bajarnos.–Le indique a Dante, mientras el chofer para el auto, y Dante le da dinero para luego bajarnos del auto. Teníamos que caminar un poco, ya que en la zona no había donde meter el auto. Nuestro departamento era modesto, así que no me sorprende que haga algunas muecas al entrar a está.–A propósito, ¿por qué quiso acompañarme a mi casa?–Le pregunté mientras la lluvia cae tenuemente sobre la entrada de mi departamento.–No quiero acompañarte, es solo que quiero caminar.–Nunca en su vida va a aceptar algo.Yo subo los dos escalones para llegar a mi puerta, mientras saco mis llaves.–Adiós.–Le dije despidiéndome de él, mientras intento abrir l
(23)En realidad, mi corazón y mi orgullo estaban en el mismo sitio, en medio de mí y no podía ni reconocerme en el espejo. ¿Quién era esa mujer que se había enamorado y llenado del doctor Dante Mark? De sus mentiras, de su mal carácter y de sus insultos.Ahora no se si me siento peor que una mujer que engaña, o como la basura que siempre seré para los ojos de ese hombre. Nunca seré una mujer propia de llevar su nombre o su apellido. Tal vez si fuera como la doctora Abby quizás lo sería, pero ahora que estoy duchándome y limpiando cada rastro de su ser de mi cuerpo, me doy cuenta de que nunca quise llegar aquí.Al terminar el baño también se terminó el sueño, ya no quería hacer esto, era como una droga que no se puede dejar, y cuando estoy consciente me siento mal por haberla ingerido. Pero lo hare yo o él lo hará. Junte toda mi ropa mientras él dormía y eche está la ropa sucia, para después buscar mi ropa limpia. Hoy tenía que trabajar, así que me visto lentamente, y cuando dan las c
(24)–¡Hijos de puta!–Gritamos Harry y yo mientras caminábamos por todo Londres. En realidad, ya estábamos pasados de copas, y por supuesto que lo haríamos solo así. Al terminar de beber y gritar, Harry me dejo en mi departamento, pero antes de dejarme abrir mi puerta, él hace que lo miré fijamente, sé que los dos estamos pasados de copas, así que mucho de lo que digamos ahora no tendrá sentido mañana.–Jane.–Su aliento huele a alcohol, pero a pesar de eso, huele bastante bien.–¿Sabes una cosa?–Me pregunta con sus labios rojos tan cerca de los mío, mientras yo me siento algo atraída.–¿Qué?–Le pregunté tratando de alejarlo, para abrir la puerta de mi departamento.–Pienso que te verías mejor conmigo, que con Dante.–Yo intento no caer en este juego de encontrar a algún culpable, así que también algo ebria, le digo:–Harry, debes ir a casa, ya es tarde.–Pero él no piensa de la misma manera que yo.–¡Escúchame!–Me grita con fuerza, poniendo sus manos contra la puerta, impidiéndome el pa
(25)El trabajo siempre será trabajo y aunque odie a ese idiota, aún es mi jefe. Así que hago lo que él me pide durante todo el día. Nuestras conversaciones no se volvieron a hacer personales, así que me comporto como una enfermera frente al doctor Mark. Al llegar el descanso me voy a la cafetería, y al llegar veo a las cocineras felices de verme.–¡Enfermera, Jane!–Me gritó una joven desde la cocina, así que yo corro hacia la cocina al ver sus felicidad.–¿Qué paso?–Pregunté con una sonrisa en mis labios, mientras las miro muy felices.–Sus galletas se vendieron tan bien, que la gente está preguntando si hay más. ¿No quiere hacer algunas más?–Yo solo asiento con mi cabeza feliz de ayudar.Así que voy detrás, para echarles una mano a las cocineras, ya que soy rápida, y mis galletas salen bien hechas y calientes. Los doctores y enfermeras del hospital compraron muchas galletas, hasta la gente que estaba en sala de espera, no pudieron resistirse al olor de las galletas recién hechas.Y