Capítulo 11

Jenny abrazó a Alice fuertemente, su corazón dolió al oír la historia de su mejor amiga, Jenny ya desconfiaba haber algo de malo con Alice, su sonrisa siempre tan calurosa ya no era el mismo, su mirada contenía una tristeza profunda de la cual ella no sabía explicar, siempre pensó que era debido a su condición de Nask, para que los lobos pertenecer a un clan era muy importante, aquellos que no se adecuaban a eso eran vistos de manera diferente, los bastardos sufrían aún más, la fuerza de un lobo era su clan, su manada. Era una realidad cruel e imposible de cambiar.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

Alice escuchó la pregunta de Jenny mientras hundía su cara en el hombro de su amiga, la vergüenza por lo que había hecho en el pasado consumiéndola poco a poco, su corazón estaba con una mancha deshonrosa. Todo su cuerpo se estremeció al recordar tan claramente cómo se había entregado... ¿Cómo podría haber sido tan ingenua como para creer que un Alfa la querría como compañera? Ella sintió asco de sí misma, de por un momento haber creído ser más que era.

James observó mientras las dos hembras se abrazaban y sintió el deber de dejarlas solas, sin que Alice se diera cuenta él salió del cuarto, su espalda aún dolía, sin embargo ese dolor ni se comparaba con antes del remedio, y gracias a sus genes de lobo ya se estaba curando, De lo contrario no podría ni caminar.

Mientras James caminaba por los pasillos él pensó en el macho que la hirió de aquella, que la engañó tan cruelmente sin importarle el daño que hacía, aquello lo lastimaba como si una espada le hubiera traspasado el corazón, James podía sentir sus manos temblando al imaginarse hiriendo a aquel macho, cada parte de su cuerpo implorando ir tras él, para subir a un caballo y arrancarle la cabeza por el, lo que le había hecho a Alice, él respiró y se apoyó en una pared, toda su sangre convirtiéndose en fuego, corriendo por sus venas y no había ningún pensamiento suave en su mente, todos ellos

 envolvían las atrocidades que estaba siendo impulsado a hacer, él cayó de rodillas y tiró el aire para sus pulmones una vez más, miró para sus manos y vio sus garras se alargando... James permaneció en esa posición con los ojos cerrados, solo sintiendo la ola de odio golpearlo una, dos, tres veces hasta que comenzó a visualizarse levantándose y yendo hacia Coltraine... Era algo absurdo de imaginar. Ahmet Coltraine era un Alfa, mientras que ni siquiera se había convertido completamente en lobo, ¿qué oportunidad tenía contra un Alfa? Incluso con esa constatación de los hechos, James no sintió ningún miedo. Ni por un segundo. Y cuanto más pensaba en ello más parecía lo correcto a hacer, sintió en su corazón que Alice merecía ser reparada de alguna manera, infelizmente James no poseía la capacidad de usar bellas palabras para ayudarla a ver cuánto era mejor que muchos lobos, simplemente no tenía las palabras adecuadas para esto, su cuerpo y mente lo estaban convenciendo de que una actitud sería la mejor... 

— James?

Se paralizó y levantó la mirada hacia aquella voz, Alice estaba de pie frente a él y lo miraba con extrema preocupación.

— No pienses lo que estás pensando ahora. Sea lo que sea no es solución. 

La miró fijamente y una gota de sudor salió de su cara, solo entonces notó que estaba sudando.

El corazón de Alice latía rápido y él se preguntó cuál sería la razón, después de todo, ¿cómo podría ella decirle eso? Como podría saber lo que estaba pensando.

— Pensé que estabas con Jenny. — Pronunciaste.

Alicia miró al macho que tenía delante, James, que tenía ojos verdes profundos como el océano estaba pálido, el sudor marcaba su rostro y ella reconocía con claridad toda la violencia emanando de él, sus ojos estaban oscuros. Un aura oscura parecía envolverlo y de inmediato ella supo que los años habían pasado, pero él no había cambiado su instinto protector, aquello en él apenas se intensificó, James era un verdadero Alfa. 

— Alice... - había muchas cosas que le gustaría decir, pero no lo hizo. — No le digas a nadie lo que me dijiste.

No pudo soportar más mirarla, cada parte de su cuerpo ardía con la ola de odio por lo que se hizo, mirarla lo hacía sentirse inútil. Era un recordatorio de cómo falló en su promesa. 

Alice quedó paralizada viéndolo alejarse sin mirar atrás, y se dio cuenta de lo que Jenny acababa de decirle.

Los machos no debían saber de estos dolores femeninos, aquello era un terreno desconocido para ellos y si había alguna posibilidad de que volvieran a ser cercanos ella acababa de eliminar eso. Le dolió el corazón.

En los días que pasaron James se había recuperado de sus heridas completamente, sin embargo, no volvieron a conversar, Alice miró las ropas sucias en el cesto y las cogió. 

De nada serviría lamentarse por lo que contó, Jenny la esperaba en el pasillo y ambas caminaron juntas hacia el río, Jenny no estaba extraña con ella a pesar de estar evitando el asunto, de alguna manera Alice se sentía sucia, Mientras frotaba sus ropas en el río, oía a las otras hembras hablar de sus familias, de sus compañeros. Como siempre nadie hablaba con ella, solo Jenny a su lado, ella levantó la mirada a un grupo de niños jugando cerca del agua, se dio cuenta de cuánto había nadado allí con James, aquello parecía en otra vida.

— Alice?

Alice miró a Jenny, había preocupación en su expresión y Alice dudó mucho que aquello simplemente hubiera surgido allí de la nada, ella estaba tan absorta en sus propios problemas que no notó haber algo de errado en la única amiga que poseía...

— ¿Qué pasa, Jenny?

Jenny bajó la mirada y Alice soltó la ropa que frotaba, ella se volvió hacia la otra y sostuvo en sus manos, Jenny temblaba.

— Jenny, ¿qué pasa?

Jenny miró alrededor y se levantó tirando a Alice con ella, a las dos se alejaron de las otras y se pararon cerca de un árbol, Jenny miró a los ojos violetas de Alice y preguntó:

— ¿Puedo confiar en ti? 

Alice miró a Jenny y asintió.

— ¿Por qué le dijiste eso a Oriedreh? ¿Estás enamorada de él?

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