Clara Isabel siguió con su vida normal, nunca le hizo saber a su amiga Yeni, sobre la vergüenza que tuvo que pasar al casarse y ser rechazada al día siguiente por el idiota que conoció en aquella fiesta.

Entre dos meses Clara Isabel saldrá de vacaciones, ya que se termina el periodo en la universidad, luego vienen las fiestas navideñas, para ese entonces José Luis deberá de casarse con su novia, una chica a la cual no ama, pero que su tío le está obligando a que se case con ella, porque según él, le hará bien a sus empresas con la alianza entre ambas familias.

El joven Alberto y Yeni siguen con su relación de novios, hasta el momento ninguno de los dos ha hablado sobre sus amigos.

En el transcurso de esos dos meses, Clara Isabel descubre que está embarazada y decide no contárselo a su amiga y seguir trabajando y estudiando duro para sacar a su hijo adelante, pero las cosas se le complican cuando un día a su universidad llega José Luis a buscarla y la obliga a que se vaya a vivir con él a un apartamento que él tiene fuera de la ciudad.

José Luis la está llevando a vivir con él porque el día que fue con los padres de su novia al Registro Nacional de las personas a sacar su partida de nacimiento de soltería como requisito para poder casarse, allí apareció que legalmente él está casado con Clara Isabel.

¡O sea que su matrimonio al final sí es válido!

— Maldito abogado, le pedí que falsificara los papeles de nuestro supuesto matrimonio, y al parecer no lo hizo, y ahora estoy casado con esa mal parida. —Lástima que a ti ya no te puedo reclamar nada mi querido abogado porque te has ido de vacaciones fuera del país, pero te juro que cuando vuelvas me vas a tener que devolver todo el dinero que te pagué para que me hicieras ese favor y que al final no sirvió para nada. —Renegó el joven en su mente.

— ¿Quién es esa muchacha, hijo? — Preguntó frunciendo su entrecejo, el que sería su futuro suegro.

— ¡No lo sé, Señor!, no sé en qué momento me he casado con esa mujer que ni siquiera conozco. —Mintió el joven.

— ¡Ah no! Yo me caso porque me caso contigo guapo. —Dijo su novia.

— Juro que te haré pagar m*****a, querías ser mi esposa, pues ahora ya lo eres y me conocerás. —Dijo José Luis, en voz baja y de inmediato salió del lugar sin decir una palabra.

Llegó a su oficina y le ordenó a su secretaria que de inmediato le buscara un apartamento en las afueras de la ciudad, uno que no tenga tantas comodidades porque es para regalárselo a una persona de la calle.

Una hora más tarde la secretaria fue a la oficina de José Luis y le mostró los apartamentos que le ha escogido, él eligió el que se ve más indecente y le ordenó que lo comprara de inmediato. La secretaria salió de la oficina e hizo lo que su jefe le pidió, esta vez no hubo oportunidad de tener sexo con su jefe porque este se veía que estaba de malas pulgas.

Al tener los papeles y las llaves del apartamento en mano, José Luis se fue a la universidad a esperar que saliera su esposa. Clara Isabel viene saliendo sola, desde hace dos días que se enteró sobre su embarazo y ha optado por alejarse de su amiga Yeni, hoy de la nada se peleó con ella y le pidió que ya no fueran amigas, aunque con mucho dolor en su alma lo ha hecho, pero es lo mejor porque no quiere que su única amiga esté involucrada en este asunto porque seguramente la echará a perder a ella también, ya que al ser madre soltera, su amiga querrá ayudarla y no podrá disfrutar de su propia vida.

— Ven aquí mocosa. — Dijo José Luis, mientras la toma del brazo y la introduce a su auto que está estacionado a su lado.

— ¡Qué haces animal, me lastimas! —Dijo Clara Isabel, y es que ella ni siquiera se percató de que ese hombre estaba allí.

— Calladita te ves más bonita mujer. —Y ve buscando la tecla del respeto porque a mí no me vas a hablar como se te dé la gana m*****a altanera.

— ¿Qué es lo que quieres? Me dijiste que no era tu esposa y ahora te apareces para joderme la vida.

— La que me jodió la vida y bien jodida, fuiste tú.

— No entiendo, yo no te he hecho nada para que me andes reclamando.

— Mejor que no lo entiendas, así no sabrás el motivo por el cual te irás a vivir conmigo.

— ¿Y por qué tengo que hacerlo? —te advierto que lo que tú me estás haciendo es un secuestro y eso es un delito penado por la ley.

— Me vale madre si parece o no un secuestro, y las leyes yo me las paso por el culo.

— ¿A dónde me llevas? — Preguntó ella, asustada.

— ¿Podrías callarte mujer? —Si no lo haces, me veré en la obligación de hacer que te calles por la fuerza.

Clara Isabel se estremeció al escuchar esas palabras, se imaginó a este hombre golpeándola y producto de ello matando a su propio hijo, por lo tanto, mejor se quedó en silencio.

Una hora más tarde llegaron al nuevo apartamento, este es bastante angosto y parece que estuviera diseñado para una persona soltera y de bajos recursos económicos, además de que la ventilación es muy poca ¡Pero bueno, así lo eligió el multimillonario, José Luis Casanova!

— Aquí viviremos por un tiempo, ya mañana te llevaré para que traigas tus cosas personales. —Le dijo el señor José Luis, mientras se queda de pie en la puerta de la habitación.

— Pero este apartamento solo tiene una habitación. —Comentó Clara Isabel, después de dar una vuelta por el estrecho lugar.

— ¿Y qué esperabas? ¿Una casa enorme con un gran jardín y sirvientes para que te den la comida en la boca? —Preguntó José Luis, obviamente con sarcasmo. Y como la chica no sabe que él es millonario, pues no lo ha dicho por esa razón.

— Me refiero a que tú no me aceptas como tu esposa, y si solo hay una habitación nos tocará que dormir juntos.

— Eso no importa. —Respondió de manera tajante y se dio la vuelta para irse. Pero antes le lanzó al suelo un fajo de billetes morados.

— No soy una perra para que me tires al suelo las cosas.

— Pues si no lo quieres, no lo recojas y listo, no comprarás la comida que comerás durante la semana.

— ¡Vaya, al menos te acordaste que me dará hambre y comeré! —Exclamó la chica en voz baja y procedió a recoger el dinero.