Llego a la casa y de inmediato, puedo notar la diferencia, siendo sincera, nunca me han tratado mal los hombres del señor Cassano, bueno, no lo han hecho si lo comparo con los tratos de los gemelos en el pasado.

Pero, ahora están actuando muy extraño, porque me observan con mucho miedo y me saludan con tanto respeto que parece que soy el señor Cassano.

‘¿Qué rayos está sucediendo?’ me pregunto entrando mentalmente.

— ¡Hermana! — grita alguien y yo me giro sonriendo aliviada porque el hombre que he durado meses sin ver corre hacía mí con tanta alegría que debo proteger a Arianna porque él me va a abrazar fuerte.

— Ten cuidado, recuerda que tengo a mi hija en brazos. — digo girándome para que me abrace desde mi espalda.

— Lo siento, es solo que no pensé volver a verte y me siento muy feliz de que me haya equivocado. —