Regina bajó sus manos y se aferró a su espalda en un abrazo… aceptó una vez más sus besos, pero, de nueva cuenta, algo extraño la invadía y le provocaba arquear su cuerpo… un calor extraño que surgía en su vientre y recorría su cuerpo… era tan vergonzoso… escuchaba la acelerada respiración del lobo sobre ella, y la propia, acompañada de sonidos que nunca había pronunciado… abrió sus ojos y vio los azulinos de Giovanni con un brillo extraño… uno que ella compartía, pero que no supo…lo que era. —Solo… disfrútalo, Regina…— pidió el lobo y continuó envistiéndola con su mano… la humedad era mucha, pero en su rostro veía todavía ese pudor que luchaba por vencer, el sonrojo en su rostro le habló de la vergüenza que la invadía…se sorprendió disfrutando todo eso… era algo natural… si ella estuviese fingiendo, no le resultara tan tentador, ¿Desde cuándo se había convertido en un pervertido? —Yo… y-yo… ah…— Regina intentó hablar, sus dedos se apretaron en la ancha espalda del apuesto lobo… su
El lujoso auto negro de Giovanni Francesco entraba en los terrenos de la universidad, mirando de reojo a la nerviosa Regina, sonrió de medio lado, en realidad había sido un momento bastante agradable que buscaría volver a repetir y subiría de intensidad cada vez.—Por el momento compañera, nadie lo sabrá como deseas, sin embargo…primero debes de cumplir tu palabra…— habló secamente el lobo mientras llegaban al estacionamiento del campus universitario.—Lo sé…— respondió la joven preocupada.—Lo vas a disfrutar… créeme — le aseguró Giovanni y se inclinó a ella para besar sus labios, Regina cerró los ojos y se convencía que estaba haciendo lo correcto.—Será mejor salir…— habló ella al deshacer el beso, cualquier persona que llegara al lugar podría verlos.Él sonrió divertido.—Entonces nos vemos después… — el salió del auto y esta vez le abrió la puerta a la delicada lobo.Regina apretó su bolso contra su pecho y tras una ligera inclinación se apartó para retirarse.—Antes…— la detuvo
— El nuevo socio se ha añadido… el capital de la empresa creció y, por consiguiente, tus utilidades…— escuchó Giovanni del otro lado de la línea y una sonrisa curvó sus labios.—Eso significa que puedo disponer de la misma cantidad de dinero que se me había estado depositando, eso es perfecto. Esos lobos del sur en verdad están presionando, pero no los dejare tomar más terreno en mis negocios, se demasiado bien que me quieren muerto — mencionó con tono frio el hombre lobo ojiazul.— No solo eso… pronto no tendrás que preocuparte por los negocios…te diré algo que escuche decir a los viejos lobos, dicen que el líder del clan del sur, perdió a su cría y su compañera no ha podido engendrar otro hijo, por eso es que están intentando presionarte más, se está esparciendo el rumor de que has encontrado finalmente a tu compañera — la voz del otro lado de la línea arrastraba un tono casi siniestro que lo hizo fruncir el ceño.— Es frustrante, ella aún no está lista para la ceremonia de apareami
“¿Por qué demonios cediste?” se preguntó al recordar lo ocurrido, Giovanni no solo había robado su primer beso… el idiota, la había tocado y acariciado en lugares que ni ella había osado hacerlo… se ruborizó al recordar… cerró los ojos y pudo sentir de nueva cuenta el calor corporal del chico y su propia respiración agitada… los poros de su piel se erizaron… recordó esa electricidad recorrer su cuerpo y la ronca voz del hombre hablarle… dejándole claro que era él quien se lo hacía… y después, pedirle permiso para seguir haciéndolo…—¿Por qué demonios le dije que sí? — se preguntó molesta una vez más mientras se sentaba.—Eso es algo tan bajo… usar lo que estoy sintiendo para tomar ventaja…— se dijo indignada.“Pero te gustó” le aclaró su conciencia.—Por supuesto que no…— se debatió inútilmente.Molesta, se levantó y saló de ahí… caminaría un poco para apartar absurdas ideas de su cabeza, para su poca fortuna, no tenía cosas que hacer que cumplieran tal cometido.Regina se dedicó a re
—¡¿Qué?! – dijo ella en su sobresalto.—Que mientes…— Giovanni le dijo y volvió a tomarla de la mano. —… y pagarás por ello— volvió a retomar su marcha, de nueva cuenta, al estacionamiento.—¿A dónde vamos?... t-tengo trabajo y tú tambien…— dijo rápidamente mientras se obligaba a seguirle el paso.— No me importa faltar… y tú harás lo mismo de ser necesario, además, ser el dueño de la maldita compañía tiene sus ventajas mi compañera, se hace lo que yo diga — dejó claro el lobo ojiazul.—Pero…— Entra — ordenó Giovanni luego de no dejarla replicar, nunca antes el camino hasta su auto le pareció tan corto.—En serio… no puedo irme…— dijo Regina y se quedó parada a un costado de la puerta abierta y frente a él ¿Qué pretendía?Él la obligó entrar y la hizo recorrerse al entrar tras ella.— No iremos a ninguna parte – dijo tajantemente el apuesto rubio.Regina tragó débilmente, observó el largo asiento de piel negro de ese Chevelle SS propiedad del chico.— ¿Entonces para qué… me…? — pregu
Giovanni la tomó por los hombros y la obligó a girarse y a apoyarse en su pecho nuevamente. — Yo te voy a ayudar… solo un poco — le susurró el rubio cerca del oído y olfateó el fresco aroma de su sedosa cabellera, aquella que emanaba aquel olor de ella, su olor intimo que despertaba cada uno de sus instintos y lo hacía babear, aquel aroma que le gritaba a cada poro de su piel que ella era su compañera. En esa ocasión la traía sujeta dejando ver su delicado cuello femenino, en realidad, lucia francamente demasiado hermosa con ese atuendo, Benedicto tenía razón, Regina parecía una muñeca, una frágil muñeca que fácilmente se podía romper debajo de él, lentamente, bajó sus manos por los delgados brazos femeninos. La joven cerró los ojos y se avergonzó cuando su piel se erizó. — Giovanni… aquí alguien podría…— su voz fue débil, y optó por suplicar. — Los cristales están polarizados y el reflejo de los árboles en el parabrisas no le permitirá ver a nadie para adentro…no dejaría que nadi
Giovanni sentía su cuerpo arder en un calor abrasador y descomunal como nunca antes sintió. La figura de aquella hembra a la que deseaba y que estaba destinada a ser su compañera, nuevamente se dibujaba en medio de sus pensamientos nocturnos. Sus instintos más básicos habían aflorado, pero, tambien, algo más había aflorado junto con ellos. Algo más que una simple pasión desenfrenada.El instinto del lobo era completamente eso, solo instinto, no había nada mas en su haber que el deseo carnal, el deber de brindar protección y de hacer crecer a su manada. El alfa tenía esa única función, además, por ello, sabía que aquellas ocasiones en que vio demasiado triste a Regina, agobiada por todos los problemas de su madre, era solo parte de su instinto lobuno que se manifestaba en su deseo de protegerla y saberla bien, después de todo, Regina era la hembra que pasaría el resto de su existencia a su lado, y quien les daría a los anhelados descendientes que llevaba tiempo esperando engendrar para
Regina caminaba por las calles oscuras hasta nuevamente llegar hasta aquella iglesia en donde sabia, se hallaba aquel amable seminarista que le había confesado ser compañero de una mujer lobo. Sentía los nervios a flor de piel, sabiendo que en cualquier momento Giovanni podría entrar en sus pensamientos para averiguar en donde estaba. Tenia que darse prisa en charlar con ese hombre.—Bienvenida señorita Martinelli, la estaba esperando —Repentinamente las puertas de la iglesia se abrieron y la voz de ese seminarista se escuchó. Regina ni siquiera había tocado la puerta así que se sorprendió de que el hombre la recibiera. Mirándolo, pudo ver de nuevo aquella amable sonrisa, y junto a él, se hallaba una hermosa mujer de cabello demasiado largo y castaño. Su belleza era tan arrollante, que estaba casi segura de que ella era la mujer lobo compañera de ese buen hombre.—Gracias por recibirme — dijo Regina y todos entraron en aquel recinto.Al día siguiente, Giovanni estaba como alma que se