—¿cómo te atreviste a decirme que…? – dijo entre risas el rubio. —¿Cómo te atreviste tú a embriagarte sin haber probado gota de alcohol antes? — la interrumpió y su sonrisa se amplió antes de besar sus labios. Regina se paralizó —…no sabes con las ganas que me dejaste — confesó al dejar sus labios y todavía sosteniendo la mano con la que había intentado golpearlo. —Yo… —Fue divertido verte ebria — comentó y recorrió su mejilla con sus labios en un muy sutil contacto —Y fue muy excitante que me pidieras hacértelo — confesó y la vio a los ojos —no sabes la erección que me causaste ni lo mucho que me costó reprimirme – termino de decir el apuesto rubio. —Ah…— Regina dejó escapar el aliento, sus ojos temblaron nerviosos. —O más bien si sabes…— corrigió al besar su mano, Regina no pudo enrojecer más al recordar que lo había tocado. Giovanni sonrió, volvió a besar sus labios en un beso un poco más largo al que Regina no se resistiría. Una vez que él dejó sus labios, su nerviosismo au
Por la mañana siguiente el que acostumbraba ser un lugar solitario a esa hora, se vio concurrido medianamente, al parecer, varios estudiantes también saldrían de las instalaciones ese día. —Hace frío — se quejó Jane al abrazarse ella misma mientras esperaban al jefe Giancarlo, Anthony sonrió y la abrazó. Todo había sido meramente improvisado, y casi nadie en la oficina quiso participar pues la gran mayoría de los empleados sentían una gran antipatía por Regina, esto por supuesto motivado por la envidia que los primeros rumores desataron y que el hecho de que la relación formal entre ella y Giovanni Francesco saliera a la luz solo lo había empeorado. —Es tu culpa… debiste ponerte algo más abrigador— mencionó la pelinegra y se apretó el grueso y obscuro suéter que portaba. Jane arrugó el ceño indignada por su comentario. — Vamos a la playa, no a esquiar, para abrigarme como lo haces tú – respondió la castaña indignada. Regina sonrió. Realmente no esperaba aquel lindo detalle de par
—¡Si! Ahora sí… ¡a embriagarnos y a broncearnos! — gritó Alma emocionada al colgarse del brazo de Jane y Regina que se habían acercado a una pequeña barda a observar la gran vista del horizonte, Melissa se acercó a ellas y Anthony la siguió, Giancarlo, por su parte comenzó a sacar las cosas de su auto de mal modo. Realmente aborrecía la idea de Giovanni cerca de Regina. Había hablado con su hermano mayor, y no había manera de permitirle al lobo salirse con la suya…no cuando lo que mas deseaban, era sacar a Giovanni del control que tenia como el alfa de su manada.Fiama miraba disimuladamente al lobo, lo observó de reojo y se acercó a Giovanni que veía desinteresado el infantil comportamiento de la pelinegra y sus amigas.—¿Por qué nunca me habías traído aquí? — le cuestionó al recargarse en su auto aparentemente con naturalidad, pero también observando la casa que bien podría ser suya en un futuro.Giovanni volteó de medio lado a verla.— Nunca me interesó volver, además, ¿Por qué ten
—¡Regina! — la delgada voz de Jane obligó a Giovanni a separarse, sonrió de medio lado al verla ruborizada y sin saber qué hacer.—Será mejor que salgas — sugirió. — o sospecharán algo…sabes que a mi no me importa, ¿Pero a ti? — y comenzó a caminar en dirección contraria.La pelinegra dio un respingo y salió sin pensar más al encuentro de su amiga.—¿Qué hacías?¡Ven! vayamos a cambiarnos y a nadar un rato — dijo la castaña.—¡Que envidia! Lucen tan bien — mencionó la joven pelirroja al ver a las tres jóvenes en trajes de baño.—Tú también luces genial — animó Regina que esta vez no tenía problema con su atuendo.—Ah ni lo digas…— disculpó la joven. — creo que todavía tengo un cuerpo sin desarrollar.Alma no pudo evitar sonreír. — y aun así tienes un par de pretendientes rondando — dijo la pelicorta.—¿Tienes novio? — cuestionó curiosa Regina mientras ayudaba a Jane a ajustarse el sujetador de su bikini.—Para nada, los chicos son estúpidos, insípidos y patéticos — afirmó la joven pel
—Cualquiera diría que te gusta… pero solo juegas con ella ¿cierto? — la suspicaz voz de Fiama a su espalda lo hizo voltear a verla.—¿Te importa? Lo que sienta o no por Regina no es tu maldito asunto…— respondió Giovanni con simpleza.—¿Qué? — preguntó molesta ante lo poco específico de su respuesta y cuidando en todo momento que Giancarlo no viera más de lo que quería dejarle ver entre ellos.—Cualquiera de las dos cosas, pero, tú no puedes saberlo ¿O sí? — confesó el rubio con burla y volvió a clavar su mirada en la torpe chica que había tropezado y ahora era ayudada por Erick a levantarse mientras las otras dos jóvenes estallaron en una sonora carcajada.Él pudo haber sonreído al verla avergonzada, pero estaba más molesto al verla apoyarse en su ex compañero de equipo ¿por qué demonios le estaba molestando tanto?Fiama vio lo que veía y nuevamente lo analizó a él, Giovanni era un idiota… pero un idiota al que recuperaría… lo de ellos había sido tan pasional que era difícil que lo o
Alma salió de la casa con más carne y comida chatarra que ya se había terminado y se colocó al lado rubio para servir.—¡Qué bien! ¡Más de todo! — comentó animado Erick al acercarse y tomar de ello — supongo que nos amaneceremos — dijo y caminó hacia la fogata donde la mayoría se encontraban reunidos.—¿Y por qué no?... podríamos comprobar si lo que dice la leyenda es cierto— comentó el rubio al seguirlo con un vaso de embriagante contenido.—¿Qué leyenda? — cuestionó curiosa Regina que se había reunido ya con el resto del grupo.Anthony sintió un escalofrío recorrerlo al recordar sus temores de la infancia. — Nadie quiere escuchar eso.—Claro que sí — intervino Jane al parecerle divertida su reacción.—Dinos— habló ahora Fiama.Giovanni sonrió para después tomar un tono serio —hace mucho tiempo, se dice que había un par de amantes… ambos juraban quererse, pero su amor era prohibido, la joven era una persona humilde y él era un hijo de una de las familias más ricas de la región, él es
Minutos después la espuma que cubría su largo cabello resbalaba por su mojado cuerpo, el agua que creyó la relajaría solo incrementó su ansiedad… iba a pasar, estaba segura, ya había aceptado pertenecerle… sabía que él no se detendría… y algo en su interior, deseaba que no lo hiciera, no supo si fue por ver a Giancarlo y a Fiama tan cercanos o era por él, por lo que Giovanni le provocaba. “No te confundas” se aconsejó… solo eran sus hormonas traicionándola una vez más.Una vez que se vio fuera del baño, secó ligeramente su largo cabello y se colocó un fresco short y un ligero blusón de tirantes en tonos beige, que usaba como pijama. Observó la luna brillar tras la delgada cortina y afuera el silencio era casi total.Abrió la puerta y se asomó, vio a Giancarlo entrar a su habitación y cerrar la puerta tras él.—Mejor no— se acobardó, mordió su labio al ver que ya pasaba de media noche en el pequeño reloj de la pared de su cuarto.“No me obligues a ir por ti” recordó la amenaza del rubi
—G-Giovanni…— gimió su nombre al apretar sus ojos y contraer sus facciones por el placer que amenazaba con desbordarla, si él continuaba.—Shh— la silenció y lamió su oreja, Regina tembló. — Solo disfrútalo…disfrútame, sabes que no te hare daño…mi compañera — mencionó provocando una oleada de placer cuando al tiempo, apretó uno de sus endurecidos pezones.La mirada brillante en pasión de Regina, se encontró con la azulina en iguales condiciones de Giovanni, él sonrió ligeramente antes de volver por sus labios.Esta vez el beso fue profundo, suave… fue lento, los ojos de Regina se cerraron y sus manos se enredaron en el cuello del rubio cuando éste la cargó… ella enredó sus piernas en su cadera y mientras él avanzaba hacia la gran cama central de ese cuarto; la pasión de Regina creció y su pudor e inseguridad morían.—Giovanni…— habló cuando se vio de espaldas sobre el mullido colchón. —…t-tu sabes que…—Esta vez voy a cuidarte Regina…fui un idiota la última vez que lo intentamos, no t