Giancarlo intentó prestar atención a la película, pero no era su género favorito, Regina entendió en el instante dicho detalle y sin proponérselo, ambos terminaron charlando de anécdotas similares a las que veían…ella intentaba no pensar en la amenaza de Giovanni.— No puedo creer que recuerdes eso…— mencionó ella avergonzada.— ¿Cómo olvidarlo?... casi lloraste una hora…— comentó él rubio divertido.– Por supuesto que sí, tú me tiraste… además había mucha gente, moría de la pena…recién había entrado a trabajar allí — Regina lo culpó ligeramente molesta.— No es mi culpa que nunca te fijes por donde caminas Regina…— se excusó —…pero debiste ver tu cara, primero sorpresa, luego algo de dolor, te avergonzaste y al final lloraste…— recordó Giancarlo entre risas.— Eres un tonto – dijo ella también riendo.— Extraño esos momentos… ha pasado mucho…— dijo Giancarlo y volteó a ella.— Yo también…— aceptó Regina y bajó su rostro al no poder sostenerla la mirada.— Me gustas mucho Regina…en ve
— ¿Dónde estás Regina? – se preguntó el pelinegro mientras pasaba por segunda vez por los sanitarios más cercanos a la que fue su sala. —¡Disculpa! – le habló a uno de los encargados del servicio del establecimiento. — ¿Hay alguien en los baños? – cuestiono Giancarlo.El anciano sujeto lo vio extraño.—Estoy buscando una amiga, es bajita de estatura y pelo largo y oscuro, muy bonita — informó al percatarse.—Me temo que no… los sanitarios están vacíos — mencionó al voltear al lugar del cual recién salía.Giancarlo solo asintió y se giró para seguir buscando.“Soy un imbécil … debí suponer que algo así pasaría” … se regañó mentalmente “¿dónde estás?” … Y continuando caminando, pasando entre diversas personas que avanzaban por el concurrido lugar. Momentos más tarde se maldijo por haber dejado su celular en el auto… caminó con poca paciencia al estacionamiento, con Regina estaba esperándolo, pues ambos llegaron juntos.—E—espera Gio…vanni… — Regina logró pronunciar su nombre entrecortad
Giovanni con dos de sus dedos movió la ya húmeda ropa interior de la chica bajo su cuerpo, logrando con ello obtener la entera atención de la misma, arrancándola de sus pensamientos.Ella lo vio con reproche.—Dije que no diría nada … pero no que me quedaría quieto— volvió a susurrarle haciendo indignar a la pelinegra que juraba que podía colapsar por la tensión.¿Regina? … Regina ¿qué te pasa? ¿Por qué no me contestas?—E-es que… hay mucha gente… — volvió a mentir. —… todo está muy… apretado — dijo para justificarse.Sabes lo peligroso que es viajar en el metro a estas horas… — se escuchó molesto y preocupado, ella se sintió una mala persona. —… dejaste tu auto en el estacionamiento… ¿te lo llevo con una grúa y podemos vernos?—¿Eh? ¿Vernos? – cuestionó y su atención volvió al pelinegro por un momento. —S-sí … supongo … creo que … en media hora estaré llegando.Giovanni frunció levemente el ceño. — No – dijo tajantemente el rubio. – hasta que… terminemos…— se forzó a decir y la amena
—Entonces esperas algo “especial” – se dijo intrigado una vez que estuvo en su solitario departamento … negó en silencio … Regina podría ser la única tonta en el mundo moderno que todavía le daba importancia a esas cosas, aun así, por alguna razón que no lograba comprender, no quería burlarse de ello, la decepción en sus ojos, la manera en que le había confesado aquello, lo hizo sentir extraño, era una niña estúpida, de eso no cabía duda, pero su manera ingenua de pensar lograba fascinarlo, presionó una de las flechas del teclado de su portátil …la siguiente foto apareció.— Giancarlo — mencionó Giovanni con desprecio…aquella era una fotografía de hacía unos meses atrás que se tomó en la empresa. En ella, aparecían Regina y Giovanni sentados juntos tomando el almuerzo, desde que ella llego a ese lugar, parecía que él había estado acosándola sin descanso. Después de darse una ducha pensó en dormir, pero carecía de sueño, ahora se estaba sentado frente a su escritorio y había entrado a
Al día siguiente, esperaba ver a la razón de sus males, pero no la había encontrado en ningún lado.—Espera Giovanni— habló Erick, uno de sus ingenuos trabajadores humanos, siguiendo al rubio por el pasillo.—¿Qué demonios quieres Erick? — preguntó Giovanni fastidiado sin detener su camino.—¿Volverás a correr el fin de semana? — cuestionó interesado.Ambos hombres acostumbraban a participar en las carreras clandestinas a las afueras de la ciudad, Giovanni había iniciado por diversión motivado por el Erick y Barbara, asistente frecuente en dichos actos, pero últimamente lo hacía para sacar todo el estrés acumulado que su hembra destinada le estaba constantemente provocando.Giovanni resopló cansadamente. — Sí, supongo que sí — informó y se detuvo, había visto pasar a Jane y creyó que tal vez Regina podría estar cerca… necesitaba deshacerse de Erick si quería un momento a solas con ella… encerrarla en los vestidores nuevamente o algo por el estilo.—Bien, entonces me voy, tengo cosas q
—¿Te molesté? — preguntó seriamente, su mirada ámbar era profunda. De verdad le preocupaba, no había soltado su mano, pero no se atrevía a acercarse más.—No— aclaró prontamente.—Yo creí que…—No importa…— lo interrumpió, no sabía por qué, pero sentía que esa conversación iba a doler al finalizarla. —…no tiene importancia – dijo la joven con decepción.—¿Qué? — Giancarlo cuestionó incrédulo.—Fue algo que malinterpretamos…— dijo y pasó saliva, lo vio y fingió una sonrisa. —…tú no querías hacerlo y yo no quería que lo hicieras— aseguró sin dejarlo explicarse, para ella era obvio… él estaba arrepentido, siguió un impulso o algo parecido y quiso besarla… ahora temía que se hiciera falsas ilusiones y no sabía cómo decirle que lo olvidara, que él amaba a Fiama… ella iba a quedar como una tonta si aceptaba que se puso nerviosa, pero verdaderamente no quería que la besara, porque solo eran amigos y no quería saber si le importaba o no su novia… pero era obvio que a ella sí. Se aseguraba que
—Lo estás…estas completamente nerviosa — le aseguró Giovanni al susurrarle al oído y ella cerró fuerte los ojos, intentó ignorar el estremecimiento que le provocó, no lo logró. —… y ¿sabes por qué?— volvió a cuestionar roncamente, esta vez lamió ligeramente el lóbulo de su oreja subiendo despacio por ella… Regina gimió y él sonrió complacido. —…porque te gusta… te gusta cada cosa que te hago…por eso es que quieres alejarte de mí, pero…no te lo voy a permitir — volvió a hablar y ella perdió el aliento al saber que era verdad… la mano de Giovanni subió por su espalda y por debajo de la tela de su blusa.—Y-yo…— habló para detenerlo, no sabía qué decir.—Y te prometo que te haré mucho más, Regina…una eternidad haciendo el amor contigo…ese es mi deseo — aseguró el lobo rubio y su voz seguía sonando ronca.—Ah…— Regina gimió involuntariamente al estremecerse por sus palabras… sus delgadas manos se apretaron en la playera del joven… ya no quería apartarlo, solo quería sostenerse de él… su c
“Así que todo era por él…” pensó molesto “…por eso no quiso que la besara en el cine, y también por ello quiso irse hace un momento…, porque él nos vio y no quería que se molestara.” Dedujo Giancarlo erróneamente. Su mal humor apareció y lo acompañaría lo que quedara del día, tal vez mucho más. —¡¿Qué?!— Regina se preguntó sin creerlo. —¿se fue? ¡diablos! — cerró los ojos y giró su rostro preocupado, solo se había distraído un momento mirando por donde se fue Giancarlo y esperaba encontrarlo y con suerte, convencerlo en ayudarla y armar una historia coherente del cómo se hicieron novios, supuso entonces, que era pedir demasiado. Tras un suspiro cansado se retiró a su casa… ¿cómo lo tomarían sus amigas?... a ellas también debía mentirles y esforzarse más si deseaba que le creyesen, en especial Jane. —En la que te metiste Regina— se regañó de camino, ni el fresco y agradable día que estaban teniendo logró reconfortarla. Mientras caminaba inventó varias historias que sonaran creíbles