—¿Disculpa? — pregunto incrédulo dando un paso más cerca de su primo, y a muy poco de llevar su mano a su arma que reposaba en su espalda.
Dasha ingreso en el club principal de los Neizan, probaría suerte aquí, Loan le había asegurado que las corazonadas nunca se equivocan, que no debía acallar aquello que su interior le decía, pues eran señales del destino y fue por ello que opto por ir a ese club, además de tener una buena cuartada para cuando su padre le reclamara el estar allí sola, y es que se suponía que esa semana Amir Rossi Santoro, estaría en Rusia, aunque por alguna razón había cambiado de planes a último momento y ahora se encontraba en Turquía, claro que eso el señor Morozova no lo sabía y no tenía por qué enterarse, no si Dasha conseguía hacer contacto con Lukyan.
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Vladimir se movía entre la multitud, esquivando cada cuerpo, mientras su padre solo caminaba y las personas le abrían paso, no se necesitaba ser un genio para saber quién era el jefe de la mafia rusa, aunque el rubio solo observaba como su hijo al fin demostraba algo, un sentir, ya que luego del velorio de sus abuelos, el pequeño rubio había cambiado drásticamente, Lukyan hizo todo lo que estuvo a su alcance para que mejorara, para que sea un niño como cualquier otro, pero no lo consiguió, el psicólogo le pedía algo imposible, pasar más tiempo con el pequeño, algo que Lukyan no podía cumplir, por más que quisiera, ¿Cómo ayudas a sanar un corazón roto? Cuando el tuyo fue arrancado hace mucho tiempo; pero ahora, su hijo demostraba preocupación por algo o mejor dicho alguien, ya que solo basto con llegar al gran frigorífico, para ver la razón del desespero de Vladimir. — ¿Qué rayos hace una mujer aquí? — pregunto de forma fría viendo a Blas, quien era el encargado de ese club. — No, no
Nada es fácil en la vida, y Dasha sabia de ello, su vida perfecta se vio afectada el día que su madre se suicidó, creyó tener una oportunidad con su tía, y es que se suponía que al ser de la misma sangre debería amarla, pero eso no paso, fueron años duros de abuso y maltratos, que tontamente vio recompensados en el cariño que Harum le ofrecía, ¡que idiota era!, no supo reconocer las intenciones de su hermanastra, y luego, Alek se presentó como un caballero, un amor fácil e ideal, pero el tiempo le dejo ver que eso tampoco era así; ¿volvería a caer en el engaño de la facilidad? ¿en verdad la vida pensaba hacerla tropezar con la misma piedra? De acuerdo, se suponía que debía atrapar al mafioso, pero… ¿así de fácil? ¿y donde estaba la madre del niño? Además, no era lo mismo atrapar a Lukyan por una deuda, que atraparlo de amor, ella no queria un compromiso, no deseaba eso, ella queria venganza, sangre, sufrimiento, lagrimas amargas como las que ella aun después de diez años continuaba de
Lukyan retorno a su mansión, su mente divagaba entre disfrutar lo bella que era su mujer y lo frustrante que le resultaba hacer las cosas a su tiempo, se notaba en esos ojos celestes que era terca, aunque también había un toque de dulzura en ellos que le provocaba calor en el frio corazón de la muerte blanca; una vez que tanto su hijo como él ingresaron en su hogar descubrió quizás por primera vez lo inmensa que se sentía aquella construcción, por más que Alek y otros empleados habitarán allí, no era lo mismo que cuando aún sus padres vivían y si él siendo un adulto sentía ese vacío, no queria imaginar lo difícil que debía ser para Vladimir pasar sus días allí, solo. — Dima. — llamo al empleado al cual le confiaría su vida si fuera preciso. — Señor. — podría llamarlo jefe, o simplemente Lukyan, pues Dima lo conocía desde que era un bebé, sin embargo, siempre se refería a él con un respeto casi absurdo, pero agradable. — Busca un buen colegio para Vladimir. — Dima lo vio con asombro
En menos de media hora, tanto padre como hijo habían escogido sus ofrendas para darle a la bella pelinegra y ya se encontraban fuera de su departamento.— No es necesario que esperes por nosotros, una tormenta de nieve se acerca, lo más conveniente es que pasemos la noche aquí. — informo Lukyan sonriendo aún más, si, ver el futuro tenía sus ventajas.— De acuerdo señor.— Dima. — lo llamo cuando ya estaba fuera de la camioneta. — ¿Quién era esa joven de la que te enamoraste? — era el líder, y conocía a Dima de toda la vida, el mayor nunca se casó y era la primera vez que sus ojos brillaban al recordar a una mujer, era obvio que se había enamorado, pero que la había perdido.— Su tía, Victoria Zabet.— Oh. — rebatió sorprendido, no por el nombre de la mujer, sino por la valentía del empleado de enamorarse de ella.— Nunca tuve opción contra la sombra de Italia, su tía siempre fue una cautiva de su amor.— Eso es verdad. — a Lukyan no le quedo más que sentir pena por Dima, pues el mismo
La mente del mafioso era un torbellino, ver el futuro tiene sus ventajas, pero comprender el pasado, eso era mucho mejor, o al menos así pensaba Lukyan, tendido en aquel sofá, viendo el techo y una pequeña mancha que estaba seguro era sangre, su mente navegaba en un mar de preguntas, ¿Por qué Dasha no recordaba aquella noche en la que la hizo suya? ¿no se suponía que la primera vez de una mujer era tan importante que esta permanencia en la memoria de la dama hasta el último día de su vida? ¿acaso había perdido la memoria? Tal vez… solo tal vez, ella no fue a ese lugar con la intención de entregarse a él, sino a otro. Esa conclusión lo enfado, a tal modo que decidió sentarse, ya que el aire entraba con dificultad a sus pulmones; y entonces, otra ronda de preguntas lo ataco. ¿Por qué dejo a Vladimir? ¿Por qué su hijo nació prematuro? ¿acaso trato de abórtalo tardíamente? ¿fue ella quien solo lo dejo a la intemperie cerca de la mansión, sin importarle que lo encontraran o no? Y si tal vez
Dasha despertó sola en su cama, algo que sería normal y habitual para la joven, pero que sin embargo le causo una terrible angustia, ¿Dónde estaba Órga? ¿acaso solo se marchó junto a su padre? Eso debería alegrarla, Lukyan confundía mucho sus pensamientos, su ser en general, como ahora, que sentía que había pasado una hermosa noche por tener al pequeño a su lado, pero a la vez la sintió fría, y todo por no tener el cuerpo de Lukyan para tocarlo, no queria sentir eso, pero Vladimir… era otra cosa, se había aferrado a ese niño sin motivo alguno o al menos eso pensaba.— ¿Órga? — dijo cuando al fin llego a la cocina y encontró al pequeño enfundado en su traje, algo que le causaba ternura.— Mmm. — el pequeño rubio solo hizo su ruido característico con la garganta al tiempo que colocaba el desayuno frente a ella.— ¿Lo hizo tu padre? — indago viendo a los lados y descubriendo que el rubio mayor no estaba allí. — ¿Dónde está tu papá? — Vladimir solo sonrió mientras el entregaba una hoja es
— Bienvenido hermano. — el diablo tembló ante aquel gesto, se sentía tan autentico, tan verdadero, él era bienvenido, aun siendo lo que era, para Amir besar las manos de su hermana no demostraría lo que sentía, por lo que la jalo para abrazarla, pero entonces sintió el frio de un rifle en su cabeza.— No toques a nuestra señora. — la voz fría del guardia fue acompañada por el ruido de carga de otras armas y cuando Amir levanto la vista puedo ver a la gente del clan Neizan a su alrededor, aturdido se preguntó cuando llegaron o donde estaban, y es que por algo a Lukyan lo llamaban la muerte blanca, nunca sabias cuando iría por ti.— Creo que todos deberían tranquilizarse, no es bueno que una embarazada se estrese. — la voz fría con un claro asentó ruso se filtró entre los hombres, Leila vio que todas las armas de su gente apuntaban
El primer día de filmación fue más fácil para Dasha de lo que había imaginado, incluso se divirtió cuando el director cambio a último minuto el atuendo de Harum y le cedió el vestido que se suponía Dasha usaría, solo pasaron unos minutos desde que la castaña se colocó el aparatoso vestuario, para que comenzara a quejarse y fue entonces donde descubrieron que el vestido estaba repleto de alfileres.— ¡Ella lo hizo! estoy segura. — se quejó como si estuvieran en el kínder, recibiendo la mirada confusa de todos los actores del elenco.— Hermana. — rebatió de forma condescendiente Dasha, provocando que el humor de Harum fuera aun peor. — ¿Acaso no sabias que ese era mi atuendo? ¿no fuiste tu quien llego una hora más temprano solo para ver el vestuario? ¿no fue la vestuarista quien comento al director que tu… quedaste prendada de mi vestido? ¿Cómo podría ser que yo atentara contra mi persona? — mientras la pelinegra hablaba se paseaba alrededor de su hermana, dejando al descubierto su nefa