Todavía podía sentir esas sensaciones que Giovanni le había hecho experimentar… ya que él, prácticamente la obligó a hacer aquello tan vergonzoso… su piel se erizó al revivirlo y apretó sus piernas inconscientemente… ¿cómo fue capaz?, ella, ya que él, le quedaba claro, estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas y cosas peores; como le había asegurado que harían… ¡Dios! No creía poder verlo a la cara sin recordar ese momento en el auto… ella había hecho lo que él le pidió, no se había resistido a ello… no lo suficiente… no debió dejarlo… y, aun así, se descubrió disfrutándolo… por eso no quería verlo… ¿Era eso que él llamaba pasión, lo que ella sintió? No…no sabía, lo único que sabía era que seguramente no podría soportar la vergüenza al verlo … ella … ella se había tocado frente a él.Cuando sus compañeros se levantaron y comenzaron a caminar se dio cuenta que su clase había terminado, otra vez su celular volvió a llamar su atención.“Contéstame… o yo iré por ti”.Fue la amenaza qu
Regina había caminado con demasiada prisa por los pasillos de la compañía mirando sobre su hombro con el temor de encontrarse con Giovanni, llegando finalmente a su espacio en la compañía, entró y cerró la puerta de su cubículo de golpe.—¡Hola Regina! – la saludó efusivamente Jane y le dio un beso en la mejilla —… me voy, voy retrasada a mi clase…es difícil ser trabajadora y estudiante ¿No lo crees? — agregó mientras de forma rápida tomaba sus libros y una pequeña mochila, en la cual, luchaba por meterlos.—Que… que te vaya bien – dijo Regina sorprendida por la velocidad en la que había abierto y cerrado la puerta para desaparecer tras ella.Sonrió resignada.– Supongo que a todas nos está costando adaptarnos — mencionó la joven al ver el desorden que su amiga tenía en ese pequeño sector que le correspondía.A pesar de salir apresurada, Jane le había dado prioridad a su aspecto, aunque sus libros y sus apuntes fuesen hechos un asco en su mochila. Jane, era una de las muy pocas person
Regina no pudo evitar un gemido cuando él pegó su cuerpo excitado a ella y besó su cuello … eso estaba mal … todo estaba mal con Giovanni … ¿qué demonios pensaba? … y ¿qué demonios le pasaba a ella al gustarle algo, de todas esas cosas que le hacía?Llevó una de sus grandes manos hacia abajo, desabrochó y bajó el pequeño cierre de sus jeans… Regina, en un acto de cordura quiso apartarse, pero él no lo hizo…de nuevo, su cuerpo la estaba traicionando, reaccionando a el de maneras que no quería.— Ya no Regina…no puedo más… – habló el rubio roncamente. – …me he tenido que esperar por ti…no he tocado a ninguna – confesó Giovanni en un acto inconsciente.Ella tragó débilmente “¿esperando?” … Pensó “¿él estaba esperando esto?”Un hombre como Giovanni, apuesto, viril y perfecto, deseaba estar con ella, ¿Por qué? Lo miro desconcertada y él sonrió de medio lado, besó sus labios y en un instante ella tuvo que cerrar sus ojos, cuando su cuerpo fue recorrido por una extraña calidez que le proporc
Apoyó su mano sobre la puerta y bajó su cabeza… suspiró derrotado… había usado un autocontrol que creía inexistente para apartarse en ese momento… giró su rostro y vio la puerta cerrada tras la cual Regina permanecía… no podía volver por mucho que lo deseara… ese juego era de él… tenía que dejarla deseando más, para que fuese ella la que rogara por estar con él…para forzarla a despertar sus instintos. En un inicio creyó que sería más humillante para Giancarlo al saberlo; pero ahora entendía que era por orgullo y tal vez por ego… Regina era su reto… no iba a perder con ella. Sabía demasiado bien que el verdadero origen de su compañera no era humano, sin embargo, al haber sido adormecida y privada de su verdadero yo, su padre, el rey Luna, la había prometido en un inicio al hijo de los humanos miserables que protegían el secreto, pero después de su muerte, aquello no se concretó, sin embargo, estaba seguro, Giancarlo no había desistido de tenerla a pesar de ya tener una prometida actual
Regina condujo aquel viejo auto que había pertenecido a su padre y recientemente había podido mandar arreglar, con algo de música pop hasta el punto de reunión en donde se veía con Giancarlo De Santis…era bastante tarde ya, se había entretenido con esa chica demente…— Pero es que esa mujer…— recordó todavía molesta, sostuvo el puente de su nariz… al menos, no se había sentido inferior que ella en ese momento… “eso se lo debo a él”, reconoció, Giovanni la ponía en bastantes situaciones bochornosas y vergonzosas que comenzaba a acostumbrarse a vivir al límite, por eso fue que pudo sobrellevar esa situación, controló sus nervios muy bien.— Así que sus amantes…que mentiroso es, me dijo que solo estaba conmigo — recordó mientras se detenía en el jardín frontal de aquel lugar.Experimentó la molestia que eso le provocó… ella recordaba muy bien todo lo que él provocaba en su cuerpo… sus manos recorriéndola, sus labios probándola, su lengua haciendo… esas cosas… un estremecimiento la recorr
Giancarlo intentó prestar atención a la película, pero no era su género favorito, Regina entendió en el instante dicho detalle y sin proponérselo, ambos terminaron charlando de anécdotas similares a las que veían…ella intentaba no pensar en la amenaza de Giovanni.— No puedo creer que recuerdes eso…— mencionó ella avergonzada.— ¿Cómo olvidarlo?... casi lloraste una hora…— comentó él rubio divertido.– Por supuesto que sí, tú me tiraste… además había mucha gente, moría de la pena…recién había entrado a trabajar allí — Regina lo culpó ligeramente molesta.— No es mi culpa que nunca te fijes por donde caminas Regina…— se excusó —…pero debiste ver tu cara, primero sorpresa, luego algo de dolor, te avergonzaste y al final lloraste…— recordó Giancarlo entre risas.— Eres un tonto – dijo ella también riendo.— Extraño esos momentos… ha pasado mucho…— dijo Giancarlo y volteó a ella.— Yo también…— aceptó Regina y bajó su rostro al no poder sostenerla la mirada.— Me gustas mucho Regina…en ve
— ¿Dónde estás Regina? – se preguntó el pelinegro mientras pasaba por segunda vez por los sanitarios más cercanos a la que fue su sala. —¡Disculpa! – le habló a uno de los encargados del servicio del establecimiento. — ¿Hay alguien en los baños? – cuestiono Giancarlo.El anciano sujeto lo vio extraño.—Estoy buscando una amiga, es bajita de estatura y pelo largo y oscuro, muy bonita — informó al percatarse.—Me temo que no… los sanitarios están vacíos — mencionó al voltear al lugar del cual recién salía.Giancarlo solo asintió y se giró para seguir buscando.“Soy un imbécil … debí suponer que algo así pasaría” … se regañó mentalmente “¿dónde estás?” … Y continuando caminando, pasando entre diversas personas que avanzaban por el concurrido lugar. Momentos más tarde se maldijo por haber dejado su celular en el auto… caminó con poca paciencia al estacionamiento, con Regina estaba esperándolo, pues ambos llegaron juntos.—E—espera Gio…vanni… — Regina logró pronunciar su nombre entrecortad
Giovanni con dos de sus dedos movió la ya húmeda ropa interior de la chica bajo su cuerpo, logrando con ello obtener la entera atención de la misma, arrancándola de sus pensamientos.Ella lo vio con reproche.—Dije que no diría nada … pero no que me quedaría quieto— volvió a susurrarle haciendo indignar a la pelinegra que juraba que podía colapsar por la tensión.¿Regina? … Regina ¿qué te pasa? ¿Por qué no me contestas?—E-es que… hay mucha gente… — volvió a mentir. —… todo está muy… apretado — dijo para justificarse.Sabes lo peligroso que es viajar en el metro a estas horas… — se escuchó molesto y preocupado, ella se sintió una mala persona. —… dejaste tu auto en el estacionamiento… ¿te lo llevo con una grúa y podemos vernos?—¿Eh? ¿Vernos? – cuestionó y su atención volvió al pelinegro por un momento. —S-sí … supongo … creo que … en media hora estaré llegando.Giovanni frunció levemente el ceño. — No – dijo tajantemente el rubio. – hasta que… terminemos…— se forzó a decir y la amena