La madre de Viktor le dedicó a Anya una sonrisa cálida.—Ven, tesoro, debes estar agotada después del viaje, deja que te muestre tu habitación para que puedas refrescarte antes de la cena.Anya se dejó llevar, maravillándose ante la elegancia del vestíbulo, con sus altos techos abovedados y sus frescos renacentistas. Todo allí hablaba de historia, de tradición, pero también de calidez y vida.Subieron por una escalera de mármol hacia el segundo piso, donde un luminoso pasillo se abría paso entre puertas de madera labrada. Francesca se detuvo frente a una de ellas, girando el picaporte con una sonrisa.—Este será tu santuario, Anya, tu lugar seguro donde podrás descansar, sanar y soñar.La habitación que se reveló ante ella era como sacada de una pintura, las paredes eran de un suave melocotón, muebles de madera clara, ventanales que se abrían a una terraza con vistas a los jardines, pero más que su belleza, era la sensación que transmitía.Paz, serenidad, un refugio donde podría ser e
Tras la visita inesperada de Alexei, Anya sentía que su corazón no dejaba de latir de prisa, el miedo y la adrenalina corrían por sus venas como un veneno. Pero poco a poco, mientras escuchaba la conversación entre los dos amigos, su pulso se fue calmando, Viktor, con su astucia y sangre fría habituales, logró desviar las sospechas de Alexei, convenciéndolo de que todo estaba en su mente.—Bueno, Viktor, debo admitir que me has dejado intrigado con tus nuevos proyectos —dijo Alexei finalmente, su voz se fue alejando del baño— tendré que volver pronto para ver con mis propios ojos esos avances de los que hablas.—Serás más que bienvenido, hermano —respondió Viktor con un tono amable que no dejaba traslucir la tensión que sentía en ese momento— de hecho, en un par de meses tendremos una gran reunión con inversores de todo el mundo, la élite empresarial se dará cita aquí para conocer nuestras innovaciones.—¿En serio? Pues cuenta conmigo, no me lo perdería por nada — hizo una pausa, un
Alexei se quedó boquiabierto al ver al pequeño bulto en los brazos de Viktor, no podía creer que su mejor amigo, su hermano del alma, hubiera guardado un secreto tan grande.—Viktor... ¿Eres padre? —preguntó, acercándose lentamente— ¿Por qué no me lo dijiste?Viktor levantó la mirada, sus ojos azules brillaban con una mezcla de felicidad y temor, sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto.—Alexei, amigo, yo... sé que debí habértelo contado, pero... —tragó saliva, mientras buscaba las palabras adecuadas— la salud de mi prometida era delicada, y no queríamos ilusionarnos hasta estar seguros de que el bebé estaría bien.Francesca asintió enérgicamente, respaldando la mentira de su hijo —fue una decisión difícil, Alexei, pero necesaria, espero que puedas entenderlo y perdonarnos por haberte dejado al margen, de hecho nadie más lo sabe.Alexei frunció el ceño, una punzada de dolor atravesaba su pecho, se suponía que eran amigos, hermanos, ¿Cómo podían haberle o
Anya observaba con horror cómo Alexei, ajeno a su presencia, contemplaba ensimismado al pequeño bebé a través del cristal de los cuneros. Un escalofrío recorrió su espalda al ver que tenía la vista fija sobre su hijo, tenía que hacer algo para alejarlo.Con un impulso nacido de la desesperación, Anya hizo amago de levantarse de la silla de ruedas, tenía que enfrentarlo, tenía que proteger a su hijo de ese monstruo...Pero Sonia y Francesca se lo impidieron, sujetándola con suavidad para que no lo hiciera.—No, mi niña, no lo hagas —susurró Sonia con desesperación, sería un error muy grave que la expondría de nuevo al peligro y la furia de su marido— si te descubre, si se entera de que ese bebé es suyo... se lo llevará sin dudarlo.Anya se estremeció ante la idea, sentía que las lágrimas quemaban en sus ojos. —Pero no puedo quedarme aquí sin hacer nada, nana, no puedo dejar que se acerque a mi hijo...—Lo sé, tesoro, pero enfrentarlo ahora solo empeoraría las cosas —Francesca le acar
Dos semanas después, Anya, Viktor, Francesca y Solé, estaban en la clínica esperando impacientes que les entregaran al pequeño Yuri para llevarlo a casa. —Estoy feliz, por fin podré llevar a mi solnyshko conmigo —dijo Anya con una sonrisa radiante, usando la palabra rusa de cariño para su "solecito".—Todos estamos felices, ese malen'kiy (angelito) será la alegría de nuestro hogar —expresó Francesca abrazando a Anya con afecto.Anya les devolvió una sonrisa a medias, ocultando sus verdaderos planes, había rentado un pequeño departamento para vivir independientemente con su hijo y Sonia, pensaba informarles cuando llegaran a la villa, necesitaba su propio espacio para criar a su hijo.La enfermera se acercó con el bebé en brazos y se lo entregó a Anya, ella lo estrechó contra su pecho, sintiendo alivio, por un momento había temido que Alexei intentaría quitárselo. —Ahora vamos a casa, como la semya (familia) que somos —declaró Viktor tomando el bolso del bebé.Francesca observó con
Anya sintió un nudo en el estómago mientras el avión privado aterrizaba en Rusia, era el momento que tanto había temido desde que aceptó comprometerse con Viktor. Pronto tendría que enfrentar a Alexei, su ex esposo, para poder divorciarse y empezar una nueva vida junto al hombre que la había rescatado.—Será difícil que Alexei me de el divorcio.—No creo que se niegue a hacerlo, por amigos en común sé que Stephanie ha dicho que se casarán en cuanto logre divorciarse, así que creo que ya es tiempo de que lo enfrentemos.Anya sintió un escalofrío recorriendo su espalda sólo de pensarlo, pero Viktor tenía razón, había llegado la hora de encarar su pasado. No sabía nada de su familia desde que la repudiaron y la dieron por muerta. Al parecer la habían olvidado por completo, incluso sus mismos padres, aunque no había diferencia, ellos jamás la habían cuidado.—No te pongas triste por eso, preciosa —tomó su rostro entre las manos con delicadeza— me tienes a mí y eso es lo que importa, ell
Alexei, furioso al ver a su abuelo golpeado, se lanzó sobre Viktor dispuesto a defenderlo.—¡Maldito infeliz, cómo te atreves a golpear a mi abuelo! —Alexei temblaba de furia.Ambos hombres rodaron por el suelo, soltando un golpe tras otro, sin tregua, la sangre comenzó a brotar de sus labios partidos, los guardaespaldas y personal de seguridad de los dos hombres intentaban separarlos, pero la furia desatada era demasiada.— ¡Se lo merecía por insultar así a mi mujer! ¡Tú y tu familia la han humillado por última vez!—¡Anya dejó de ser mi mujer en cuanto se revolcó con otros hombres! ¡Es una ramera indigna!— ¡Basta ya! ¡Por favor, deténganse! —Anya gritaba entre lágrimas, horrorizada por la violenta escena.Finalmente, varios guardias musculosos lograron separar a Viktor y Alexei, sujetándolos con fuerza para evitar que siguieran agrediéndose, ambos tenían el rostro amoratado e hinchado por los golpes. —Viktor, por lo que más quieras, vámonos de aquí. —suplicó Anya, tomándolo del b
Viktor pasó toda la noche en vela, realizando múltiples llamadas para averiguar los detalles del sepelio del patriarca Vladimir Ivanov. Finalmente, uno de sus informantes le confirmó que el funeral se llevaría a cabo esa misma tarde a las 4 pm en el Cementerio Ortodoxo Ruso.A primera hora, Viktor se dirigió a la habitación de Anya con un ramo de rosas blancas en las manos, ella aún dormía, pudo observar sus bellos ojos hinchados de tanto llorar, la sacudió con suavidad.—Anya, mi amor, despierta, tengo algo importante que decirte.Ella parpadeó con pesadez, su mirada era vidriosa y pérdida.—¿Qué sucede? —preguntó con desconcierto.—He averiguado dónde y a qué hora será el sepelio de tu abuelo Vladimir, iremos a despedirnos como se debe.Los ojos de Anya se abrieron desmesuradamente al comprender las palabras de Viktor.—¿Iremos? Pero... ¿Cómo? Ellos no querrán que esté presente, han dejado muy claro cuánto me desprecian —claro que quería ir, pero tenía miedo, miedo de su propia fami