—Lo estás…estas completamente nerviosa — le aseguró Giovanni al susurrarle al oído y ella cerró fuerte los ojos, intentó ignorar el estremecimiento que le provocó, no lo logró. —… y ¿sabes por qué?— volvió a cuestionar roncamente, esta vez lamió ligeramente el lóbulo de su oreja subiendo despacio por ella… Regina gimió y él sonrió complacido. —…porque te gusta… te gusta cada cosa que te hago…por eso es que quieres alejarte de mí, pero…no te lo voy a permitir — volvió a hablar y ella perdió el aliento al saber que era verdad… la mano de Giovanni subió por su espalda y por debajo de la tela de su blusa.—Y-yo…— habló para detenerlo, no sabía qué decir.—Y te prometo que te haré mucho más, Regina…una eternidad haciendo el amor contigo…ese es mi deseo — aseguró el lobo rubio y su voz seguía sonando ronca.—Ah…— Regina gimió involuntariamente al estremecerse por sus palabras… sus delgadas manos se apretaron en la playera del joven… ya no quería apartarlo, solo quería sostenerse de él… su c
“Así que todo era por él…” pensó molesto “…por eso no quiso que la besara en el cine, y también por ello quiso irse hace un momento…, porque él nos vio y no quería que se molestara.” Dedujo Giancarlo erróneamente. Su mal humor apareció y lo acompañaría lo que quedara del día, tal vez mucho más. —¡¿Qué?!— Regina se preguntó sin creerlo. —¿se fue? ¡diablos! — cerró los ojos y giró su rostro preocupado, solo se había distraído un momento mirando por donde se fue Giancarlo y esperaba encontrarlo y con suerte, convencerlo en ayudarla y armar una historia coherente del cómo se hicieron novios, supuso entonces, que era pedir demasiado. Tras un suspiro cansado se retiró a su casa… ¿cómo lo tomarían sus amigas?... a ellas también debía mentirles y esforzarse más si deseaba que le creyesen, en especial Jane. —En la que te metiste Regina— se regañó de camino, ni el fresco y agradable día que estaban teniendo logró reconfortarla. Mientras caminaba inventó varias historias que sonaran creíbles
—Ah…— y ella negó en silencio viéndolo con reproche. —Mph— él sonrió de lado. —¿no te gusta la idea? —Por supuesto que no— aclaró de inmediato. — ¿Quién crees que soy? — su rostro seguía sonrojado, nunca nadie la había visto desnuda, nadie, ni por accidente. —No lo sé, tú dímelo — su tono se tornó serio por un momento, la jaló y la pegó a la fría pared, solo un estremecimiento y un gesto con los ojos fue lo que delató tal sensación en la joven. —¿De qué querías hablar? — preguntó por fin. —¿Por qué dijiste que éramos novios? No me molesta en lo absoluto, sin embargo, solo dijiste eso para no ser cuestionada, no porque sea así de verdad…y eso es lo que me enfurece — cuestionó al acercarse a sus labios, su voz seguía seria, pero moría por besarla. —P-porque…— intentó responder y desvió su rostro al notar sus intenciones. Giovanni posó sus labios en el delgado y marfilado cuello de Regina, ella ya no pudo seguir hablando. —Porqué, ¿qué? — presionó con cierta burla, se pegó a ella
Miraba a su hermano jugando alegremente mientras disfrutaba de su partido de futbol. Aunque, en sus pensamientos, la figura y sonrisa cínica de Giovanni Francesco se hacía presente. Después de algunas semanas, finalmente tenia tiempo para ella misma y para su hermano, habían ido a ver su madre quien parecía estar mucho mejor, y ahora miraba a Ennio jugar tranquilamente. No había sabido nada de Giovanni desde hacia dos días cuando la miro desnuda en las regaderas del trabajo…cada vez, escalaba más y más con el…y eso la asustaba. —Pareces estar muy pensativa — Repentinamente la voz calma del profesor Lombardo, la hizo detener sus pensamientos. Era verdad, le había prometido charlar con el y no se había dado el tiempo para ello. —Ennio parece mas animado, hacia mucho tiempo que no lo miraba así — respondió Regina con sinceridad mientras sonreía al ver a su hermano correr animadamente tras el balón. —Si, supongo que lo está, su madre finalmente está en tratamiento, y tu pareces mas al
La mirada azulada la siguió en su recorrido hasta la puerta, una vez que Barbara abandonó el departamento, presionó un par de botones desde un teclado en la pared y aseguró la puerta, apretó los puños mientras se giraba con dirección al baño. “Jamás te enamorarías de mí … Sí, algo así dirías, Regina” pensó y la molestia se hizo mayor. —A mi qué demonios me importa — se convenció, no le iba a dar muchas vueltas al asunto. Regina sería suya, e Giancarlo sufriría por eso. No lo puedo creer… — mencionó casi consternada Jane al momento de cortar la llamada. —¿Qué? – preguntó desinteresada la pelicorta que al final había decidido dormir con Jane. —Anthony dijo que…que Regina sale con… G…Giovanni — informó y volteó a verla sin creer en sus palabras. —¿Qué? – dijo casi sin voz la pelicorta por la sorpresa. Jane solo asintió en silencio. — ¿Crees que lo cayó por mi…culpa? – preguntó dudosa, después de todo, ella siempre hablaba mal de Giovanni … ¿cuándo fue que Regina se interesó en él
Un tirón en su brazo lo obligó a detenerse, volteó a ver molesto al causante del hecho.—¿Es cierto? – la fría y molesta voz de Fiama detuvo las palabras que estuvo a punto de decir.Ella no podía creer que Giovanni fuera tan estúpido como para involucrarse con una mocosa como esa, desde esa mañana que Barbara se lo había dicho se sintió sumamente molesta, para su suerte no había visto a Giancarlo porque seguramente notaría su cambio de humor.Giovanni sonrió de medio lado.— Eso no debería importarte — se burló al verla endurecer más su rostro.—Deja de decir estupideces y contéstame — exigió la delgada pelinegra molesta y volteó disimuladamente a los costados, tampoco le convenía hacer un escándalo. — ¿Sales ya oficialmente con esa imbécil? – volvió a cuestionar Fiama.—Mph— la sonrisa del chico se amplió. — Sí, estoy saliendo con ella, ¿Algún problema? Después de todo, solo era cuestión de tiempo antes de que todos lo supieran, ella es mi compañera – dijo el apuesto rubio con burla
Regina titubeó… apretó los ojos y dejó escapar el aliento, su mano descendió y en un segundo, sintió la extremamente suave piel del endurecido y caliente miembro del rubio. —Ahhh— el gimió roncamente por la delicadeza de su tacto. Regina gimió cuando él la penetró con un par de sus dedos, sin pensar, apretó el miembro del joven entre su mano, él se tensó y ahogó un gemido. —Mueve tu mano… despacio — le indicó en lo que se le antojó una súplica. Lo siguiente que recordó fueron los labios del hombre lobo besando su cuello, luego sentarla ligeramente en el escritorio y seguir tocándola, haciéndole eso que ya varias veces le había hecho… Su mano acarició de la forma que él le indicó esa parte de su anatomía… las caricias íntimas eran suaves, delicadas, lentamente y las disfrutaban a plenitud, Giovanni nunca había jugado de esa manera con nadie, pero con Regina se estaba dando el tiempo. La necesidad aumentó en ambos. Ella dejó escapar el aliento cuando las envestidas del joven cobra
—Regina… ¿estás dormida? — cuestionó Jane en voz baja al verla recostada en su cama y boca abajo, la noche había caído, pero, aun así, era temprano para dormir, se habían quedado doblando turno por el nuevo lanzamiento que se llevaría a cabo. —No, solo cansada — respondió Regina sin moverse. —Veremos una peli en nuestro rato de descanso — informó Alma mientras encendía el computador portátil, tanto ella como la castaña estaban sentadas en el suelo y recargadas en la cama donde estaba la tímida chica. —Espero que sea algo romántico y con bonitas escenas de amor — comentó emocionada la castaña abriendo una bolsa de papitas. —¡Oh!... claro que habrá escenas de amor — aseguró pícaramente la voluptuosa joven. Regina suspiró cansadamente sin voltearlas a ver… ¿por qué ella no tenía un noviazgo como el de las películas? El vibrar de su celular la distrajo, buscó debajo de su almohada donde lo había colocado y abrió el mensaje. “Mañana a las cinco saldremos, vendrás conmigo a un bar, e