El cuerpo inerte de Anya yacía en la cama del hospital, su piel pálida contrastando con las sábanas blancas, tras ser brutalmente empujada por las escaleras por la amante de Alexei, había perdido el conocimiento. Afortunadamente, Viktor, el mejor amigo de Alexei, había presenciado la escena oculto entre las sombras y había acudido en su rescate.Sin pensarlo dos veces, Viktor tomó a Anya en brazos y la llevó rápidamente hasta su auto para dirigirse al hospital más cercano. Durante el trayecto, no pudo evitar sentir una profunda compasión por ella, conocía a Alexei desde la infancia y, aunque eran como hermanos, no podía aprobar la forma en que estaba tratando a su esposa.Mientras Anya luchaba por su vida, en la mansión de los Ivanov el caos reinaba, los abuelos Vladimir y Anatoly, junto con los padres de Anya, Sergei e Irina, que habían llegado de su largo viaje, buscaban desesperadamente a la joven desaparecida.Alexei fingía preocupación, uniéndose a la búsqueda con falsa conster
Con suavidad, Viktor la guió hasta su auto, la ayudó a sentarse y le abrochó el cinturón con ternura, como si fuera una muñeca de porcelana a punto de romperse.Durante el trayecto, Anya permaneció en silencio, perdida en su propio dolor. Miraba por la ventana sin ver realmente, su mente reviviendo una y otra vez la crueldad de Alexei, la traición de su familia.De pronto, un pensamiento la golpeó como un rayo, con manos temblorosas, sacó su móvil y entró a las noticias locales, allí, en la sección de sociedad, un titular le robó el aliento.—Heredera de la familia Ivanov huye con su amante en escandalosa fiesta.Una foto de ella, sonriente y feliz en brazos de Alexei, acompañaba el artículo, la ironía era tan dolorosa que Anya sintió náuseas.—Para... Detén el auto... —jadeó, luchando por respirar.Viktor obedeció al instante, orillándose en la carretera —¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?Por toda respuesta, Anya le mostró la pantalla de su móvil. —Mira... Mira lo que han hecho... Me han
Al día siguiente, Viktor la llevó a la clínica, el doctor quería hacer algunos estudios más para asegurarse que el embarazo fuera como era debido.Cuando el doctor le entregó los resultados, Anya suspiró con alivió, su bebé crecía en tiempo y forma.Viktor la esperaba con una sonrisa alentadora, sin decir palabra, la ayudó a llegar hasta el mostrador de pagos, sosteniéndola con delicadeza.Anya extrajo una de sus tarjetas de crédito y se la entregó a la recepcionista, su estómago se encogió al recordar que quizás Alexei ya habría bloqueado sus cuentas, dejándola sin recursos.La recepcionista pasó la tarjeta, Anya contuvo el aliento, y tal como lo esperaba, la tarjeta había sido cancelada. dió sus otras tarjetas, todas fueron rechazadas, una tras otra, sin excepción.La vergüenza y la impotencia la invadieron, era obvio que Alexei o su abuelo habían congelado sus finanzas, dejándola a la deriva, querían verla en la calle, suplicando por ayuda.Viktor negó con un ligero movimiento de c
Mientras Viktor hizo llamadas para coordinar los detalles de su partida, Anya se comunicó con Sonia, para decirle lo que harían para que no fuera descubierta.Saldrían de madrugada, antes de que el sol despuntara en el horizonte. Viktor había arreglado un vuelo privado que los llevaría directamente a Milán, lejos del alcance de Alexei y sus secuaces.Sonia los encontraría en el aeropuerto, con apenas una maleta con sus pertenencias más preciadas. Lo demás, lo dejaría atrás sin remordimientos, porque su verdadero tesoro era Anya, y la seguiría hasta el fin del mundo si fuera necesario.El resto del día lo pasarón inmersos en preparativos, Anya apenas pudo dormir esa noche, su mente y su corazón estaban acelerados ante la perspectiva de la libertad que la aguardaba.Pero también tenía miedo, miedo a lo desconocido, a empezar de cero en un lugar extraño, miedo a que Alexei descubriera sus planes y encontrara la forma de arruinarlos.El día de la partida amaneció frío y brumoso, como si e
La madre de Viktor le dedicó a Anya una sonrisa cálida.—Ven, tesoro, debes estar agotada después del viaje, deja que te muestre tu habitación para que puedas refrescarte antes de la cena.Anya se dejó llevar, maravillándose ante la elegancia del vestíbulo, con sus altos techos abovedados y sus frescos renacentistas. Todo allí hablaba de historia, de tradición, pero también de calidez y vida.Subieron por una escalera de mármol hacia el segundo piso, donde un luminoso pasillo se abría paso entre puertas de madera labrada. Francesca se detuvo frente a una de ellas, girando el picaporte con una sonrisa.—Este será tu santuario, Anya, tu lugar seguro donde podrás descansar, sanar y soñar.La habitación que se reveló ante ella era como sacada de una pintura, las paredes eran de un suave melocotón, muebles de madera clara, ventanales que se abrían a una terraza con vistas a los jardines, pero más que su belleza, era la sensación que transmitía.Paz, serenidad, un refugio donde podría ser e
Tras la visita inesperada de Alexei, Anya sentía que su corazón no dejaba de latir de prisa, el miedo y la adrenalina corrían por sus venas como un veneno. Pero poco a poco, mientras escuchaba la conversación entre los dos amigos, su pulso se fue calmando, Viktor, con su astucia y sangre fría habituales, logró desviar las sospechas de Alexei, convenciéndolo de que todo estaba en su mente.—Bueno, Viktor, debo admitir que me has dejado intrigado con tus nuevos proyectos —dijo Alexei finalmente, su voz se fue alejando del baño— tendré que volver pronto para ver con mis propios ojos esos avances de los que hablas.—Serás más que bienvenido, hermano —respondió Viktor con un tono amable que no dejaba traslucir la tensión que sentía en ese momento— de hecho, en un par de meses tendremos una gran reunión con inversores de todo el mundo, la élite empresarial se dará cita aquí para conocer nuestras innovaciones.—¿En serio? Pues cuenta conmigo, no me lo perdería por nada — hizo una pausa, un
Alexei se quedó boquiabierto al ver al pequeño bulto en los brazos de Viktor, no podía creer que su mejor amigo, su hermano del alma, hubiera guardado un secreto tan grande.—Viktor... ¿Eres padre? —preguntó, acercándose lentamente— ¿Por qué no me lo dijiste?Viktor levantó la mirada, sus ojos azules brillaban con una mezcla de felicidad y temor, sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto.—Alexei, amigo, yo... sé que debí habértelo contado, pero... —tragó saliva, mientras buscaba las palabras adecuadas— la salud de mi prometida era delicada, y no queríamos ilusionarnos hasta estar seguros de que el bebé estaría bien.Francesca asintió enérgicamente, respaldando la mentira de su hijo —fue una decisión difícil, Alexei, pero necesaria, espero que puedas entenderlo y perdonarnos por haberte dejado al margen, de hecho nadie más lo sabe.Alexei frunció el ceño, una punzada de dolor atravesaba su pecho, se suponía que eran amigos, hermanos, ¿Cómo podían haberle o
Anya observaba con horror cómo Alexei, ajeno a su presencia, contemplaba ensimismado al pequeño bebé a través del cristal de los cuneros. Un escalofrío recorrió su espalda al ver que tenía la vista fija sobre su hijo, tenía que hacer algo para alejarlo.Con un impulso nacido de la desesperación, Anya hizo amago de levantarse de la silla de ruedas, tenía que enfrentarlo, tenía que proteger a su hijo de ese monstruo...Pero Sonia y Francesca se lo impidieron, sujetándola con suavidad para que no lo hiciera.—No, mi niña, no lo hagas —susurró Sonia con desesperación, sería un error muy grave que la expondría de nuevo al peligro y la furia de su marido— si te descubre, si se entera de que ese bebé es suyo... se lo llevará sin dudarlo.Anya se estremeció ante la idea, sentía que las lágrimas quemaban en sus ojos. —Pero no puedo quedarme aquí sin hacer nada, nana, no puedo dejar que se acerque a mi hijo...—Lo sé, tesoro, pero enfrentarlo ahora solo empeoraría las cosas —Francesca le acar