MollyEl cirujano me observa con atención esperando mi respuesta. Tohbías merece vivir, yo daría mi jodida vida por la suya si fuese preciso.—No importa doctor, proceda con la cirugía —digo y siento lágrimas caer en mis ojos.—Está bien señora, disculpe —habla y veo que sale de la habitación.Veo a mi esposo en esa cama y todo mi ser se quiebra en pedazos. Algo dentro de mí comprime mi pecho, no soportaría ver a un Tohbías indiferente a mí, no soportaría su rechazo.Paso la noche con él en la habitación del hospital, llorando casi todo el tiempo. Meditando y pensando lo que haré, que camino elegiré.Tengo miedo, me aterra que mi Tohbías cuando abra los ojos me mire a los ojos con esa mirada helada que tenía cuando lo conocí, lo nuestro sucedió tan rápido y al parecer mucho más rápido va a terminar.Pero saber también que siempre fue su deseo, tener un hijo conmigo, él que se había rendido y que haya aceptado el tratamiento y operación debido a la familia que formaríamos, me desgarra,
MollySeis años después Mi pequeño llora al salir de mi vientre y nadie está junto a mí. Nadie lo toma más que yo en mis brazos y lo consuela para que se calme. Nadie me dio la mano a mí al salir del hospital luego del parto. Estoy sola como quería un principio, pero ¿por qué no se siente bien?Los primeros llantos nocturnos y noches en vela sola, levantándome para amamantarlo cuando al otro día debía levantarme temprano a trabajar. Las primeras risas, los primeros gateos, los primeros pasos, la primera palabra. Él se ha perdido tanto de nuestro pequeño.Todo fue tan difícil sin él, mi hijo hoy no tiene a nadie a quién llamar padre. Y me duele en el alma que así sea. Pero duele mucho más ver las revistas de famosos y que él salga en primera plana con una chica diferente cada día desde que despertó.¿Por qué no me ha buscado? ¿Por qué aún sabiendo que estamos aquí solos esperándole? ¿Por qué si mi pequeño y yo le necesitamos tanto? Somos su familia y ahí le veo tan feliz y tan pleno
Molly Su semblante tan rígido y su mandíbula apretada es todo lo que defino en su expresión. Mi mente no procesa lo que mis ojos ven, no cuando ha pasado tanto, no cuando es el momento menos indicado para su llegada.—¿Me dejas entrar? —Ya hasta había olvidado su voz.—¡Papá! —exclama mi pequeño con emoción reconociendo a su padre.Es la primera vez que lo ve y es increíble que solo por fotos lo pueda reconocer ahora. Siento a Tohbías tensarse y mi hijo le salta encima y lo abraza, su padre no puede más que corresponder su abrazo.Mi corazón está en puro frenesí por vivir esto, ya estaba en un punto en que no pensé que llegaste, joder fueron seis años. Seis putos años en los que lo necesité tanto conmigo. Las lágrimas no se tardan en aparecer, mi vista se empaña al punto que tengo que cerrar los ojos para que escurran por mis mejillas.—¿Mami estas bien? —pregunta mi hijo preocupado.Limpio mis ojos con las manos y aclaro mi garganta.—Estoy bien cariño —contesto a mi pequeño primero
Molly Salimos luego de comer y esta vez vamos directo a casa. Todo está en silencio excepto por nuestro pequeño que no deja de hablar con su padre todo el tiempo. Bajamos al llegar y entramos.Mi celular suena en mi bolso y lo saco viendo su número. —Hola Maxi —saludo hablando con el teléfono en la oreja.Veo a ambos subir al piso superior e imagino que llevará mi pequeño a su padre a conocer su habitación.—¿Todo bien? Su pregunta me deja consternada, no sé siquiera qué contestarle.—Me pidió el divorcio —digo sintiendo mis ojos arder.¡Soy tan débil!—Maldito gilipollas —masculla a través de la línea.—¡Mami! —chilla la voz de mi hijo desde arriba.—Lo siento Max luego hablamos, Tohb me llama —le comento y él se despide.Cuelgo y subo las escaleras dejando las llaves en su lugar. Veo la puerta del cuarto de mi hijo abierta y su padre sentado en el sofá azul en forma de auto mientras mi pequeño enseña todos su juguetes.—¿Mami ya podemos meternos al jacuzzi? —pide y me sorprendo.
TobhíasLos chillidos emocionados de mi hijo sumban en mis oídos, pero solamente estoy centrado en la sonrosada boca de la preciosa mujer que tengo enfrente. Sus labios entreabiertos y sus ojos me observan nerviosa. Siento su dulce aliento entrar por mi nariz, y sé que está expectante a lo que voy a hacer. No dilato más la situación, me inclino directamente a por sus suaves labios.Me envuelven con delicadeza pero algo delicado es lo que menos deseo, increíblemente mi cuerpo reacciona a su cercanía de una forma inexplicable. Chupo su labio inferior metiendo mi lengua y recorriendo toda su boca desde dentro. Es tan placentero escucharla gemir con satifacción cuando mis manos aprietan su cintura, exigiendo más de ella. Y me lo da, porque siento que ya no está rígida como al principio, me sigue el juego de lenguas y lamidas.Literarlmente me como su boca y cada segundo que pasa en el acto, me adentro más a un abismo del cuál no quiero salir. ¿Qué rayos es lo que provoca en mi esta mujer
MollyLágrimas solo derraman mis ojos, el dolor se instala ahí en mi corazón al oírle hablar así de fuerte. Nunca le había visto tan enfadado ni conmigo, ni con nadie. Sus últimas palabras retumban en mis oídos haciendo eco en todos mis sentidos internos."Tú con ese tío y yo con mi mujer"¿Mujer? ¿Qué mujer?Mis piernas flaquean por pensarlo con otra, pensaba que no estaba con nadie en específico. Que era soltero y que ningún sexo fememino era algo estable en su vida. ¿Podré soportar el hecho de que comparta su vida con alguien más?Limpio mis ojos con las manos y veo mi rostro en el gran espejo en una de las paredes de la habitación. Estoy realmente hecha un desastre, mi cara está lo suficientemente roja dando señales de llorar. Restriego con agua y la limpio. Trato de calmarme y dedico unos minutos a limpiar el jacuzzi.Al rato salgo y las risas de las dos figuras masculinas más importantes de mi vida, resuenan desde el piso superior en el que estoy. Bajo hasta la cocina y los veo
MollyMe encierro en mi habitación y todo lo que sucedió hoy me pasa frente a los ojos. Los mismos se nublan con tristeza por lo que viví el día de hoy. No puedo simplemente ser indiferente a todo lo que siento teniéndolo cerca, no puedo evitar sentir mi pecho hincharse al ver a mi hijo con su padre. Todo es un cúmulo de sensaciones que sabía que iba a sentir cuando reapareciera.Pongo mi pijama que consiste en una simple bata de seda bastante indiscreta, y de color blanco. Me meto entre las sábanas de la cama y apago la luz de la habitación. Decido escribir un mensaje a Max explicándole que mañana iré al trabajo en cuanto lleva al niño a la escuela. Enseguida la pantalla se ilumina con una llamada entrante de su parte.—He pasado la tarde llamándote —habla y siento preocupación en su voz.—Lo siento, con todo lo que está sucediendo no tuve chance —me sincero.Se hace un breve silencio por un momento.—¿Estás bien? —inquiere con voz grave.—Me siento fatal Max —confieso y mis ojos ard
MollyNi siquiera me dirigió más la palabra en el resto del día y así pasaron casi cinco días más en las mismas condiciones. No se había quedado ni una sola noche en el hotel, desde que llegó se quedó a dormir en el sofá de la casa. Ayer mismo trajo su maleta y la dejó en mi habitación, porque Malcom que me alegró muchísimo verle, estaba de aquí para allá llevando y trayendo ropa para él.Hoy salgo temprano de la clínica para recoger a mi hijo, estos días no ha tenido clases en la tarde. Así que al mediodía está junto a nosotros. Su padre se ha encargado en los días pasados pero hoy me pidió hacerlo por una reunión que tiene. Llego a la escuela y lo recojo bajo las mil preguntas sobre Tobhías. Parqueamos en casa y entramos, la tarde pasa sin rastros de su padre. Preparo la comida y ayudo al niño a hacer sus deberes aunque ya mañana es fin de semana. Miro el reloj impaciente cuando marca ya la siete de la noche y él no llega aún. Mi pequeño juega con su cahorro al cual nombró Matts. P