¡Feliz martes! Ayayayyy... ¿Qué querrá decirle la nonna a Owen? ¿Creen que Flavia lo perdone? ¿Cómo ven el futuro de esta parejita? ¿Se terminará de abrir Owen con Flavia? Todo eso y más, en los próximos capítulos de su novela favorita (jsjsjsjsjs) Las leo en los comentarios con sus teorías al respecto. Nos leemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :P Un abrazo <3
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Asiento lentamente cuando Fiorella me llama desde la cocina, donde se mueve de un lado a otro para prepararse una infusión. —No podía dormir —comenta en voz baja, aunque su tono es firme—. Esta agüita me ayudará a conciliar el sueño. —Suspiro, cruzo los brazos y me acerco lentamente, sentándome frente a ella en la isla de la cocina. Estoy agotado, pero el cansancio físico es lo de menos. Es el peso en el pecho lo que me tiene aquí, despierto, mirando hacia la nada, intentando que mi cabeza se calle.Hoy ha sido un día largo y agotador, de esos que parecen no terminar nunca: mucho trabajo, problemas con los amigos, compromisos, y, por si fuera poco, la montaña rusa de emociones que Flavia atravesó, sumada a la confesión que le hice, la cual nos llevó a tomar distancia esta noche.—¿Qué ocurrió con mi nieta? —pregunta directamente y sin rodeos, como es típico en ella. Su mirada me atraviesa, como si ya conociera la respuesta antes de que abra la boca.Suspiro, me paso una
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Me quedo sentado en la cocina unos minutos más después de que Fiorella se retira; me había dejado una humeante taza con la misma infusión que había tomado mientras hablábamos. Sus palabras me siguen dando vueltas en la cabeza y por mucho que intento apagar esos pensamientos, no puedo. Todo lo que me ha dicho tiene sentido, es como si todo este tiempo hubiera estado mirando las cosas solo desde una perspectiva y, de repente, alguien me volteara para que vea el panorama completo.Ahora sé que tengo que trabajar en abrirme más con Flavia, porque ella necesita sentir que puede confiar en mí completamente, aunque eso no signifique que sea fácil. Siempre he sido de los que se guardan lo que sienten, al menos, eso es lo que aprendí desde muy pequeño. Es más fácil o eso pensaba, pero ahora me doy cuenta de que, si sigo así, puedo perder lo más importante que hoy tengo en la vida y no puedo permitírmelo.Respiro hondo, paso una mano por mi cabello y, tras acabar la infusión de Fior
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El corazón me da un vuelco en cuanto escucho la respiración agitada de Maya al otro lado de la línea. De fondo, se oyen voces rápidas y entrecortadas dando instrucciones que no logro captar del todo, mezcladas el ruido estático de un walkie-talkie que interrumpe con chasquidos de vez en cuando. El sonido del velcro abriéndose y ajustándose me hace tensar aún más y lo primero que pienso es en su bebé, ya que está de ocho meses. ¿Habrá pasado algo?—¿Es el bebé? —pregunto rápidamente, ya que hace un tiempo tuvo una emergencia mientras estaba de compras junto a Flavia.Mi mente corre hacia los peores escenarios, y en el fondo, la imagen de Flavia se abre paso entre mis pensamientos. No puedo evitarlo, y por un instante, el miedo de que sea ella quien esté en peligro me golpea con fuerza.—No... bueno, sí —responde, emitiendo un leve gruñido y logro escuchar a alguien más hablar con prisa—. En cosa de minutos he entrado en trabajo de parto y… Joshua no está en casa...—jadea, r
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Me miro al espejo mientras termino de abrocharme el abrigo y me pongo el gorro de lana que mi nonna me tejió, mientras pienso en cómo en cuestión de horas la vida puede cambiar, ya que en lo único que pienso ahora es en Maya, en cómo Owen me llamó tan de repente y en la emoción que me invadió al saber que está por nacer mi sobrino. Todo parece surrealista, como si el tiempo hubiera volado desde que Maya me llamó asustada para contarme de su embarazo, y, ahora, estoy a punto de ir al hospital y acompañarla en este precioso momento.No puedo evitar sentir un nudo en el estómago, en una mezcla de ansiedad y alegría que me hace recordar lo cerca que estoy también de ser madre. Mis manos se dirigen instintivamente a mi vientre, acariciándolo suavemente. Todavía me cuesta creer que también estoy embarazada y que dos vidas están creciendo dentro de mí. Dos pequeños seres que cambiarán mi mundo para siempre, lo que me emociona, pero también me asusta.Mis pensamientos se ven int
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Tuvimos que esperar pacientemente en el pasillo mientras los padres de Maya la saludaban y conocían a su nieto. Fue un momento que les pertenecía solo a ellos y, aunque la espera se hizo larga, entendíamos su importancia. Cuando finalmente pudimos entrar a la habitación, lo primero que noto es la calma que la envuelve en contraste con lo caótico que finalizó el día. Maya está recostada en la cama y su rostro se ilumina con una sonrisa que solo puede describirse como pura felicidad, ya que en sus brazos está Ian, durmiendo tranquilamente, envuelto en una suave mantita azul. Sin pensarlo, mis pies me llevan directamente hacia ella y siento la imperiosa necesidad de abrazarla y de estar cerca de mi mejor amiga en este momento tan especial e importante de su vida.—Maya... —susurro, mientras la rodeo con mis brazos, sintiendo su calor y su emoción—. ¡Eres mamá! —exclamo emocionada—. Estoy tan feliz por ti, por ustedes —digo, alzando la mirada y viendo cómo Joshua la mira con
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Cuando Owen abre la puerta de la camioneta, el silencio que nos envuelve se siente denso, como si algo estuviera a punto de estallar. Él me extiende la mano, ayudándome a bajar con ese gesto protector que me derrite, pero en este momento, su hermetismo me está volviendo loca.Sus ojos me miran por un segundo, cargados de una seriedad que solo me inquieta más y mi curiosidad está comenzando a sobrepasarme. Muero por saber qué es lo que iba a decirme antes, porque no quiero que la duda me consuma.—Owen, ¿qué era eso que querías decirme? —pregunto antes de que el momento se escape y me deje con la duda. Él se queda en silencio por unos segundos, como si estuviera decidiendo si responder o no. Finalmente, suspira y se apoya contra la puerta de la camioneta.—Con todo esto que ha pasado hoy, yo… No sé si seré un buen padre —confiesa, mirándome con una mezcla de incertidumbre y vulnerabilidad que no suelo ver en él—. Tengo miedo a fallarles... a ti y a nuestros hijos. —Su voz
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Las cosas con Flavia han mejorado bastante desde el nacimiento de Ian, sobre todo, después de aquella conversación; y, a medida que los días pasan, noto que nuestra relación se ha vuelto más fácil y natural.Flavia parece entenderme mejor, lo cual me alivia, pero sé que no puedo escapar de mis propios demonios por mucho más tiempo. En el fondo, sé que tengo que ser honesto con ella y hablar de lo que llevo dentro, aunque eso signifique enfrentar cosas que he ignorado por años. Por ahora, agradezco su paciencia más de lo que puedo expresar. No así con Fiorella, que no me deja olvidarlo, siempre lanza algún comentario cuando me cruza en la cocina o antes de salir para el trabajo, y, aunque, sé que tiene razón, a veces, solo necesito más tiempo del que puedo pedirle a todos.Los días se me han ido entre mi vida personal y ZeroRisk, que cada vez se vuelve más demandante, por lo que me siento más tenso que nunca. Desde que recibí la llamada de Justin, no he podido dejar de pens
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El host me indica amablemente que lo siga, pero solo alcanzo a dar un par de pasos cuando mis pies dejan de responder. De pronto, el aire se vuelve espeso y las palabras de Justin comienzan a dar vueltas en mi cabeza: “El director general de BSmart ha puesto una condición… quien asuma como figura legal de ZeroRisk debe ser el señor Butler”.Mis manos se cierran en puños y siento mi pecho apretarse, como si todo el oxígeno hubiera desaparecido del lugar. Las piezas empiezan a encajar: su apellido, la insistencia en que fuera yo… Gavin Barnes. Mi propio padre.El host se gira, me espera y señala un lugar más apartado del restaurant. Intento asentirle, pero siento que el nudo en mi garganta se aprieta más. Asfixiándome. El mismo hombre que me ha ignorado toda mi vida… el mismo que, en mi infancia, me hizo sentir como si no valiera nada. Y ahora, me quiere ver. ¿Para qué?Henry Standford lo dijo aquella noche en la que Barnes nos dejó plantados: "Nuestro inversor lamenta no po