Capítulo 8

—¿Por qué me pregunta eso? —inquirió Hiz, aún con la mente en blanco.

—Apestas a su energía —gruñó Dober—. Te dejaste besar de él y todo tu cuerpo ahora tiene su olor. —Le apretó el cuello con más fuerza.

Los ojos de Hiz se llenaron de espanto. ¡¿Cómo era posible que lograra saber todo eso con simplemente olerle el cuello?!

De pronto, sintió que alguien entró a su mente y los recuerdos de la noche anterior comenzaron a pasar por sus ojos: el momento en que encontró a Ben en su casa; cuando estaban los dos conversando en la habitación; el momento exacto cuando el chico comenzó a besarla; las manos de él recorriendo su cuerpo; los besos en su cuello.

Dober dejó salir un gruñido y soltó el cuello de Hiz con rabia, pero, la chica sintió una energía que atrajo su mandíbula un poco más hacia él, lastimándole un poco la piel por la brusquedad.

—No aceptas mis favores, pero dejas que él te manosee. Un insignificante Triángulo. Un don nadie —gruñó Dober y Hiz notó que el iris de sus ojos no e
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