— Bienvenido hermano. — el diablo tembló ante aquel gesto, se sentía tan autentico, tan verdadero, él era bienvenido, aun siendo lo que era, para Amir besar las manos de su hermana no demostraría lo que sentía, por lo que la jalo para abrazarla, pero entonces sintió el frio de un rifle en su cabeza.— No toques a nuestra señora. — la voz fría del guardia fue acompañada por el ruido de carga de otras armas y cuando Amir levanto la vista puedo ver a la gente del clan Neizan a su alrededor, aturdido se preguntó cuando llegaron o donde estaban, y es que por algo a Lukyan lo llamaban la muerte blanca, nunca sabias cuando iría por ti.— Creo que todos deberían tranquilizarse, no es bueno que una embarazada se estrese. — la voz fría con un claro asentó ruso se filtró entre los hombres, Leila vio que todas las armas de su gente apuntaban
El primer día de filmación fue más fácil para Dasha de lo que había imaginado, incluso se divirtió cuando el director cambio a último minuto el atuendo de Harum y le cedió el vestido que se suponía Dasha usaría, solo pasaron unos minutos desde que la castaña se colocó el aparatoso vestuario, para que comenzara a quejarse y fue entonces donde descubrieron que el vestido estaba repleto de alfileres.— ¡Ella lo hizo! estoy segura. — se quejó como si estuvieran en el kínder, recibiendo la mirada confusa de todos los actores del elenco.— Hermana. — rebatió de forma condescendiente Dasha, provocando que el humor de Harum fuera aun peor. — ¿Acaso no sabias que ese era mi atuendo? ¿no fuiste tu quien llego una hora más temprano solo para ver el vestuario? ¿no fue la vestuarista quien comento al director que tu… quedaste prendada de mi vestido? ¿Cómo podría ser que yo atentara contra mi persona? — mientras la pelinegra hablaba se paseaba alrededor de su hermana, dejando al descubierto su nefa
Dasha había acomodado los pequeños trajes de Vladimir en su vestidor, les parecía adorable, y aunque Dima le comunico que el señor Lukyan había dejado la mansión familiar a su disposición, para que ella cuidara con mayor comodidad a Vladimir, la pelinegra estaba más que segura que no queria ir a ese lugar, ya una vez había caído en un truco de Harum y aunque Alek lo negara, para Dasha él la había ayudado al encubrir todo, no se arriesgaría a cruzarse con el castaño y ser víctima de un nuevo mal entendido, aun no era tiempo.El continuo repiqueteo de su teléfono móvil le hizo saber que algo sucedía en su trabajo, pues el sonido era el designado al grupo de trabajo.— Pero que… — a medida que leía lo que sus compañeros comunicaban, su sangre se iba enfriando, con el paso de los años había comprendido
Turquía:Lukyan se mantuvo en silencio, incapaz de dejar salir así sea un susurro, aunque lo que más deseaba era consolar a esa mujer, solo aguardo porque ella tomara el teléfono que era más que seguro había caído en algún lado de la sala y que le pidiera ayuda, quizás aprovechando que el pequeño Neizan estaba a su cuidado, pero eso no sucedió, Dasha lloraba casi entre murmullos y Lukyan estaba seguro que era para que su hijo no despertara, ella incluso tenía cabeza para ocuparse del bienestar del Vladimir, sin sacar provechó de ello, y fue cuando decidió terminar la llamada, para marcar el número 1 en su lista de favoritos, necesitaba al único hombre al que le confiaría su vida, por ende, también le confiaría a su mujer y su hijo.— Señor. — la voz de Dima sonó serena como siempre, aunque Lukyan sabía que el mayor bien podría estar en un fuego cruzado y aun así no se alteraría.— ¿Dónde estás? — indago apretando la mandíbula, si tan solo estuviera en rusia y no en Turquía, sería muy
Rusia:Dasha trato de ponerse en pie, algo que no consiguió, una de sus piernas dolía demasiado, por lo que se dejó ir hacia un lado, le estaba costando respirar, aunque estaba segura de que no era por el llanto, más parecía que algo molestaba en su caja torácica, entonces pensó en Vladimir, ¿Qué sucedería si el pequeño Órga despertaba y la encontraba allí? Haciendo acopio de toda su fuerza, se aferró al sofá que estaba detrás de ella, pensó en el día que Mei Zhao la hizo sostener las cubetas con agua en el aire, con sus brazos extendidos, fueron seis horas, el castigo si bajaba sus brazos antes, debía aceptar tener una cita con uno de los tantos custodios que deseaban cortejarla, algo que la pelinegra no deseaba, no queria enamorarse y olvidar su venganza, sentía que si caía en las redes del amor, se olvidaría de su hijo, n
Lo primero que Lukyan hizo al descender del avión fue pedir el informe médico de Dasha, no perdería tiempo en indagar por el estado de su hijo, pues sabia a la perfección que Vladimir estaba sin un rasguño, pero su pelinegre era otra cosa.A medida que el vehículo avanzaba, los ojos del mafioso se oscurecían un poco más al leer cada palabra que en el informe se encontraba, contusión cerebral, fractura de dos costillas, y de tibia, además de los hematomas que cada lesión provoco, para alguien del calibre de este hombre era fácil deducir lo que había sucedido, no necesitaba la explicación de su mujer, mucho menos oír los detalles del ataque de Sergei, pero también sabía que esta sería una buena oportunidad para tener acceso al pasado de Dasha y no la desperdiciaría, por lo que solo envió un mensaje a Atenea de que llegaría pronto.
Lukyan veía el dolor en sus ojos, deseaba abrazarla, besarla y adorarla, pero no podía, no aun, no era justa la tortura psicológica que estaba llevando a cabo, era una de las más ruin y bajas que conocía, tentar el cuerpo con el deseo y luego someterlo al miedo, ese pequeño momento de corto circuito que se forma entre las emociones y las sensaciones, no, no era justo, ni para él, ni para ella, pero ya estaban juntos en todo, desde que Vladimir había sido concebido, ellos estaban destinados a estar juntos, vivos o muertos y si para saber cómo continuaría su vida o si es que continuaría debía ser torturado a la par de Dasha, el ruso gustoso lo haría.— ¿Qué venganza? Y será mejor que me digas la verdad de todo, si es que quieres continuar respirando. — no era una amenaza vacía, eso estaba más que claro.— No necesit
El silencio flotaba por el aire, siendo interrumpido por un pequeño “PIP” que dejaba en claro que la mujer de cabello negro solo estaba durmiendo, aunque se viera tan intente como un muerto, Lukyan llevaba más de una hora en silencio, repartiendo miradas entre Dasha y Vladimir, quien solo veía a la pelinegra como si nadie más existiera, al tiempo que acariciaba su mano.— ¿Hace cuánto? — indago al fin el mayor y el pequeño solo lo vio curioso, como si no comprendiera a lo que se refería. — Basta de juegos Órga. — pocas veces Lukyan llamaba de ese modo a su hijo, el recuerdo de sus padres aun lo asechaban en sus largas noches de insomnio y soledad, como para recordarlos adrede.— El día que murió la abuela… — termino confesando sin verlo a los ojos. — Lo soñé, y se lo dije, le dije que había so&ntild