Mientras tanto, en el refugio secreto de Viktor Sokolov, Stephanie se encontraba atada con una pesada cadena sujeta a uno de sus tobillos. Tironeaba de ella con desesperación, sintiendo que la piel se le abría y sangraba a causa de sus esfuerzos por zafarse.Sentía un profundo miedo de que Viktor regresará y cumpliera la amenaza que le había hecho, no quería convertirse en una más de esas chicas a las que utilizaban para divertirse cruelmente, no tenían perdón Viktor ni esos desgraciados que pagaban por ver ese cruel espectáculo.—¡Maldita sea! —gruñó entre jadeos, clavando las uñas en el frío concreto del suelo— ¡Tengo que liberarme antes de que Viktor regrese! —en ese punto le importaba poco el dolor que la apretada cadena le infringía.Lágrimas de impotencia rodaban por sus mejillas al haberse convertido en una prisionera más, de pronto, un pensamiento cruzó su mente y gritó con todas sus fuerzas.—¡Mamá! ¡Mamá, ayúdame por favor! ¡Tienes que venir a sacarme de aquí! —Gritó desespe
Las sirenas de las ambulancias y patrullas se escuchaban cada vez más cerca de la destruida mansión Petrov. Paramédicos y policías entraron encontrándose con una escena espantosa: cadáveres por todos lados en medio de los escombros.Revisaron uno por uno los cuerpos sin vida, hasta que un paramédico gritó desde la entrada del salón principal.—¡Por aquí! ¡Hay un hombre con débiles signos vitales, aún respira! Rápidamente prepararon la camilla y lo estabilizaron para trasladarlo de emergencia en helicóptero al hospital más cercano. Mientras tanto, en el refugio donde estaba Anya, Anatoly Petrov recibió una llamada, al recibir noticias, el teléfono se le cayó de las manos por la impresión. Volteó a ver a Anya con una mirada muy preocupada.—¡Abuelo! —exclamó Anya al ver su expresión— ¿Qué pasó? ¡Dímelo, por favor! En ese momento entró Sonya con Yuri y al sentir la tensión, decidió llevarse al niño para que Anya y Anatoly pudieran hablar a solas.Una vez solos, Anya miró suplicante
La brisa tibia de la tarde acariciaba las arenas blancas de la playa privada en la idílica isla griega donde Anya y Alexei disfrutaban de su apasionada luna de miel. Habían dejado a Yuri en la villa Petrov al cuidado del abuelo Anatoly y la nana Sonya, deseosos de tener este tiempo a solas como recién casados.Anya caminaba descalza junto a la orilla, dejando que las cálidas olas del mar Egeo mojaran sus pies desnudos lentamente. Vestía únicamente un ligero pareo de gasa color turquesa que se agitaba con la brisa marina, acariciando su piel ligeramente bronceada ya por los rayos del sol.Alexei la observaba embelesado desde una distancia prudente, admirando cómo la belleza delicada pero exquisita de su esposa parecía resaltar de forma sublime ante aquel paraíso terrenal. Sus ojos recorrían hambrientos cada delicada curva de su figura delineada por la liviana tela que se ceñía a su cuerpo como una segunda piel.—Eres la criatura más exquisita que haya existido en este mundo, mi amor —s
La mansión Ivanov resplandecía con luces y decoraciones festivas. Era el cumpleaños número 70 del abuelo de Anya, Vladimir, y toda la familia se había reunido para celebrar. Anya se paró frente al espejo, admirando su elegante vestido rojo que abrazaba sus curvas, esa noche era especial por dos razones: no solo compartiría la felicidad de sus amados abuelos, sino que también esperaba que su novio Misha le propusiera matrimonio después de años de noviazgo.—Te ves hermosa, querida. —susurró su tía, abrazándola por detrás —Misha es un hombre afortunado.Anya sonrió radiante —Gracias tía. Siento que esta noche será mágica.Bajaron al gran salón donde la fiesta estaba en su apogeo. Familiares y amigos reían, bailaban y brindaban por la feliz pareja. Anya buscó a Misha entre la multitud, ansiosa por estar a su lado.—Oye, ¿Has visto a Misha? —preguntó la mejor amiga de su prima Katya con una sonrisa maliciosa —quizás se cansó de esperar y fue a buscar compañía más... interesante.Anya la
La cena familiar en la mansión Ivanov estaba en pleno apogeo. Anya se sentó junto a su abuelo Vladimir, tratando de mantener una sonrisa educada mientras por dentro se sentía desmoronar. La traición de Misha y Katya aún quemaba en su corazón como ácido.De repente, las puertas del comedor se abrieron y dos figuras entraron. Anya se tensó al reconocerlos. Eran Misha y Katya.—Lamentamos llegar tarde —dijo Misha, su voz suave como la seda —tuvimos un pequeño contratiempo.Katya soltó una risita, sus ojos brillaban con malicia. —Sí, un contratiempo.Anya apretó los puños bajo la mesa, luchando contra el impulso de saltar y arrancarle los ojos a su prima. ¿Cómo se atrevían a venir aquí, a su casa, después de lo que habían hecho?Pero no podía hacer una escena. No con su abuelo y toda la familia presente. Así que forzó una sonrisa y se levantó para saludarlos, tal como dictaban las normas de etiqueta.—Katya, querida —dijo con falsa dulzura, besando el aire junto a las mejillas de su prim
Anya no tuvo mucho tiempo para procesar lo ocurrido, porque en ese momento su celular sonó, era su abuelo.—Anya, querida, tengo excelentes noticias —la voz de Vladimir sonaba llena de júbilo —¡Alexei Petrova ha aceptado casarse contigo! La boda será en un mes.Anya se dejó caer en el sofá, aturdida. ¿En qué momento había aceptado esa absurda propuesta? Y con un hombre que ni siquiera conocía.—Abuelo, ¿Estás seguro de esto? Yo... su voz tembló —aún no lo he decidido.—Sé que es repentino, pero es lo mejor para todos —Vladimir suavizó su tono —Alexei es un buen hombre, Anya. Sé que cuidará bien de ti. Y juntos, llevarán a nuestras familias a nuevas cumbres de poder y prosperidad.Anya cerró los ojos, derrotada. Sabía que no tenía opción, su abuelo no la dejaría en paz, ya lo había decidido.—Está bien abuelo. Que se haga tu voluntad —susurró.El día de la boda llegó con una frialdad inusual para la primavera moscovita. Anya se miró en el espejo, apenas reconociendo a la novia de blan
La limusina avanzaba por las calles de Moscú, llevando a los recién casados hacía su nido de amor, pero el ambiente dentro del vehículo estaba lejos de ser romántico.Anya miraba por la ventana, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos, a su lado, Alexei bebía champán directamente de la botella, ignorándola por completo.—Espero que estés satisfecha —dijo él de repente, su voz estaba cargada de veneno —has logrado atraparme en este matrimonio de farsa.Anya se giró para enfrentarlo, sus ojos azules ardían de indignación. —¿Crees que yo quería esto? ¿Casarme con un desconocido que me desprecia? Estás muy equivocado.Alexei soltó una risa amarga. —Claro, porque eres una pobre víctima inocente, no creas que he olvidado cómo me usaste aquella noche. Seguro planeaste todo esto con tu prima Katya —¿Katya? ¿Qué tenía que ver Katya con Alexei? Se preguntó Anya por un momento, ¿Alexei la conocía?—¡Yo no planeé nada! —estalló Anya —ni siquiera sabía quién eras hast
Anya llegó al restaurante Pushkin con la guardia en alto, la invitación de Alexei había encendido todas sus alarmas, ¿Un nuevo comienzo? Más bien una nueva trampa.Alexei la esperaba en una mesa privada, luciendo peligrosamente atractivo en su traje oscuro, su sonrisa podría haber engañado a cualquiera, pero Anya veía la amenaza oculta tras ese encanto.—Viniste —ronroneó él, levantándose para besar su mejilla, un gesto calculado para cualquier observador —sabía que no podrías resistirte a mí.Anya se apartó, su piel quemaba allí donde sus labios la habían tocado. —Ahórrate las falsedades, Alexei, ¿Qué quieres?Él fingió estar herido, llevando sus manos hacia su pecho —¿Tan difícil es creer que quiero arreglar las cosas? Eres mi esposa, Anya.—En nombre solamente —ella cruzó los brazos, como si fueran una armadura contra su magnetismo oscuro —Ambos sabemos que este matrimonio es una farsa.—Pero no tiene por qué serlo —Alexei se acercó, su voz bajó convirtiéndose en un susurro tentad