Rusia:Dasha trato de ponerse en pie, algo que no consiguió, una de sus piernas dolía demasiado, por lo que se dejó ir hacia un lado, le estaba costando respirar, aunque estaba segura de que no era por el llanto, más parecía que algo molestaba en su caja torácica, entonces pensó en Vladimir, ¿Qué sucedería si el pequeño Órga despertaba y la encontraba allí? Haciendo acopio de toda su fuerza, se aferró al sofá que estaba detrás de ella, pensó en el día que Mei Zhao la hizo sostener las cubetas con agua en el aire, con sus brazos extendidos, fueron seis horas, el castigo si bajaba sus brazos antes, debía aceptar tener una cita con uno de los tantos custodios que deseaban cortejarla, algo que la pelinegra no deseaba, no queria enamorarse y olvidar su venganza, sentía que si caía en las redes del amor, se olvidaría de su hijo, n
Lo primero que Lukyan hizo al descender del avión fue pedir el informe médico de Dasha, no perdería tiempo en indagar por el estado de su hijo, pues sabia a la perfección que Vladimir estaba sin un rasguño, pero su pelinegre era otra cosa.A medida que el vehículo avanzaba, los ojos del mafioso se oscurecían un poco más al leer cada palabra que en el informe se encontraba, contusión cerebral, fractura de dos costillas, y de tibia, además de los hematomas que cada lesión provoco, para alguien del calibre de este hombre era fácil deducir lo que había sucedido, no necesitaba la explicación de su mujer, mucho menos oír los detalles del ataque de Sergei, pero también sabía que esta sería una buena oportunidad para tener acceso al pasado de Dasha y no la desperdiciaría, por lo que solo envió un mensaje a Atenea de que llegaría pronto.
Lukyan veía el dolor en sus ojos, deseaba abrazarla, besarla y adorarla, pero no podía, no aun, no era justa la tortura psicológica que estaba llevando a cabo, era una de las más ruin y bajas que conocía, tentar el cuerpo con el deseo y luego someterlo al miedo, ese pequeño momento de corto circuito que se forma entre las emociones y las sensaciones, no, no era justo, ni para él, ni para ella, pero ya estaban juntos en todo, desde que Vladimir había sido concebido, ellos estaban destinados a estar juntos, vivos o muertos y si para saber cómo continuaría su vida o si es que continuaría debía ser torturado a la par de Dasha, el ruso gustoso lo haría.— ¿Qué venganza? Y será mejor que me digas la verdad de todo, si es que quieres continuar respirando. — no era una amenaza vacía, eso estaba más que claro.— No necesit
El silencio flotaba por el aire, siendo interrumpido por un pequeño “PIP” que dejaba en claro que la mujer de cabello negro solo estaba durmiendo, aunque se viera tan intente como un muerto, Lukyan llevaba más de una hora en silencio, repartiendo miradas entre Dasha y Vladimir, quien solo veía a la pelinegra como si nadie más existiera, al tiempo que acariciaba su mano.— ¿Hace cuánto? — indago al fin el mayor y el pequeño solo lo vio curioso, como si no comprendiera a lo que se refería. — Basta de juegos Órga. — pocas veces Lukyan llamaba de ese modo a su hijo, el recuerdo de sus padres aun lo asechaban en sus largas noches de insomnio y soledad, como para recordarlos adrede.— El día que murió la abuela… — termino confesando sin verlo a los ojos. — Lo soñé, y se lo dije, le dije que había so&ntild
Mientras Dima y Vladimir se encargaban de arreglar una habitación en la mansión Neizan para Dasha, Lukyan disfruto de cuidar el sueño de su mujer, aun se reprochaba por ser un idiota, y es que nunca tomo en cuenta que tanto el cuerpo como la mente de Dasha estaba agotados, tanto por el ataque de Sergei, como por la medicación y darle una noticia así de fuerte cuando la joven ni siquiera había bebido un poco de agua desde la noche anterior no fue lo mejor que pudo hacer, Vladimir tenía razón, era un idiota desesperado que queria hacer todo a sus tiempos, o sea rápido y al punto, cuando la verdad es que en el amor no hay atajos o amenazas.— Lukyan. — su voz rasposa no se levantó más que un susurro y el rubio ya estaba a su lado con un vaso de agua.— Con cuidado o te hará mal. — pidió con calma, aun así, la dejo que bebiera lo que quisi
Si las personas pudieran morir de envidia, Harum ya estaría muerta, se dijo Dasha por solo ver el rostro amargado de su prima, mientras que Alek parecía que estaba viendo a un fantasma. — ¿Qué rayos significa esto? — indago casi con furia el castaño y Lukyan clavo sus azules ojos en él, como si estuviera viendo a una cucaracha arrastrándose sobre sus zapatos. — ¿Disculpa? — indago mostrando una sonrisa tan aterradora que el corazón de Dasha se aceleró, pero no de miedo, la pelinegra estaba descubriendo que ese ruso era candente 24/7 pero más cuando se enfadaba. — ¿Quién te dio permiso para preguntar algo en mi hogar? No… quien te dio permiso así sea para hablar en mi clan. — eso dolía aún más que si le disparara en cualquier lugar del cuerpo, ya que lo estaba humillando, Alek lo sabía y las mujeres presentes también. — … — el castaño abrió su boca, pero rápidamente la cerro por solo ver que Lukyan estaba esperando eso, una queja, una réplica y estaba seguro de que el líder del clan
Harum dejo el auto en la entrada de la mansión Morozova, no le preocupaba en lo más mínimo si sus padres se enojaban por ello o no, pues estaba segura de que Sergei desataría su furia en Dasha.— Padre, ¡padre! — grito encolerizada, apenas ingreso en su hogar.— ¿Qué son esos gritos? — el hecho de ver a su abuelo Nikola no era bueno, el anciano pocas veces los visitaba, incluso les había quitado casi todo lo que una vez le había ofrecido a Sergei, custodios, negocios, dinero, todo con la promesa de que cuidaría de ello para Dasha, ya que en realidad no le estaba quitando nada, sino que estaba preservando lo que siempre le perteneció a Kendra, la herencia de los Smirnof.— Abuelo, que alegría verte. — dijo modulando su voz, tratando de engañar a un viejo zorro, porque eso era Nikola, un zorro muy astuto.— Si ese es el caso Harum, infórmaselo a tu rostro, parece que estuvieras chupando limón, deberías ser un poco más como Dasha, ella si sabe comportarse. — el viejo mafioso sabia como e
Dasha observaba a Vladimir ir y venir llenando la habitación de alimentos, bebidas, flores, y otras tantas atenciones y no podía creer que ese niño era suyo, ahora que sabia la verdad, no encontraba la forma de acercarse a él, y es que Lukyan en su afán de aclarar todo, olvido decirle quizás lo más importante y es que el pequeño sabia de ella o, mejor dicho, quien era ella.—Órga. — susurro casi con miedo, temor a que el niño rubio y de ojos celestes como el mismo cielo se esfumara frente a ella, a que todo fuera un delirio de su mente, a perderlo nuevamente, cuando aún no terminaba de asimilar que lo había recuperado.— ¿Sí? — respondió con la voz propia de un niño, común y corriente e incluso ordinario se podría decir, pero para Dasha, era escuchar a un ángel.— Estás hablando. &