¡Hola, hola! ¡Feliz viernes! Ainsss, ¡¡qué nervios!! Ya viene Ian en camino. Pobre esposito, que se sintió tan impotente por no haber estado junto a Maya cuando pasó todo eso. Y nuestro ogro sexy, con una crisis existencial por la paternidad... pobre... Menos mal llegó Flavia para calmarlo <3 ¿Qué opinan de nuestro papi Owen? ¿Qué pensará Flavia de la reacción de Owen al verla? No olviden dejarme sus comentarios, saben que me encanta leerlas <3 Espero que tengan un excelente fin de semana y nos leemos el lunes, a la misma hora y por el mismo canal :P Un abrazo :*
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Me miro al espejo mientras termino de abrocharme el abrigo y me pongo el gorro de lana que mi nonna me tejió, mientras pienso en cómo en cuestión de horas la vida puede cambiar, ya que en lo único que pienso ahora es en Maya, en cómo Owen me llamó tan de repente y en la emoción que me invadió al saber que está por nacer mi sobrino. Todo parece surrealista, como si el tiempo hubiera volado desde que Maya me llamó asustada para contarme de su embarazo, y, ahora, estoy a punto de ir al hospital y acompañarla en este precioso momento.No puedo evitar sentir un nudo en el estómago, en una mezcla de ansiedad y alegría que me hace recordar lo cerca que estoy también de ser madre. Mis manos se dirigen instintivamente a mi vientre, acariciándolo suavemente. Todavía me cuesta creer que también estoy embarazada y que dos vidas están creciendo dentro de mí. Dos pequeños seres que cambiarán mi mundo para siempre, lo que me emociona, pero también me asusta.Mis pensamientos se ven int
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Tuvimos que esperar pacientemente en el pasillo mientras los padres de Maya la saludaban y conocían a su nieto. Fue un momento que les pertenecía solo a ellos y, aunque la espera se hizo larga, entendíamos su importancia. Cuando finalmente pudimos entrar a la habitación, lo primero que noto es la calma que la envuelve en contraste con lo caótico que finalizó el día. Maya está recostada en la cama y su rostro se ilumina con una sonrisa que solo puede describirse como pura felicidad, ya que en sus brazos está Ian, durmiendo tranquilamente, envuelto en una suave mantita azul. Sin pensarlo, mis pies me llevan directamente hacia ella y siento la imperiosa necesidad de abrazarla y de estar cerca de mi mejor amiga en este momento tan especial e importante de su vida.—Maya... —susurro, mientras la rodeo con mis brazos, sintiendo su calor y su emoción—. ¡Eres mamá! —exclamo emocionada—. Estoy tan feliz por ti, por ustedes —digo, alzando la mirada y viendo cómo Joshua la mira con
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Cuando Owen abre la puerta de la camioneta, el silencio que nos envuelve se siente denso, como si algo estuviera a punto de estallar. Él me extiende la mano, ayudándome a bajar con ese gesto protector que me derrite, pero en este momento, su hermetismo me está volviendo loca.Sus ojos me miran por un segundo, cargados de una seriedad que solo me inquieta más y mi curiosidad está comenzando a sobrepasarme. Muero por saber qué es lo que iba a decirme antes, porque no quiero que la duda me consuma.—Owen, ¿qué era eso que querías decirme? —pregunto antes de que el momento se escape y me deje con la duda. Él se queda en silencio por unos segundos, como si estuviera decidiendo si responder o no. Finalmente, suspira y se apoya contra la puerta de la camioneta.—Con todo esto que ha pasado hoy, yo… No sé si seré un buen padre —confiesa, mirándome con una mezcla de incertidumbre y vulnerabilidad que no suelo ver en él—. Tengo miedo a fallarles... a ti y a nuestros hijos. —Su voz
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Las cosas con Flavia han mejorado bastante desde el nacimiento de Ian, sobre todo, después de aquella conversación; y, a medida que los días pasan, noto que nuestra relación se ha vuelto más fácil y natural.Flavia parece entenderme mejor, lo cual me alivia, pero sé que no puedo escapar de mis propios demonios por mucho más tiempo. En el fondo, sé que tengo que ser honesto con ella y hablar de lo que llevo dentro, aunque eso signifique enfrentar cosas que he ignorado por años. Por ahora, agradezco su paciencia más de lo que puedo expresar. No así con Fiorella, que no me deja olvidarlo, siempre lanza algún comentario cuando me cruza en la cocina o antes de salir para el trabajo, y, aunque, sé que tiene razón, a veces, solo necesito más tiempo del que puedo pedirle a todos.Los días se me han ido entre mi vida personal y ZeroRisk, que cada vez se vuelve más demandante, por lo que me siento más tenso que nunca. Desde que recibí la llamada de Justin, no he podido dejar de pens
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El host me indica amablemente que lo siga, pero solo alcanzo a dar un par de pasos cuando mis pies dejan de responder. De pronto, el aire se vuelve espeso y las palabras de Justin comienzan a dar vueltas en mi cabeza: “El director general de BSmart ha puesto una condición… quien asuma como figura legal de ZeroRisk debe ser el señor Butler”.Mis manos se cierran en puños y siento mi pecho apretarse, como si todo el oxígeno hubiera desaparecido del lugar. Las piezas empiezan a encajar: su apellido, la insistencia en que fuera yo… Gavin Barnes. Mi propio padre.El host se gira, me espera y señala un lugar más apartado del restaurant. Intento asentirle, pero siento que el nudo en mi garganta se aprieta más. Asfixiándome. El mismo hombre que me ha ignorado toda mi vida… el mismo que, en mi infancia, me hizo sentir como si no valiera nada. Y ahora, me quiere ver. ¿Para qué?Henry Standford lo dijo aquella noche en la que Barnes nos dejó plantados: "Nuestro inversor lamenta no po
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El aire fresco del exterior me golpea la cara cuando salgo del restaurant y, a pesar de todo, mantengo el rostro inexpresivo, dando pasos firmes y directos, aunque por dentro... siento que me estoy desmoronando.El valet me entrega las llaves de la camioneta y le doy una propina sin siquiera poder mirarlo a los ojos, ya que siento una presión en el pecho que me aplasta, pero mantengo la compostura hasta que me subo y cierro la puerta. Entonces, me apoyo en el volante y trato de calmarme, pero es justo en ese instante cuando todo me golpea.Mi pasado empieza a arremolinarse en mi cabeza como una tormenta incontrolable. Intento respirar hondo, pero el aire no parece llegar a mis pulmones y siento ese maldito vacío que he cargado desde que tengo memoria; Gavin, mi “padre”, siempre como una sombra en mi vida, enturbiando todo, incluso sin estar presente, ni para mí, ni para mi madre. Y cuando aparecía, solo lograba destrozar lo poco que quedaba entero.La imagen de mi madre, j
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Ver a Owen romperse frente a mí es algo que jamás creí que experimentaría. Siempre ha sido tan fuerte, tan seguro de sí mismo y ahora parece un niño perdido, vulnerable y roto, haciendo pedazos mi corazón al verlo así. Él, que siempre está pendiente de todo, cuidando y protegiendo a los suyos, enfrentando al mundo como si nada pudiera derribarlo, ahora se enfrenta a algo mucho más grande y desconocido para mí. Sus hombros, esos que tantas veces me han dado refugio, tiemblan, y su rostro, normalmente imperturbable, se hunde en mi cuello, buscando consuelo mientras sus sollozos me desarman. Estoy tan sensible por el embarazo que cada lágrima que él derrama me duele como si fuera mía.Nunca imaginé que un hombre como él pudiera desmoronarse de esa manera. Siento su peso, no solo físico, sino el de años de heridas no sanadas; y para peor, sé que Owen no es alguien que comparta sus emociones fácilmente, y verlo así, tan expuesto, me hace dar cuenta de cuán profundas son sus c
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗El silencio que queda después de sus palabras se siente como una caricia en el alma, ya que no son solo las palabras, sino todo lo que cargan consigo y que por tanto tiempo ha guardado. Ya no hay más lágrimas, solo el sonido de su respiración que poco a poco se sincroniza con la mía. Siento que la tensión en su cuerpo comienza a aflojarse en mis brazos, y, aunque no quiero apresurar este momento, lo veo tan vulnerable y con su coraza rota en mil pedazos frente a mí, que lo único que quiero es mostrarle que, a pesar de que el mundo lo haya herido, aquí está a salvo. Que conmigo puede ser él mismo, con todas sus cicatrices.Deslizo mis manos lentamente desde su cuello hasta su rostro, acariciando cada línea, cada curva, como si al tocarlas pudiera borrar la angustia que ha cargado por tantos años. Me acerco despacio, mientras mis labios rozan su frente primero, dejando un beso tan suave que parece más una promesa que una acción.—Estoy aquí, contigo —susurro tras cada beso