¡Holiwis! Bueno... será hasta después de la boda, si es que no se entera antes. ¿Verdad? No quiero defender a Fla, pero en cierta medida tiene razón., no es buena idea abrumar a una novia a punto de casarse y mucho menos, si la novia está embarazada. Lo que menos quiere Fla, es que Maya esté preocupadas de cosas ajenas a su día especial y se entiende. ¿Ustedes qué opinan? Las leo en los comentarios, saben que son oro para mí. Les mando un abrazo y nos leemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :^
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Alagna, Italia.Respiro hondo y miro a Cory y a mi nonna, ambos con expresiones determinadas. Trato de encontrar una excusa más para no ir a la boda de Maya. Mi mente se agita con mil razones, todas válidas desde mi punto de vista, pero ninguna parece convencerlos. La complicidad entre ellos me desconcierta un poco, pero sé que no hay escapatoria. Cory es terco y sigue ahí, firme, con esa sonrisa decidida y los brazos cruzados, como si fuera un muro inamovible, mientras que mi nonna no cede cuando cree que algo es lo mejor para mí.—Cory, es que no lo entiendes… —comienzo, pero él levanta una mano, deteniéndome.—Lo entiendo, Fla. Entiendo más de lo que crees. Pero no puedes esconderte para siempre —dice, suavemente, pero con firmeza.—No estoy escondiéndome —respondo, un poco a la defensiva—. Simplemente no estoy preparada para enfrentar todo esto. No quiero ver a Owen y tener que dar explicaciones… —Mi voz se quiebra un poco al final.—Entiendo tus miedos, pero no está
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗En el avión, rumbo a Nueva York.El avión ha estado en el aire durante un par de horas, y, aunque Cory ha hecho un trabajo admirable manteniéndome distraída con historias sobre su trabajo, mi mente sigue dándole vueltas a todo lo que me espera al llegar a Nueva York. La suavidad del rugido de los motores es casi hipnótica, y el ritmo constante del avión atravesando el cielo nocturno tiene un efecto calmante, pero mis pensamientos no me dejan descansar.—… y cuando le pedimos al pasajero que abriera su chaqueta, al bajar su cremallera, aparece la cabeza de un pequeño gatito, que comienza a maullar con todas sus fuerzas —continúa, con una sonrisa traviesa.No puedo evitar reírme. Cory tiene un don para las historias. Paso los siguientes minutos escuchando sus anécdotas de trabajo, cada una más ridícula y divertida que la anterior, pero mientras mi amigo sigue hablando, mis pensamientos vuelven inevitablemente a Maya y Owen.Mi mejor amiga está a punto de casarse por la igl
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗ Nueva York, Estados Unidos. El bullicio del aeropuerto se mezcla con el cansancio tras el largo vuelo. Cory y yo nos despertamos justo a tiempo para escuchar la voz del capitán anunciando que estábamos a punto de aterrizar. Nos desperezamos en nuestros asientos, intercambiando sonrisas somnolientas. Habíamos comenzado a ver una película juntos, pero ambos nos quedamos dormidos a la mitad. Supongo que la fatiga del viaje, combinado con nuestras preocupaciones personales nos pasó factura. Nos dirigimos al área de recogida de equipaje. Las luces brillantes y el bullicio del aeropuerto me hacen sentir una mezcla de emociones. Nueva York siempre tiene esa capacidad de abrumar y fascinar al mismo tiempo. Miro a Cory, quien parece relajado, como si este lugar fuera una segunda casa para él. Mientras esperamos nuestro equipaje en la cinta transportadora, me vuelvo hacia Cory con curiosidad. —¿Dónde voy a alojar? —pregunto, ya que no me ha dicho nada de eso y sé que Cory viv
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.A la mañana siguiente, me despierto con las usuales náuseas matutinas, pero esta vez con renovada determinación. Después de unos minutos en el baño, salgo lista para enfrentar el día. Ya estoy en Nueva York y no hay vuelta atrás: es momento de enfrentar lo que venga y poner el pecho ante las balas.Me preparo un té para asentar el estómago. Ya había aprendido, a las malas, que no debía salir de casa sin comer nada; así que, intento seguir la rutina que mantenía en casa de mi nonna, aunque indudablemente extraño las tartas de Matilda para el desayuno. Recuerdo que no he hablado con ella, así que decido llamarla y marco su número.Hablo con mi abuela, contándole que llegamos bien y describiéndole lo bonito que es el apartamento. Mientras hablamos, recibo un mensaje de Cory con la dirección de una boutique. Se ha atrasado y me pide que nos reunamos allí.Después de colgar, me preparo rápidamente. Me pongo unos jeans que me arregló ni nonna, una c
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Sé que Cory tiene razón, pero no puedo evitar sentir el peso de la situación. Por un lado, Maya es mi mejor amiga desde hace años, y ocultarle algo tan importante como mi embarazo no ha sido fácil. Por otro lado, Owen es uno de los mejores amigos de Cory y Joshua, por lo que la situación se complica aún más.Maya sale del probador con su vestido de novia, radiante con su pancita de seis meses. Su felicidad es contagiosa y me alegra verla tan plena. Cory la elogia con entusiasmo, y yo me uno a ellos, admirando el vestido que resalta su figura maternal y su belleza.—Bellísima, amica mia! —comento sinceramente, sintiendo cómo se aligera un poco la tensión en el aire.—Gracias, Fla. Estoy tan emocionada por el gran día —dice, sonriendo ampliamente. Su felicidad es genuina y me hace sentir cálida por dentro.—No puedo esperar a verlos dar el sí —añade Cory, con una sonrisa sincera dirigida a Maya. Ella asiente, agradecida por nuestro apoyo.Mientr
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Cuando Justin accede a sentarse con nosotras, Maya no puede ocultar su entusiasmo al ponerse al día con él. Aunque intento concentrarme en la conversación, mi mente sigue volviendo al dilema si contarle la verdad sobre Owen, o no.—Estamos más que bien, de hecho, nos casamos hace unas semanas —comenta Justin, con una sonrisa que podría partirle el rostro en dos.—¡Qué maravilla! ¡Felicidades! —exclama mi amiga, quién comienza a contarle todo lo que ha ocurrido desde su percance, el día de su boda fallida—. Y bueno, nos casaremos por la iglesia en dos días —finaliza, con una amplia sonrisa.—Wow… qué increíble historia, Maya —responde Justin—. Sunmi no lo podrá creer.Mientras ellos conversan, siento que mi oportunidad para hablar con Maya se desvanece y que, lo más probable, es que vuelva a sentirme insegura si debo contarle la verdad o no. Pero justo cuando estoy a punto de resignarme, Justin recibe una llamada y se excusa para atenderla.—Pa
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Despierto con las ahora familiares y desagradables náuseas matutinas. Corro al baño, apenas logrando levantar la tapa del inodoro a tiempo para devolver lo poco que había en mi estómago. Es una rutina que odio, pero a la que me estoy acostumbrando.Mientras me enjuago la boca, mi mente vuelve a la discusión de anoche con Cory. Aunque me apoyó como siempre, su frustración era evidente. "No puedes seguir ocultándoselo", dijo con una mezcla de preocupación y firmeza. Le prometí que le contaría a Maya sobre Owen después de su luna de miel, pero no estaba completamente convencido. Sus palabras resuenan en mi mente: "Tienes que ser honesta con ella".Finalmente, me doy un baño, me visto y salgo al frío aire de noviembre. Hoy es un día especial; Maya y yo hemos planeado una jornada en el spa. Después de todo el estrés, ambas necesitamos relajarnos y mimarnos un poco. Además, me ayudará a distraerme de la ansiedad constante que siento al pensar en Owe
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Norwich, N.Y, Estados Unidos.Miro por la ventana mientras las nubes se tiñen de naranja y morado, filtrando algunos rayos de sol a través de las cortinas. La tranquilidad del momento me envuelve y, sin querer, mi mente viaja al verano pasado. Él y yo, solos en el apartamento, éramos un universo aparte. Tras cada acalorado encuentro, solíamos quedarnos en silencio. Me abrazaba a él, buscando una conexión más profunda, deseando entenderlo mejor, pero siempre había un muro infranqueable a su alrededor. Owen era un enigma que nunca pude resolver, un misterio que, a pesar de mis esfuerzos, se mantenía fuera de mi alcance.Nueva York, Estados Unidos. Once semanas atrás.Después de un arrebato pasional en la sala, nos quedamos recostados sobre el sofá, envueltos en el suave resplandor del atardecer que entra por las ventanas, creando un ambiente íntimo y cálido. El calor de nuestros cuerpos aún se siente en el aire, y nuestras respiraciones continúan agitadas, tratando de rec