—Quiero saber, si tú has sido besada por un patético hombre humano —Aquella pregunta la tomo de improvisto, ¿Besada? ¿Ella? Eso jamás, en realidad, nunca había tenido ningún tipo de contacto con un hombre, al menos no de esa manera, pero, aun así, aquella invasiva pregunta la había hecho sentirse demasiado incomoda.—No tengo tiempo para eso — respondió Regina con una sonrisa triste. — Mi padre murió, tengo un hermano pequeño y una madre con serios problemas de los que cuidar, así que, no, no bese nunca antes a nadie, ni siquiera mire a nadie de esa manera, nunca tuve tiempo para siquiera pensar en ello —Giovanni quiso sonreír orgulloso de ser en verdad el primero en todo, pero, la mirada triste de su mate, lo hizo guardar silencio y acercarse a ella. Él podía sentir ese dolor, esa desesperanza, como una sensación de que nada estaba bien y de que cualquier tragedia pasaría en cualquier momento, y, deseando consolarla, la abrazo. Ese era el poder del vínculo, y lo respetaba. Así que,
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