Sus pensamientos vacilaban desde un lado a otro mientras miraba los edificios moverse demasiado rápido por la ventanilla de aquel autobús que la llevaría a su trabajo. Su madre, finalmente se había marchado esa mañana a rehabilitación, prometiéndole tanto a ella como a su pequeño hermano, regresar siendo la madre que ambos necesitaban que fuera. Ese día, quizás, marcaba el comienzo de un nuevo rumbo para sus vidas, uno que esperaba fuese positivo, pues realmente ya eran demasiados sinsabores los que habían sufrido tanto ella como Ennio.Llegando a su trabajo, nuevamente sentía las miradas juiciosas de sus envidiosas compañeras sobre ella, pero ese día, no se sentía particularmente interesada en prestarles atención, pues todos y cada uno de sus pensamientos matutinos, estaban dirigidos a su madre y su nerviosismo sobre que como le estaría yendo en su primer día en ese lugar.Todos los días era la misma situación, sin embargo, hoy se habían sobrepasado, esparciendo rumores sobre las pre
—¡Oye Carlo! — escucharon la apresurada voz de uno de sus compañeros en el lugar—…ven un momento…— Giovanni sonrió al deshacer el beso y la notó tensa por la presencia de otras personas en el lugar, soltó su mano, pero ella, sin darse cuenta, la mantuvo en su endurecida masculinidad. —Si la mueves, podría ser más estimulante…— sugirió el rubio mostrando una perversa diversión mientras se pegaba más a ella… él seguía sobre sus labios… y el reducido espacio se llenaba de vapor. —¿Eh? — Regina dejó escapar el aliento con ese cuestionamiento, abrió los ojos con sorpresa y de inmediato retiró la mano del lugar. —…Eres… des-preciable…— dijo indignada y sobre sus labios. Él sonrió de manera torcida y volvió a besarla, esta vez fue más demandante… Regina quiso retirárselo, pero el forcejeó lo ganaba él, le impidió seguir moviéndose al abrazarla con un brazo por la cintura, la movió un par de pasos y la colocó en la esquina de ese pequeño baño… —Ni se te ocurra…— quiso amenazarlo y lo vio
Esa mañana Regina no se sentía como ella misma, aquella sensación era como la de estar flotando sobre una enorme alberca cuyo fondo era demasiado profundo. Aun podía percibir aquellas manos fuertes y grandes tocando su cuerpo humedecido, su mente viajaba a aquel cuerpo escultural y musculoso que pudo apreciar bajo la regadera, y, de nuevo, sus mejillas ardieron demasiado al recordar que era lo que había hecho con Giovanni en esas duchas dentro de su lugar de trabajo. Afortunadamente, nadie la había visto y pudo salirse para huir de regreso a su casa avisando luego que se había sentido un poco enferma, ahora, nuevamente se preparaba para un nuevo día laboral, aunque esta vez, con pensamientos demasiado libidinosos que ni su extremo pudor podría frenar. Giovanni Francesco era un hombre lobo…y uno demasiado caliente para poder resistirlo demasiado tiempo.Llegando al edificio, pudo ver como Giovanni se hallaba en la entrada del mismo, como si estuviese esperando a alguien, sus mejillas d
—N-no… me siento cómoda con esto…— mencionó ella tímidamente… ya le había dicho que la ponía nerviosa… ¿por qué lo seguía haciendo? Él sonrió de medio lado. —Precisamente eso, es lo que debe de cambiar…deja de mentirte Regina, te he escuchado llamarme por las noches, he sentido tu mirada cargada de deseo por mí, deja de negar quién eres y acéptame — dijo Giovanni cuándo la puerta del elevador se abrió en el último piso, se separó de ella y la jaló de la mano, la cual nunca soltó. Regina se vio obligada a seguir sus pasos… avanzó por el que parecía ser una pequeña y solitaria estancia… —No soy un hombre común, no soy ni siquiera un ser humano… todo este juego de seducción, aunque es divertido, no quiero que dure mucho más…eres hermosa — le aseguró mientras introducía y giraba las llaves de su departamento. —… y eso a cualquiera vuelve loco…por eso es que te deseo tanto – dijo tajantemente el lobo. Regina frunció el ceño —¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que yo no soy así? ¿Por qué sup
Regina sentía su cuerpo demasiado caliente, tanto, que le estaba costando demasiado trabajo controlar sus mas fieros impulsos. Aquella sensación desconocida, era mucho mas poderosa de lo que creyó que seria, y, durante solo un momento, deseo ser como un animal y montar allí mismo a ese seductor hombre, humano o lobo, que lograba sacarla de aquella calma que siempre había prevalecido.—Pero… yo no te…— no pudo evitar que su voz sonara entrecortada, él recorría con sus labios su cuello, era un contacto tan superficial que la hacía temblar.Él sonrió de medio lado al entender lo que no pudo decirle.— Yo tampoco te amo Regina…— le aseguró. —…no todo en esta vida pasa por amor…debes de entender esto o de lo contrario, sufrirás mucho — volvió a hablar y ahora sí probó con su boca su cuello, Regina apretó sus piernas cuando él dejó caer su cuerpo sobre ella.Ella gimió suavemente sin poder contenerse.—Hay otras cosas mejores que eso…la pasión, por ejemplo, el deseo y el instinto lo son tod
Regina bajó sus manos y se aferró a su espalda en un abrazo… aceptó una vez más sus besos, pero, de nueva cuenta, algo extraño la invadía y le provocaba arquear su cuerpo… un calor extraño que surgía en su vientre y recorría su cuerpo… era tan vergonzoso… escuchaba la acelerada respiración del lobo sobre ella, y la propia, acompañada de sonidos que nunca había pronunciado… abrió sus ojos y vio los azulinos de Giovanni con un brillo extraño… uno que ella compartía, pero que no supo…lo que era. —Solo… disfrútalo, Regina…— pidió el lobo y continuó envistiéndola con su mano… la humedad era mucha, pero en su rostro veía todavía ese pudor que luchaba por vencer, el sonrojo en su rostro le habló de la vergüenza que la invadía…se sorprendió disfrutando todo eso… era algo natural… si ella estuviese fingiendo, no le resultara tan tentador, ¿Desde cuándo se había convertido en un pervertido? —Yo… y-yo… ah…— Regina intentó hablar, sus dedos se apretaron en la ancha espalda del apuesto lobo… su
El lujoso auto negro de Giovanni Francesco entraba en los terrenos de la universidad, mirando de reojo a la nerviosa Regina, sonrió de medio lado, en realidad había sido un momento bastante agradable que buscaría volver a repetir y subiría de intensidad cada vez.—Por el momento compañera, nadie lo sabrá como deseas, sin embargo…primero debes de cumplir tu palabra…— habló secamente el lobo mientras llegaban al estacionamiento del campus universitario.—Lo sé…— respondió la joven preocupada.—Lo vas a disfrutar… créeme — le aseguró Giovanni y se inclinó a ella para besar sus labios, Regina cerró los ojos y se convencía que estaba haciendo lo correcto.—Será mejor salir…— habló ella al deshacer el beso, cualquier persona que llegara al lugar podría verlos.Él sonrió divertido.—Entonces nos vemos después… — el salió del auto y esta vez le abrió la puerta a la delicada lobo.Regina apretó su bolso contra su pecho y tras una ligera inclinación se apartó para retirarse.—Antes…— la detuvo
— El nuevo socio se ha añadido… el capital de la empresa creció y, por consiguiente, tus utilidades…— escuchó Giovanni del otro lado de la línea y una sonrisa curvó sus labios.—Eso significa que puedo disponer de la misma cantidad de dinero que se me había estado depositando, eso es perfecto. Esos lobos del sur en verdad están presionando, pero no los dejare tomar más terreno en mis negocios, se demasiado bien que me quieren muerto — mencionó con tono frio el hombre lobo ojiazul.— No solo eso… pronto no tendrás que preocuparte por los negocios…te diré algo que escuche decir a los viejos lobos, dicen que el líder del clan del sur, perdió a su cría y su compañera no ha podido engendrar otro hijo, por eso es que están intentando presionarte más, se está esparciendo el rumor de que has encontrado finalmente a tu compañera — la voz del otro lado de la línea arrastraba un tono casi siniestro que lo hizo fruncir el ceño.— Es frustrante, ella aún no está lista para la ceremonia de apareami