Esa mañana Regina no se sentía como ella misma, aquella sensación era como la de estar flotando sobre una enorme alberca cuyo fondo era demasiado profundo. Aun podía percibir aquellas manos fuertes y grandes tocando su cuerpo humedecido, su mente viajaba a aquel cuerpo escultural y musculoso que pudo apreciar bajo la regadera, y, de nuevo, sus mejillas ardieron demasiado al recordar que era lo que había hecho con Giovanni en esas duchas dentro de su lugar de trabajo. Afortunadamente, nadie la había visto y pudo salirse para huir de regreso a su casa avisando luego que se había sentido un poco enferma, ahora, nuevamente se preparaba para un nuevo día laboral, aunque esta vez, con pensamientos demasiado libidinosos que ni su extremo pudor podría frenar. Giovanni Francesco era un hombre lobo…y uno demasiado caliente para poder resistirlo demasiado tiempo.Llegando al edificio, pudo ver como Giovanni se hallaba en la entrada del mismo, como si estuviese esperando a alguien, sus mejillas d
—N-no… me siento cómoda con esto…— mencionó ella tímidamente… ya le había dicho que la ponía nerviosa… ¿por qué lo seguía haciendo? Él sonrió de medio lado. —Precisamente eso, es lo que debe de cambiar…deja de mentirte Regina, te he escuchado llamarme por las noches, he sentido tu mirada cargada de deseo por mí, deja de negar quién eres y acéptame — dijo Giovanni cuándo la puerta del elevador se abrió en el último piso, se separó de ella y la jaló de la mano, la cual nunca soltó. Regina se vio obligada a seguir sus pasos… avanzó por el que parecía ser una pequeña y solitaria estancia… —No soy un hombre común, no soy ni siquiera un ser humano… todo este juego de seducción, aunque es divertido, no quiero que dure mucho más…eres hermosa — le aseguró mientras introducía y giraba las llaves de su departamento. —… y eso a cualquiera vuelve loco…por eso es que te deseo tanto – dijo tajantemente el lobo. Regina frunció el ceño —¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que yo no soy así? ¿Por qué sup
Regina sentía su cuerpo demasiado caliente, tanto, que le estaba costando demasiado trabajo controlar sus mas fieros impulsos. Aquella sensación desconocida, era mucho mas poderosa de lo que creyó que seria, y, durante solo un momento, deseo ser como un animal y montar allí mismo a ese seductor hombre, humano o lobo, que lograba sacarla de aquella calma que siempre había prevalecido.—Pero… yo no te…— no pudo evitar que su voz sonara entrecortada, él recorría con sus labios su cuello, era un contacto tan superficial que la hacía temblar.Él sonrió de medio lado al entender lo que no pudo decirle.— Yo tampoco te amo Regina…— le aseguró. —…no todo en esta vida pasa por amor…debes de entender esto o de lo contrario, sufrirás mucho — volvió a hablar y ahora sí probó con su boca su cuello, Regina apretó sus piernas cuando él dejó caer su cuerpo sobre ella.Ella gimió suavemente sin poder contenerse.—Hay otras cosas mejores que eso…la pasión, por ejemplo, el deseo y el instinto lo son tod
Regina bajó sus manos y se aferró a su espalda en un abrazo… aceptó una vez más sus besos, pero, de nueva cuenta, algo extraño la invadía y le provocaba arquear su cuerpo… un calor extraño que surgía en su vientre y recorría su cuerpo… era tan vergonzoso… escuchaba la acelerada respiración del lobo sobre ella, y la propia, acompañada de sonidos que nunca había pronunciado… abrió sus ojos y vio los azulinos de Giovanni con un brillo extraño… uno que ella compartía, pero que no supo…lo que era. —Solo… disfrútalo, Regina…— pidió el lobo y continuó envistiéndola con su mano… la humedad era mucha, pero en su rostro veía todavía ese pudor que luchaba por vencer, el sonrojo en su rostro le habló de la vergüenza que la invadía…se sorprendió disfrutando todo eso… era algo natural… si ella estuviese fingiendo, no le resultara tan tentador, ¿Desde cuándo se había convertido en un pervertido? —Yo… y-yo… ah…— Regina intentó hablar, sus dedos se apretaron en la ancha espalda del apuesto lobo… su
El lujoso auto negro de Giovanni Francesco entraba en los terrenos de la universidad, mirando de reojo a la nerviosa Regina, sonrió de medio lado, en realidad había sido un momento bastante agradable que buscaría volver a repetir y subiría de intensidad cada vez.—Por el momento compañera, nadie lo sabrá como deseas, sin embargo…primero debes de cumplir tu palabra…— habló secamente el lobo mientras llegaban al estacionamiento del campus universitario.—Lo sé…— respondió la joven preocupada.—Lo vas a disfrutar… créeme — le aseguró Giovanni y se inclinó a ella para besar sus labios, Regina cerró los ojos y se convencía que estaba haciendo lo correcto.—Será mejor salir…— habló ella al deshacer el beso, cualquier persona que llegara al lugar podría verlos.Él sonrió divertido.—Entonces nos vemos después… — el salió del auto y esta vez le abrió la puerta a la delicada lobo.Regina apretó su bolso contra su pecho y tras una ligera inclinación se apartó para retirarse.—Antes…— la detuvo
— El nuevo socio se ha añadido… el capital de la empresa creció y, por consiguiente, tus utilidades…— escuchó Giovanni del otro lado de la línea y una sonrisa curvó sus labios.—Eso significa que puedo disponer de la misma cantidad de dinero que se me había estado depositando, eso es perfecto. Esos lobos del sur en verdad están presionando, pero no los dejare tomar más terreno en mis negocios, se demasiado bien que me quieren muerto — mencionó con tono frio el hombre lobo ojiazul.— No solo eso… pronto no tendrás que preocuparte por los negocios…te diré algo que escuche decir a los viejos lobos, dicen que el líder del clan del sur, perdió a su cría y su compañera no ha podido engendrar otro hijo, por eso es que están intentando presionarte más, se está esparciendo el rumor de que has encontrado finalmente a tu compañera — la voz del otro lado de la línea arrastraba un tono casi siniestro que lo hizo fruncir el ceño.— Es frustrante, ella aún no está lista para la ceremonia de apareami
“¿Por qué demonios cediste?” se preguntó al recordar lo ocurrido, Giovanni no solo había robado su primer beso… el idiota, la había tocado y acariciado en lugares que ni ella había osado hacerlo… se ruborizó al recordar… cerró los ojos y pudo sentir de nueva cuenta el calor corporal del chico y su propia respiración agitada… los poros de su piel se erizaron… recordó esa electricidad recorrer su cuerpo y la ronca voz del hombre hablarle… dejándole claro que era él quien se lo hacía… y después, pedirle permiso para seguir haciéndolo…—¿Por qué demonios le dije que sí? — se preguntó molesta una vez más mientras se sentaba.—Eso es algo tan bajo… usar lo que estoy sintiendo para tomar ventaja…— se dijo indignada.“Pero te gustó” le aclaró su conciencia.—Por supuesto que no…— se debatió inútilmente.Molesta, se levantó y saló de ahí… caminaría un poco para apartar absurdas ideas de su cabeza, para su poca fortuna, no tenía cosas que hacer que cumplieran tal cometido.Regina se dedicó a re
—¡¿Qué?! – dijo ella en su sobresalto.—Que mientes…— Giovanni le dijo y volvió a tomarla de la mano. —… y pagarás por ello— volvió a retomar su marcha, de nueva cuenta, al estacionamiento.—¿A dónde vamos?... t-tengo trabajo y tú tambien…— dijo rápidamente mientras se obligaba a seguirle el paso.— No me importa faltar… y tú harás lo mismo de ser necesario, además, ser el dueño de la maldita compañía tiene sus ventajas mi compañera, se hace lo que yo diga — dejó claro el lobo ojiazul.—Pero…— Entra — ordenó Giovanni luego de no dejarla replicar, nunca antes el camino hasta su auto le pareció tan corto.—En serio… no puedo irme…— dijo Regina y se quedó parada a un costado de la puerta abierta y frente a él ¿Qué pretendía?Él la obligó entrar y la hizo recorrerse al entrar tras ella.— No iremos a ninguna parte – dijo tajantemente el apuesto rubio.Regina tragó débilmente, observó el largo asiento de piel negro de ese Chevelle SS propiedad del chico.— ¿Entonces para qué… me…? — pregu