¡Holis, holis! Los deberes de madre me tomaron más tiempo del esperado, pero aquí estoy. ¿Qué les pareció la pedida de mano? ¿Les gustó? Parece que a Flavia le super encantó, que la dejó toda llorona... jijijiij... ¿Qué le habrá dicho Owen para dejarla así? ¿Qué se les ocurre? Déjenme saber sus teorías en los comentarios, saben que amo leerlas. Nos vemos más tarde, a la misma hora (nooo, ya sé que más temprano, ojalá) y por el mismo canal :P Les mando un abrazo :*
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗El susurro de Owen todavía resuena en mi cabeza. "Shh... Tranquila, mi cielo". La forma en que me lo dijo y la delicadeza con la que después me besó la coronilla para luego envolverme entre sus brazos, me desarma por completo. Mi corazón late tan fuerte que siento que todos a mi alrededor pueden escucharlo. «¿Acaba de llamarme “mi cielo”?». El simple hecho de que esas palabras hayan salido de su boca hace que todo a mi alrededor desaparezca. Las lágrimas que apenas puedo controlar siguen acumulándose en mis ojos, pero ya no son por las mismas razones. Estoy confundida, entre lo abrumada que me siento por todo lo que está pasando y la forma en que Owen me mira.Intento apartar la mirada, pero no puedo. Es como si sus ojos me tuvieran atrapada. Su calor me envuelve y esas dos palabras repitiéndose una y otra vez en mi mente. «Mi cielo». Nunca lo había escuchado decir algo así, tan tierno y mucho menos a mí. Mi pecho se siente tan lleno que casi me cuesta respirar. No sé si
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗La miro y trato de sonreír, pero por dentro me siento como si estuviera en arenas movedizas, porque, aunque su broma sobre el anillo me tomó por sorpresa, ahora sé que no puedo seguir ocultando lo que siento. No puedo seguir fingiendo que todo está bien cuando llevo meses con esto en la cabeza, paralizándome.—Flavia… —comienzo, pero mi voz suena más áspera de lo que esperaba, por lo que carraspeo para aclararla—. Hay algo que no te he dicho. Algo que debería haberte contado hace tiempo. —Ella me mira con los ojos entrecerrados, como si intentara descifrar qué es lo que me pasa.De repente, el espacio entre nosotros parece más grande de lo que realmente es y ese miedo que siempre he tenido a perderla empieza a apretar mi pecho. Sé que una parte de mí todavía está asustada, pero no puedo seguir evitando esto. No después de todo lo que hemos pasado.—La última noche que pasamos juntos en el verano… —digo y su expresión cambia. Lo recuerda. Claro que lo recuerda. La veo tensa
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Todavía siento los suaves aleteos en mi vientre, como un recordatorio constante de que algo más grande que nosotros dos está creciendo dentro de mí. Sentir a mis hijos por primera vez, me llena de una emoción nueva y poderosa, pero no puedo ignorar lo que Owen acaba de confesarme. Mi cabeza sigue dando vueltas, intentando digerirlo todo.—Owen... —mi voz suena más tranquila de lo que esperaba, aunque siento un nudo en la garganta—. Entiendo por qué me ocultaste que lo sabías… —respiro hondo e intento encontrar las palabras adecuadas—, y, en cierto sentido, agradezco que hayas decidido ser honesto y contármelo, pero eso no cambia el hecho de que estoy muy enojada, que me dolió y que... —hago una pausa—, y que no sé cómo manejar esto —confieso finalmente.Él asiente, pero no dice nada. Sus ojos siguen fijos en mí, llenos de esa mezcla de culpa y arrepentimiento que tanto me cuesta ignorar. Está nervioso, lo puedo ver en sus ojos. La vulnerabilidad que siempre escondió ahor
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Asiento lentamente cuando Fiorella me llama desde la cocina, donde se mueve de un lado a otro para prepararse una infusión. —No podía dormir —comenta en voz baja, aunque su tono es firme—. Esta agüita me ayudará a conciliar el sueño. —Suspiro, cruzo los brazos y me acerco lentamente, sentándome frente a ella en la isla de la cocina. Estoy agotado, pero el cansancio físico es lo de menos. Es el peso en el pecho lo que me tiene aquí, despierto, mirando hacia la nada, intentando que mi cabeza se calle.Hoy ha sido un día largo y agotador, de esos que parecen no terminar nunca: mucho trabajo, problemas con los amigos, compromisos, y, por si fuera poco, la montaña rusa de emociones que Flavia atravesó, sumada a la confesión que le hice, la cual nos llevó a tomar distancia esta noche.—¿Qué ocurrió con mi nieta? —pregunta directamente y sin rodeos, como es típico en ella. Su mirada me atraviesa, como si ya conociera la respuesta antes de que abra la boca.Suspiro, me paso una
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Me quedo sentado en la cocina unos minutos más después de que Fiorella se retira; me había dejado una humeante taza con la misma infusión que había tomado mientras hablábamos. Sus palabras me siguen dando vueltas en la cabeza y por mucho que intento apagar esos pensamientos, no puedo. Todo lo que me ha dicho tiene sentido, es como si todo este tiempo hubiera estado mirando las cosas solo desde una perspectiva y, de repente, alguien me volteara para que vea el panorama completo.Ahora sé que tengo que trabajar en abrirme más con Flavia, porque ella necesita sentir que puede confiar en mí completamente, aunque eso no signifique que sea fácil. Siempre he sido de los que se guardan lo que sienten, al menos, eso es lo que aprendí desde muy pequeño. Es más fácil o eso pensaba, pero ahora me doy cuenta de que, si sigo así, puedo perder lo más importante que hoy tengo en la vida y no puedo permitírmelo.Respiro hondo, paso una mano por mi cabello y, tras acabar la infusión de Fior
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El corazón me da un vuelco en cuanto escucho la respiración agitada de Maya al otro lado de la línea. De fondo, se oyen voces rápidas y entrecortadas dando instrucciones que no logro captar del todo, mezcladas el ruido estático de un walkie-talkie que interrumpe con chasquidos de vez en cuando. El sonido del velcro abriéndose y ajustándose me hace tensar aún más y lo primero que pienso es en su bebé, ya que está de ocho meses. ¿Habrá pasado algo?—¿Es el bebé? —pregunto rápidamente, ya que hace un tiempo tuvo una emergencia mientras estaba de compras junto a Flavia.Mi mente corre hacia los peores escenarios, y en el fondo, la imagen de Flavia se abre paso entre mis pensamientos. No puedo evitarlo, y por un instante, el miedo de que sea ella quien esté en peligro me golpea con fuerza.—No... bueno, sí —responde, emitiendo un leve gruñido y logro escuchar a alguien más hablar con prisa—. En cosa de minutos he entrado en trabajo de parto y… Joshua no está en casa...—jadea, r
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Me miro al espejo mientras termino de abrocharme el abrigo y me pongo el gorro de lana que mi nonna me tejió, mientras pienso en cómo en cuestión de horas la vida puede cambiar, ya que en lo único que pienso ahora es en Maya, en cómo Owen me llamó tan de repente y en la emoción que me invadió al saber que está por nacer mi sobrino. Todo parece surrealista, como si el tiempo hubiera volado desde que Maya me llamó asustada para contarme de su embarazo, y, ahora, estoy a punto de ir al hospital y acompañarla en este precioso momento.No puedo evitar sentir un nudo en el estómago, en una mezcla de ansiedad y alegría que me hace recordar lo cerca que estoy también de ser madre. Mis manos se dirigen instintivamente a mi vientre, acariciándolo suavemente. Todavía me cuesta creer que también estoy embarazada y que dos vidas están creciendo dentro de mí. Dos pequeños seres que cambiarán mi mundo para siempre, lo que me emociona, pero también me asusta.Mis pensamientos se ven int
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Tuvimos que esperar pacientemente en el pasillo mientras los padres de Maya la saludaban y conocían a su nieto. Fue un momento que les pertenecía solo a ellos y, aunque la espera se hizo larga, entendíamos su importancia. Cuando finalmente pudimos entrar a la habitación, lo primero que noto es la calma que la envuelve en contraste con lo caótico que finalizó el día. Maya está recostada en la cama y su rostro se ilumina con una sonrisa que solo puede describirse como pura felicidad, ya que en sus brazos está Ian, durmiendo tranquilamente, envuelto en una suave mantita azul. Sin pensarlo, mis pies me llevan directamente hacia ella y siento la imperiosa necesidad de abrazarla y de estar cerca de mi mejor amiga en este momento tan especial e importante de su vida.—Maya... —susurro, mientras la rodeo con mis brazos, sintiendo su calor y su emoción—. ¡Eres mamá! —exclamo emocionada—. Estoy tan feliz por ti, por ustedes —digo, alzando la mirada y viendo cómo Joshua la mira con