Regina titubeó… apretó los ojos y dejó escapar el aliento, su mano descendió y en un segundo, sintió la extremamente suave piel del endurecido y caliente miembro del rubio. —Ahhh— el gimió roncamente por la delicadeza de su tacto. Regina gimió cuando él la penetró con un par de sus dedos, sin pensar, apretó el miembro del joven entre su mano, él se tensó y ahogó un gemido. —Mueve tu mano… despacio — le indicó en lo que se le antojó una súplica. Lo siguiente que recordó fueron los labios del hombre lobo besando su cuello, luego sentarla ligeramente en el escritorio y seguir tocándola, haciéndole eso que ya varias veces le había hecho… Su mano acarició de la forma que él le indicó esa parte de su anatomía… las caricias íntimas eran suaves, delicadas, lentamente y las disfrutaban a plenitud, Giovanni nunca había jugado de esa manera con nadie, pero con Regina se estaba dando el tiempo. La necesidad aumentó en ambos. Ella dejó escapar el aliento cuando las envestidas del joven cobra
—Regina… ¿estás dormida? — cuestionó Jane en voz baja al verla recostada en su cama y boca abajo, la noche había caído, pero, aun así, era temprano para dormir, se habían quedado doblando turno por el nuevo lanzamiento que se llevaría a cabo. —No, solo cansada — respondió Regina sin moverse. —Veremos una peli en nuestro rato de descanso — informó Alma mientras encendía el computador portátil, tanto ella como la castaña estaban sentadas en el suelo y recargadas en la cama donde estaba la tímida chica. —Espero que sea algo romántico y con bonitas escenas de amor — comentó emocionada la castaña abriendo una bolsa de papitas. —¡Oh!... claro que habrá escenas de amor — aseguró pícaramente la voluptuosa joven. Regina suspiró cansadamente sin voltearlas a ver… ¿por qué ella no tenía un noviazgo como el de las películas? El vibrar de su celular la distrajo, buscó debajo de su almohada donde lo había colocado y abrió el mensaje. “Mañana a las cinco saldremos, vendrás conmigo a un bar, e
—Bueno, al menos yo también tengo algo que reprochar — trató de calmarse, si Giovanni se enojaba por su mentira, ella lo haría por lo de Barbara y estarían iguales, aunque conociendo a Giovanni seguro hasta podría volver eso en su contra. —El trabajo es para el viernes, cumplan con sus tareas, ellas les darán una cuarta parte de su calificación — habló en voz alta el catedrático mientras cerraba su libro y guardaba sus cosas. La clase había terminado y Regina apenas la notó. —¿Trabajo? — se preguntó ¿cuál trabajo? —¡oye! — le habló a uno de sus compañeros antes de que se retirara como los demás, ¡genial! Ahora quedaría como una tonta por preguntar por lo que les acababan de decir. En los dormitorios, Regina se miraba frente al espejo, saldría con Giovanni, eso ya lo sabía, sin embargo, aquel atuendo no la terminaba de convencer. —Jane ¿segura? — Regina cuestionó dudosa a su amiga, al verse ya cambiada con la ropa que Alma amablemente le había sugerido. La castaña asintió sonrient
—Recórrete — le ordenó a Benedicto al llegar a la mesa. Regina le sostuvo la mirada incómoda, tal vez si no tuviera esos tragos encima la hubiese desviado. —¿Qué tomas? — cuestionó curioso Benedicto al verle el vaso casi vacío. —Whisky— respondió y lo vio de medio lado. —¿y tú? — le preguntó a la tímida chica. —Tequila— respondió Erick por ella. —Mph— se burló. —eso es para principiantes y adolescentes – dijo la mujer con burla. —Helen— llamó a la mesera. —una botella de whisky — pidió y momentos después la botella estuvo en la mesa. —¿pruebas? — le cuestionó a Regina y a todos les sonó como reto. —Por qué no— mencionó la chica y la vio servir su trago. Barbara sonrió de forma torcida, ella era una niña, ya vería Giovanni en el ridículo en el que lo ponía. Regina sintió el gusto más amargo y caliente que la bebida que había estado consumiendo y, aun así, tomó un par más. Una mala idea, nunca era bueno combinar varias bebidas y menos, si no se está acostumbrada al alcohol. —
—¡Maldición! — mencionó molesto mientras sentía el agua fría recorrer su cuerpo.Regina lo había dejado demasiado…emocionado, y el, se bañaba con agua fría para enfriarse, le había costado una fuerza enorme fuerza de voluntad que no sabía que tenía el no hacerle el amor allí mismo, ella era tan hermosa y tan ardiente si se lo proponía que se sentía francamente impactado…pero, aun así, no era el tipo de hombre que se aprovechaba de una mujer ebria.Una vez que retiró el exceso de agua de su cabello, acercó un par de cobijas a la cama.—Vamos a ver qué dices cuando despiertes a mi lado, desnuda por la mañana — y su sonrisa se extendió… iba hacerla sufrir un rato jugándole una mala broma.Dejó caer la blanca toalla que cubría su cuerpo y se metió a la cama con ella.La giró, de tal modo de poder abrazarla por la espalda, y al momento de que sus cuerpos se volvieron a rozar, entendió que iba ser una tortura controlarse por el tiempo que estuviese despierto; lo mejor sería dormir pronto.F
Estaba sentado en el cofre de su auto mientras esperaba por Regina en el estacionamiento del lugar, estaba frustrado, los dos días pasados había estado ocupado con el equipo, sus clases y hasta algunas obligaciones de la empresa del que fue su padre y eso aunado al poco tiempo que había pasado con Regina, le truncaban su nuevo objetivo… ¿le interesaba de verdad ganarse el amor de Regina?Unos suaves pasos a su espalda lo obligaron a girar su rostro, guardó su móvil en el bolsillo y se paró correctamente, sonrió de medio lado al ver a la avergonzada chica…—Estoy lista — mencionó Regina y se mordió nerviosa el labio al verlo recorrer su cuerpo con la mirada.Los ojos azules del chico de cabello rubio subieron de sus pies observando el curioso calzado que había usado, la desnudez parcial de sus torneadas y largas piernas, y esa blusa blanca que escondía muchas de sus curvas, sonrió de manera torcida, al menos así no se haría notar tanto… se apresuró a abrir la puerta del auto para ella.
—¿Qué? — Regina no alcanzaba a ver bien por las personas frente a ella — ¿esto no es peligroso? – cuestiono.—No, si sabes manejar — bromeó el chico, pero no aligeró la tensión que surgía en la joven.Regina intentó ponerse en puntas, pero, aun así, era demasiado bajita para alcanzar a ver algo, mordió su labio preocupada y esperó que no hubiese ningún accidente.—Ese infeliz lo hizo— mencionó casi incrédulo el ojiceleste.Segundos después los cuatro vehículos atravesaban la línea de meta uno tras otro. Sonrió molesto, esta era la cuarta carrera al hilo que ganaba.El grupo de personas que permanecían atentas a los resultados se dispersaron ligeramente, unos buscando cobrar apuestas y otros, en su mayoría se reunieron en pequeños grupos para charlar o beber, Regina veía con recelo a varios sujetos que les prestaban atención.—Pero vaya, que es bonita tu novia Erick— habló un alto joven de larga trenza y ojos negruzcos.—Draken, no sabía que habías vuelto— saludó Erick sin molestarse e
Apoyó su espalda sobre el mullido colchón al darse vuelta mientras luchaba por volver a dormir, era sábado, y aunque seguía cansada por no haber dormido suficiente, el sueño la había abandonado minutos antes, todavía no amanecía y esa madrugada era fresca, su cuerpo se mantenía calentito por una cobija afelpada.Suspiró intentando relajarse… llevó una de sus manos a su cuello y sintió el palpitar de su corazón ligeramente más acelerado.—¿Qué te está pasando, Regina? — se preguntó en un susurro.Se sentía extraña, había llegado muy tarde después de salir con Giovanni, Ennio por suerte la había esperado para abrirle, tuvo que contarle algunos detalles, pero omitió, como siempre, esos momentos que Giovanni la hacía vivir.— ¡Dios! — mencionó despacio al cerrar los ojos. Giovanni le dijo que le gustaba… sintió su corazón acelerarse un poco más al recordarlo, no entendía esa reacción extraña que eso le hacía sentir.Para su pesar, ella reconocía que Giovanni le atraía, el sujeto era un pe