—¿Qué? — Regina no alcanzaba a ver bien por las personas frente a ella — ¿esto no es peligroso? – cuestiono.—No, si sabes manejar — bromeó el chico, pero no aligeró la tensión que surgía en la joven.Regina intentó ponerse en puntas, pero, aun así, era demasiado bajita para alcanzar a ver algo, mordió su labio preocupada y esperó que no hubiese ningún accidente.—Ese infeliz lo hizo— mencionó casi incrédulo el ojiceleste.Segundos después los cuatro vehículos atravesaban la línea de meta uno tras otro. Sonrió molesto, esta era la cuarta carrera al hilo que ganaba.El grupo de personas que permanecían atentas a los resultados se dispersaron ligeramente, unos buscando cobrar apuestas y otros, en su mayoría se reunieron en pequeños grupos para charlar o beber, Regina veía con recelo a varios sujetos que les prestaban atención.—Pero vaya, que es bonita tu novia Erick— habló un alto joven de larga trenza y ojos negruzcos.—Draken, no sabía que habías vuelto— saludó Erick sin molestarse e
Apoyó su espalda sobre el mullido colchón al darse vuelta mientras luchaba por volver a dormir, era sábado, y aunque seguía cansada por no haber dormido suficiente, el sueño la había abandonado minutos antes, todavía no amanecía y esa madrugada era fresca, su cuerpo se mantenía calentito por una cobija afelpada.Suspiró intentando relajarse… llevó una de sus manos a su cuello y sintió el palpitar de su corazón ligeramente más acelerado.—¿Qué te está pasando, Regina? — se preguntó en un susurro.Se sentía extraña, había llegado muy tarde después de salir con Giovanni, Ennio por suerte la había esperado para abrirle, tuvo que contarle algunos detalles, pero omitió, como siempre, esos momentos que Giovanni la hacía vivir.— ¡Dios! — mencionó despacio al cerrar los ojos. Giovanni le dijo que le gustaba… sintió su corazón acelerarse un poco más al recordarlo, no entendía esa reacción extraña que eso le hacía sentir.Para su pesar, ella reconocía que Giovanni le atraía, el sujeto era un pe
—¡Por supuesto! — aseguró Benedicto y sonrió al soltarlo — yo me encargaré que tu velada sea única – respondió sin dudar.—Entonces ten — le dijo el rubio y le lanzó las llaves de su departamento mientras se retiraba al interior del gimnasio.—¡Hey jefe! — le gritó al tenerlas en sus manos. —Regina es muy linda, y si me lo preguntas, no creo que el amor humano sea tan malo — finalizó al guiñarle un ojo.Aunque su segundo al mandos y amigo no la mencionó, sabía que no haría ese tipo de cosas por nadie… y aunque no conocía bien a Regina, ella parecía del tipo de chicas que aprecian algo como eso.Giovanni negó en silencio y solo alzó su mano para despedirse, Benedicto sonrió y se giró para comenzar con la que consideraba una misión de parte de su casi hermano.—Pensé que no vendrías hoy — saludó Barbara ocultando su molestia al casi verse descubierta.Giovanni la vio de reojo al ingresar al gimnasio —solo tuve cosas qué hacer — respondió con simpleza y sin detenerse.La chica frunció lo
—Eres una niña, Regina…— su porte y actitud altiva molestó a la nombrada —… seguro Giovanni solo busca acostarse contigo, te hablará bonito y te hará sentir especial, pero es igual con todas — dejó claro mientras caminaba hacia ella.—Sigue sin ser tu asunto— respondió Regina molesta mientras la veía rodearla y verla detalladamente, fue algo que la incomodó, pero no lo demostró.—O dime ¿ya lo han hecho? — cuestionó buscando entender la relación de ambos, lo dudaba, pero tampoco descartaba la idea. —¿has estado en su cama?... es sumamente suave ¿verdad? — añadió molestándola. —¿se ha portado romántico contigo?... Giovanni además de un excelente amante, sabe darle a cada mujer lo que necesita — se burló al pararse frente a ella.—Y luego las desecha como ha hecho contigo ¿cierto? — Regina habló con calma y no supo cómo esbozó una sonrisa similar a la de la chica. — Pero eso no te detiene — añadió al verla molestarse —… tu eres de las que ruegan — finalizó al recordar cómo en varias oca
Regina se sorprendió disfrutando el momento, gimió cuando él apretó uno de sus glúteos y la presionó más contra él, nunca dejaron de besarse y sus ojos siempre estuvieron cerrados, lo entendió, pues los pasos del joven, aunque fueron de prisa, fueron ligeramente torpes.—Giovanni— lo llamó en un jadeo cuando él se subió a su cuerpo estando ya sobre la cama. Su cuerpo ardía.—Solo déjame hacértelo — suplicó con voz ronca y la alzó para colocarla en medio de la cama.Ella gimió cuando él mordió su cuello conteniendo seguramente su pasión, sintió la suavidad de la cama.“¿has estado en su cama?... es sumamente suave ¿verdad?”… la voz burlona de Barbara se hizo presente en ese momento… Apretó sus ojos con más fuerza, ¿por qué eso la molestaba ahora?... ella ya sabía lo de ellos dos.Giovanni metió su mano bajo de la falda de su vestido y ella ladeó el rostro y abrió ligeramente sus ojos, él la embistió con cierta fuerza en clara muestra de su creciente necesidad… ella mordió su labio y po
Se limpiaba un hilillo de sangre de la boca, había sido atacado al salir de su casa por un lobo desconocido…tenia que averiguar porque razón había sido aquello. Tomando su celular, envió un mensaje a Regina.“Te veo en cinco minutos en el jardín trasero de la biblioteca… llega, o iré por ti”Su corazón latió nervioso y se levantó sin pensarlo.—¿Quién era? — preguntó Jane.—Una compañera— respondió con fingida normalidad al recoger un par de sus libretas —necesita mis apuntes — añadió y tomó también su celular. No había hablado con el desde la noche anterior y no sabia de que humor encontraría a Giovanni.Mordió su labio al darse cuenta que cada vez mentía más y con más facilidad. ¡Dios! Ya era una mentirosa.—¿Quieres que te acompañemos? – cuestiono la castaña.—No, Jane— habló de prisa —digo… no me tardo, tengo que correr, lo siento. Ya vuelvo — corrigió y salió de prisa de ahí.Las dos chicas se vieron con extrañez para terminar encogiéndose de hombros.—¿Hablaste con Anthony? — cu
—¿cómo te atreviste a decirme que…? – dijo entre risas el rubio. —¿Cómo te atreviste tú a embriagarte sin haber probado gota de alcohol antes? — la interrumpió y su sonrisa se amplió antes de besar sus labios. Regina se paralizó —…no sabes con las ganas que me dejaste — confesó al dejar sus labios y todavía sosteniendo la mano con la que había intentado golpearlo. —Yo… —Fue divertido verte ebria — comentó y recorrió su mejilla con sus labios en un muy sutil contacto —Y fue muy excitante que me pidieras hacértelo — confesó y la vio a los ojos —no sabes la erección que me causaste ni lo mucho que me costó reprimirme – termino de decir el apuesto rubio. —Ah…— Regina dejó escapar el aliento, sus ojos temblaron nerviosos. —O más bien si sabes…— corrigió al besar su mano, Regina no pudo enrojecer más al recordar que lo había tocado. Giovanni sonrió, volvió a besar sus labios en un beso un poco más largo al que Regina no se resistiría. Una vez que él dejó sus labios, su nerviosismo au
Por la mañana siguiente el que acostumbraba ser un lugar solitario a esa hora, se vio concurrido medianamente, al parecer, varios estudiantes también saldrían de las instalaciones ese día. —Hace frío — se quejó Jane al abrazarse ella misma mientras esperaban al jefe Giancarlo, Anthony sonrió y la abrazó. Todo había sido meramente improvisado, y casi nadie en la oficina quiso participar pues la gran mayoría de los empleados sentían una gran antipatía por Regina, esto por supuesto motivado por la envidia que los primeros rumores desataron y que el hecho de que la relación formal entre ella y Giovanni Francesco saliera a la luz solo lo había empeorado. —Es tu culpa… debiste ponerte algo más abrigador— mencionó la pelinegra y se apretó el grueso y obscuro suéter que portaba. Jane arrugó el ceño indignada por su comentario. — Vamos a la playa, no a esquiar, para abrigarme como lo haces tú – respondió la castaña indignada. Regina sonrió. Realmente no esperaba aquel lindo detalle de par