—Bueno, al menos yo también tengo algo que reprochar — trató de calmarse, si Giovanni se enojaba por su mentira, ella lo haría por lo de Barbara y estarían iguales, aunque conociendo a Giovanni seguro hasta podría volver eso en su contra. —El trabajo es para el viernes, cumplan con sus tareas, ellas les darán una cuarta parte de su calificación — habló en voz alta el catedrático mientras cerraba su libro y guardaba sus cosas. La clase había terminado y Regina apenas la notó. —¿Trabajo? — se preguntó ¿cuál trabajo? —¡oye! — le habló a uno de sus compañeros antes de que se retirara como los demás, ¡genial! Ahora quedaría como una tonta por preguntar por lo que les acababan de decir. En los dormitorios, Regina se miraba frente al espejo, saldría con Giovanni, eso ya lo sabía, sin embargo, aquel atuendo no la terminaba de convencer. —Jane ¿segura? — Regina cuestionó dudosa a su amiga, al verse ya cambiada con la ropa que Alma amablemente le había sugerido. La castaña asintió sonrient
—Recórrete — le ordenó a Benedicto al llegar a la mesa. Regina le sostuvo la mirada incómoda, tal vez si no tuviera esos tragos encima la hubiese desviado. —¿Qué tomas? — cuestionó curioso Benedicto al verle el vaso casi vacío. —Whisky— respondió y lo vio de medio lado. —¿y tú? — le preguntó a la tímida chica. —Tequila— respondió Erick por ella. —Mph— se burló. —eso es para principiantes y adolescentes – dijo la mujer con burla. —Helen— llamó a la mesera. —una botella de whisky — pidió y momentos después la botella estuvo en la mesa. —¿pruebas? — le cuestionó a Regina y a todos les sonó como reto. —Por qué no— mencionó la chica y la vio servir su trago. Barbara sonrió de forma torcida, ella era una niña, ya vería Giovanni en el ridículo en el que lo ponía. Regina sintió el gusto más amargo y caliente que la bebida que había estado consumiendo y, aun así, tomó un par más. Una mala idea, nunca era bueno combinar varias bebidas y menos, si no se está acostumbrada al alcohol. —
—¡Maldición! — mencionó molesto mientras sentía el agua fría recorrer su cuerpo.Regina lo había dejado demasiado…emocionado, y el, se bañaba con agua fría para enfriarse, le había costado una fuerza enorme fuerza de voluntad que no sabía que tenía el no hacerle el amor allí mismo, ella era tan hermosa y tan ardiente si se lo proponía que se sentía francamente impactado…pero, aun así, no era el tipo de hombre que se aprovechaba de una mujer ebria.Una vez que retiró el exceso de agua de su cabello, acercó un par de cobijas a la cama.—Vamos a ver qué dices cuando despiertes a mi lado, desnuda por la mañana — y su sonrisa se extendió… iba hacerla sufrir un rato jugándole una mala broma.Dejó caer la blanca toalla que cubría su cuerpo y se metió a la cama con ella.La giró, de tal modo de poder abrazarla por la espalda, y al momento de que sus cuerpos se volvieron a rozar, entendió que iba ser una tortura controlarse por el tiempo que estuviese despierto; lo mejor sería dormir pronto.F
Estaba sentado en el cofre de su auto mientras esperaba por Regina en el estacionamiento del lugar, estaba frustrado, los dos días pasados había estado ocupado con el equipo, sus clases y hasta algunas obligaciones de la empresa del que fue su padre y eso aunado al poco tiempo que había pasado con Regina, le truncaban su nuevo objetivo… ¿le interesaba de verdad ganarse el amor de Regina?Unos suaves pasos a su espalda lo obligaron a girar su rostro, guardó su móvil en el bolsillo y se paró correctamente, sonrió de medio lado al ver a la avergonzada chica…—Estoy lista — mencionó Regina y se mordió nerviosa el labio al verlo recorrer su cuerpo con la mirada.Los ojos azules del chico de cabello rubio subieron de sus pies observando el curioso calzado que había usado, la desnudez parcial de sus torneadas y largas piernas, y esa blusa blanca que escondía muchas de sus curvas, sonrió de manera torcida, al menos así no se haría notar tanto… se apresuró a abrir la puerta del auto para ella.
—¿Qué? — Regina no alcanzaba a ver bien por las personas frente a ella — ¿esto no es peligroso? – cuestiono.—No, si sabes manejar — bromeó el chico, pero no aligeró la tensión que surgía en la joven.Regina intentó ponerse en puntas, pero, aun así, era demasiado bajita para alcanzar a ver algo, mordió su labio preocupada y esperó que no hubiese ningún accidente.—Ese infeliz lo hizo— mencionó casi incrédulo el ojiceleste.Segundos después los cuatro vehículos atravesaban la línea de meta uno tras otro. Sonrió molesto, esta era la cuarta carrera al hilo que ganaba.El grupo de personas que permanecían atentas a los resultados se dispersaron ligeramente, unos buscando cobrar apuestas y otros, en su mayoría se reunieron en pequeños grupos para charlar o beber, Regina veía con recelo a varios sujetos que les prestaban atención.—Pero vaya, que es bonita tu novia Erick— habló un alto joven de larga trenza y ojos negruzcos.—Draken, no sabía que habías vuelto— saludó Erick sin molestarse e
Apoyó su espalda sobre el mullido colchón al darse vuelta mientras luchaba por volver a dormir, era sábado, y aunque seguía cansada por no haber dormido suficiente, el sueño la había abandonado minutos antes, todavía no amanecía y esa madrugada era fresca, su cuerpo se mantenía calentito por una cobija afelpada.Suspiró intentando relajarse… llevó una de sus manos a su cuello y sintió el palpitar de su corazón ligeramente más acelerado.—¿Qué te está pasando, Regina? — se preguntó en un susurro.Se sentía extraña, había llegado muy tarde después de salir con Giovanni, Ennio por suerte la había esperado para abrirle, tuvo que contarle algunos detalles, pero omitió, como siempre, esos momentos que Giovanni la hacía vivir.— ¡Dios! — mencionó despacio al cerrar los ojos. Giovanni le dijo que le gustaba… sintió su corazón acelerarse un poco más al recordarlo, no entendía esa reacción extraña que eso le hacía sentir.Para su pesar, ella reconocía que Giovanni le atraía, el sujeto era un pe
—¡Por supuesto! — aseguró Benedicto y sonrió al soltarlo — yo me encargaré que tu velada sea única – respondió sin dudar.—Entonces ten — le dijo el rubio y le lanzó las llaves de su departamento mientras se retiraba al interior del gimnasio.—¡Hey jefe! — le gritó al tenerlas en sus manos. —Regina es muy linda, y si me lo preguntas, no creo que el amor humano sea tan malo — finalizó al guiñarle un ojo.Aunque su segundo al mandos y amigo no la mencionó, sabía que no haría ese tipo de cosas por nadie… y aunque no conocía bien a Regina, ella parecía del tipo de chicas que aprecian algo como eso.Giovanni negó en silencio y solo alzó su mano para despedirse, Benedicto sonrió y se giró para comenzar con la que consideraba una misión de parte de su casi hermano.—Pensé que no vendrías hoy — saludó Barbara ocultando su molestia al casi verse descubierta.Giovanni la vio de reojo al ingresar al gimnasio —solo tuve cosas qué hacer — respondió con simpleza y sin detenerse.La chica frunció lo
—Eres una niña, Regina…— su porte y actitud altiva molestó a la nombrada —… seguro Giovanni solo busca acostarse contigo, te hablará bonito y te hará sentir especial, pero es igual con todas — dejó claro mientras caminaba hacia ella.—Sigue sin ser tu asunto— respondió Regina molesta mientras la veía rodearla y verla detalladamente, fue algo que la incomodó, pero no lo demostró.—O dime ¿ya lo han hecho? — cuestionó buscando entender la relación de ambos, lo dudaba, pero tampoco descartaba la idea. —¿has estado en su cama?... es sumamente suave ¿verdad? — añadió molestándola. —¿se ha portado romántico contigo?... Giovanni además de un excelente amante, sabe darle a cada mujer lo que necesita — se burló al pararse frente a ella.—Y luego las desecha como ha hecho contigo ¿cierto? — Regina habló con calma y no supo cómo esbozó una sonrisa similar a la de la chica. — Pero eso no te detiene — añadió al verla molestarse —… tu eres de las que ruegan — finalizó al recordar cómo en varias oca