Capítulo 23: El castigo

Lilia.

Lo que dijo Chris me dejó en el limbo. Mi mente había quedado en blanco, como si estuviera procesando la información.

¿Un oral?

Jamás alguien había explorado en la parte más íntima de mi cuerpo, ni ninguna otra parte en general. La vergüenza me consumió, y el miedo que me invadía se convirtió en nervios por imaginar cómo se sentiría.

—¡¿E-estás demente?! No puedes ir por ahí haciéndole orales a tus víctimas —tartamudeé, con los labios temblorosos.

Mis muslos se tensaron cuando las gruesas y velludas manos de Chris se posaron en ellos, haciéndome ahogar un suspiro. Maldije en mis adentros porque ni yo misma lograba controlarme.

Su expresión pícara y sensual no ayudaba para nada.

—Yo no voy por ahí haciendo este tipo de cosas —refutó, burlón—. Siéntete afortunada, porque eres la primera mujer a la que se lo haré.

Un hormigueo recorrió mis mejillas, mi estómago y varias zonas de mi cuerpo. Fue extraño, ¿por qué mi corazón galopaba dentro de mi pecho así de rápido?

No era miedo, n
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