Juegos de oficina

Arianna

A pesar de que odiaba que Romeo me diese órdenes e intentase mantenerme alejada de Aquiles el mayor tiempo posible, no iba a negar que hacer el tonto un rato, en tanto iba a buscar papel para las impresoras, me sentaba bien. Porque desde hacía un par de días Lorena me seguía a donde fuese, tal como mi sombra y comenzaba a creer que sospechaba algo.

Imaginaba que esperaba encontrar algo que justificase poder ir a llenarle la cabeza a Romeo. Así que, debía mantenerme como pisando un campo minado.

Él me odiaba, no estaba segura de cuando había comenzado ese odio. Quizás desde el encontronazo por el error contable que había dejado pasar. Creía que debía meterme en mis asuntos y que era una fisgona.

Por otro lado, dudaba de las citas ficticias que organizaba para Aquiles.

Sonreí, en eso llevaba la razón, usábamos ese tiempo para estar pegados como lapas.

«Que poco eficiente Morelli, hace meses que deberías haber conseguido al menos una foto de Aquiles con una mujer. E
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