Capítulo 11—El avismo personalNarrador:Habían pasado semanas desde que Don Enzo le ordenara casarse con su hija, pero la idea seguía rondando, sin agradarle demasiado, en la mente de Franco como un espectro del que no podía escapar. Casarse con Lorena... Era ridículo, ilógico, y, sobre todo, un peso que no estaba dispuesto a cargar. Estaba sentado en el almacén donde solía reunirse con Luigi y otros hombres de confianza. Luigi, como siempre, mantenía una actitud relajada mientras limpiaba su arma en la mesa. Franco lo observó mientras este continuaba limpiando su arma con esmero, casi con un exceso de dedicación. Una pequeña sonrisa burlona apareció en el rostro de Franco.—Dime algo, Luigi. ¿Extrañas la acción?Luigi levantó la vista, arqueando una ceja, aunque no dejó de pasar el paño por el cañón de la pistola.—¿Y a ti qué te importa?—Te lo noto —respondió Franco, encogiéndose de hombros como si la respuesta fuera obvia.Luigi dejó de limpiar por un instante, frunciendo el ceño
Capítulo 12 —RenataNarrador:Franco salió del almacén con el ceño fruncido, la mandíbula apretada y los pensamientos dando vueltas en su cabeza. Las palabras de Luigi seguían resonando en su mente, pero en lugar de calmarlo, solo lograban alimentarle la frustración. Encendió un cigarrillo mientras caminaba hacia su coche, pero incluso el humo que solía tranquilizarlo no conseguía aliviar el nudo que sentía en el pecho. Sin pensarlo demasiado, arrancó el motor y tomó el camino que llevaba al consultorio de Renata, la doctora que había curado sus heridas cuando los hombres de Enzo lo torturaron. Era tarde, pero sabía que ella estaría ahí. Siempre lo estaba. Y aunque se había prometido no volver a buscarla para este tipo de encuentros, esta noche necesitaba algo que apagara el caos que llevaba dentro. Al llegar, apagó el motor y se quedó unos segundos mirando la pequeña luz que brillaba detrás de las cortinas del consultorio. Sabía que lo que estaba por hacer no resolvería nada, pero al
Capítulo 13 —ConocernosNarrador:Franco estaba en su despacho, inmerso en los documentos que Enzo le había enviado. Su brazo herido seguía doliendo, pero no le daba importancia; estaba acostumbrado a ignorar el dolor físico. Lo que no podía ignorar era la sensación constante de estar en un callejón sin salida, atrapado entre lo que debía hacer y lo que realmente quería. El sonido de pasos apresurados fuera de la puerta lo puso en alerta. Levantó la mirada justo cuando Lorena apareció en el marco de la entrada, con el ceño fruncido y los ojos brillando con determinación.—¿Qué haces aquí? —preguntó Franco, dejando los papeles sobre la mesa.Lorena cerró la puerta detrás de ella, apoyándose contra esta como si estuviera reuniendo fuerzas antes de hablar.—Quiero conocerte —soltó de golpe, cruzándose de brazos.Franco arqueó una ceja, claramente desconcertado por sus palabras.—¿Qué?—Lo que oíste —replicó Lorena, dando un paso hacia él —Luigi me dijo que, si iba a casarme contigo, serí
Capítulo 14 —La amenaza inminenteNarrador:Franco conducía hacia la ciudad con el ceño fruncido, sus manos apretando el volante con más fuerza de la necesaria. La llamada de Enzo había sido breve, pero lo suficientemente contundente como para saber que algo grave estaba sucediendo. Sin embargo, por mucho que intentara concentrarse en lo que venía, su mente seguía volviendo a la conversación con Lorena.—¡Esa mal*dita mocosa! —rezongó casi en un grito. Cada palabra que había dicho, cada desafío que había lanzado, se había clavado en él como un aguijón. No era solo las palabras, sino la forma en que lo miraba, como si pudiera atravesar todas sus defensas y ver lo que él no quería que nadie viera. Se pasó una mano por el cabello, frustrado consigo mismo. Lorena lo estaba volviendo loco, y ni siquiera lo sabía. —¿Cómo se supone que voy a protegerla si ella insiste en complicarlo todo? —soltó un largo suspiro, mientras entablaba esta discusión consigo mismo —y peor aún, ¿cómo voy a manten
Capítulo 15 —Libertad robadaNarrador:La finca parecía una fortaleza. Guardias armados patrullaban cada rincón, y las cámaras de seguridad giraban constantemente, vigilando cada movimiento. Lorena se sentía atrapada, como un pájaro enjaulado que no tenía más opción que observar el mundo desde detrás de las rejas. Cada día que pasaba, su frustración crecía, y con ella, el resentimiento hacia Franco. Finalmente, la gota que colmó el vaso fue cuando dos guardias armados comenzaron a seguirla incluso dentro de la finca. Lorena se giró hacia ellos con el ceño fruncido.—¿Qué se supone que están haciendo? —preguntó, su voz gélida.—Ordenes de Franco, señorita Lorena —respondió uno de ellos, sin vacilar.Lorena apretó los puños y se dirigió directamente al despacho de Franco. Cuando abrió la puerta de golpe, lo encontró inclinado sobre unos papeles, con la mirada fija en los documentos. Al verla, se recostó en su silla, cruzando los brazos.—¿Qué sucede ahora? —preguntó con calma, pero su t
Capítulo 16 —El lazo de la obligaciónNarrador:El salón estaba lleno de figuras imponentes, líderes de familias mafiosas, empresarios influyentes, incluso políticos “respetables”. Cada uno representaba una pieza clave en el intrincado tablero de poder que Enzo Barone había construido. La música suave llenaba el ambiente, pero Franco apenas la notaba. De pie junto al altar, con su traje negro impecable, mantenía los ojos fijos en la entrada. Había enfrentado peligros, tomado vidas, sobrevivido a situaciones imposibles, pero nada lo había preparado para esto. Para casarse, para atarse a alguien, incluso si era un compromiso obligado. Intentaba no pensar en ello, mantener la mente fría, pero cuando las puertas dobles se abrieron, todos sus pensamientos se desvanecieron. Lorena apareció al otro lado del salón, vestida de blanco. Su silueta se delineaba con elegancia bajo el vestido de satén y encaje, pero fue el velo que cubría su rostro lo que le dio un aire de misterio que lo dejó sin
Capítulo 17 —La hora de partirNarrador:La recepción continuaba, los invitados disfrutaban de la música, las conversaciones animadas y las bebidas que fluían sin descanso. Lorena, parada junto a un pequeño grupo de familiares lejanos y conocidos de la familia Barone, intentaba mantener una conversación educada. Sonreía y asentía en los momentos correctos, pero su mente estaba en otro lugar. El peso de lo que vendría después de esta noche la tenía en un estado de nervios constante. De pronto, sintió una mano firme posarse en su cintura, y un escalofrío recorrió su espalda. La presión del toque era inconfundible. Antes de girarse para verlo, Franco ya estaba a su lado, su presencia imponente acaparando la atención de los presentes.—Disculpen que interrumpa —dijo con un tono cortés y una sonrisa que parecía casi natural —pero es hora de partir, cariño.Lorena sintió que su respiración se detenía por un momento. Sus ojos se clavaron en los de Franco, buscando algo, cualquier señal de lo
Capítulo 18 —Hasta en la cama (CONTINUACION DEL CAPÍTULO 1)Narrador:Lorena quedó parada frente a la pared, cuando quedó sola, tomó lentamente el vestido y volvió a colocárselo. Franco salió finalmente del baño, con el cabello húmedo y gotas deslizándose por su pecho desnudo. Solo vestía un pantalón de pijama gris que colgaba bajo en su cadera, dejando a la vista su abdomen firme y los tatuajes que decoraban su piel, junto con algunas cicatrices, entre ellas la del disparo que le dieron en el hombro cuando la rescató. Lorena, sentada al borde de la cama, no pudo evitar levantar la mirada al escuchar la puerta abrirse. Al encontrarlo, su cuerpo reaccionó antes que su mente; un escalofrío recorrió su espalda y su respiración se entrecortó al verlo avanzar hacia el centro de la habitación. Franco, como si no notara su incomodidad, dejó caer la toalla que usaba para secarse sobre una silla cercana.—El baño ya está libre, por si quieres ducharte —dijo con una sonrisa que parecía demasiad