Bernardo no puede apartar sus ojos lagrimosos de su sobrino, por su mente nunca le pasó que el Pastor pudiera tener razón, había permanecido incrédulo ante la sola idea de que pudiera aparecer alguna persona, pero allí está frente a él. Con las manos temblorosas aprieta entre sus brazos al muchacho en un fuerte abrazo, él prácticamente había criado a ese muchacho, fue quien lo guio en cada decisión importante aún cuando no deseaba escucharlo. Verlo aún con vida le reconforta su angustiado corazón, hasta ese momento estaba seguro de haber perdido a sus hijos, pero Víctor enciende la esperanza de que ellos aún estén allí afuera. —No puedes hacerte una idea de la alegría que me da verte hijo —exclama Bernardo sin soltarlo.—No fue nada fácil llegar, pero esto supera las expectativas que tenía —responde el muchacho con la voz ahogada.Víctor cierra los ojos ante el fuerte apretón de su tío, los huesos y músculos de su cuerpo golpeado responden con una descarga de dolor ante el agarre
Bernardo no puede apartar sus ojos lagrimosos de su sobrino, por su mente nunca le pasó que el Pastor pudiera tener razón, había permanecido incrédulo ante la sola idea de que pudiera aparecer alguna persona, pero allí está frente a él. Con las manos temblorosas aprieta entre sus brazos al muchacho en un fuerte abrazo, él prácticamente había criado a ese muchacho, fue quien lo guio en cada decisión importante aún cuando no deseaba escucharlo. Verlo aún con vida reconforta su angustiado corazón, hasta ese momento estaba seguro de haber perdido a sus hijos, pero Víctor enciende la esperanza de que ellos aún estén allí afuera. —No puedes hacerte una idea de la alegría que me da verte hijo —exclama Bernardo sin soltarlo.—No fue nada fácil llegar, pero esto supera las expectativas que tenía —responde el muchacho con la voz ahogada cerrando los ojos ante el fuerte apretón de su tío, los huesos y músculos de su cuerpo golpeado responden con una descarga de dolor ante el agarre que parec
—Que gran bendición nos ha dado el Señor de bridarnos este refugio, podemos decir como David: Jehová te guardará de todo mal, él guardará tu alma —dice el Pastor con una sonrisa que le ilumina el rostro cansado.—Nunca imaginé encontrarlos, solo tenía en mente llegar hasta aquí para refugiarme —susurra Víctor mirando con una sonrisa cada rostro, la cual se borra de sus labios al mirar a Kevin.—Dios siempre tiene un propósito detrás de todo lo que hace, y sobre todo lo que hará. Has llegado hasta nosotros porque así él lo había determinado —responde el Pastor dirigiéndole una mirada de complicidad.Víctor voltea el rostro ante esa mirada que parece escudriñar su corazón, con cierta incomodidad tiene la sensación de que el Pastor sabe las razones por las que ha vuelto. Solo que no es capaz de determinar si eso es bueno o un inconveniente, no está seguro de querer que alguien más sepa lo que le ha tocado pasar. Cierra los ojos con fuerza intentando desaparecer la imagen del fuego y l
En el cuartel Marcos está de rodillas sosteniéndose con las manos apoyadas en el piso, respirando con esfuerzo al sentir que el humo impregnado en su nariz, cierra los ojos con molestia al resonarle un pitido en la cabeza. La explosión lo ha dejado tan aturdido que no es capaz de oír nada, desorientado mira a su alrededor intentando hacerse una idea de lo que ha ocurrido, se ve obligado a entornar los ojos para lograr distinguir alguna forma a través del humo y el polvo, logrando ver que los muebles han quedado desparramados a lo largo de la sala junto a algunos pedazos de ladrillos.Comienza a avanzar con cautela gateando con la cabeza gacha, aunque sin ser capaz de ubicar en qué dirección va. Su mano choca con la suela de la bota de uno de los soldado provocando que una oleada de miedo le recorra el cuerpo al ver al hombre tirado en el piso con medio cráneo hundido. Tragando saliva con dificultad se queda paralizado, sintiendo una presión en el pecho que le hace la respiración
El General se retuerce en una superficie dura sintiendo un fuerte dolor en la cabeza, tiene el impulso de levantarse para buscar a sus soldados, pero ni siquiera puede mantener los ojos abiertos. Unas extrañas imágenes cruzan su mente que parece adormecerse, ve un campo, oye el ruido de las aguas de un río o quizás un arroyo. De su garganta escapa un gemido al reconocer el lugar, al recordar lo que allí sucedió…Dos niños delgados de unos diez años corren a través del césped de un campo en medio de risas divertidas, el niño de cabello castaño y piel bronceada va al frente sacándole una buena ventaja a su compañero, ambos se dirigen hacia un arroyo que corre con energía en medio de la verde hierba llena de vida. Sin detener su carrera se quitan las remeras que lanzan al suelo, su piel se calienta rápidamente por el sol que brilla en todo su esplendor en esa tarde de verano.—¡Te gané Marcos, eres muy lento! Pareces una tortuga amigo —grita el niño de cabello castaño saltando al agua
—¡Ya suéltame maldita criatura del infierno! ¿Por qué no me matas de una vez? —grita Marcos retorciéndose y tratando de zafarse del agarre de Belial.—Puedes patalear todo lo que quieras, resistirte, pero creo que deberías intentar retener la poca dignidad que te queda. Aunque parezcas solo una rata más, tienes algo especial que se debe exterminar antes de poder mataarte —responde el demonio con una sonrisa sobradora.—Nada de lo que dices tiene sentido, solo intentas confundirme —acusa Marcos con un rostro de furia.—¿Confundirte? Como si necesitáramos eso, ¿Acaso no has visto a tu sociedad? Ya ni siquiera saben lo que son, no solo han perdido todos su valores, sino hasta su propia identidad. Son presas tan fáciles que esta lucha hasta parece injusta —responde Belial muy divertido.—¡Muerte a los invasores! ¡Ya salgan de nuestro mundo! —grita un joven alto a unos cien metros comenzando a disparar junto a otros muchachos a Belial.El demonio es alcanzado por varios de los disp
Víctor se despierta al sentir el calor del sol quemándole el rostro, abre los ojos algo desorientado al ver las ramas de un árbol por encima de él. Se levanta extrañado de ver que se encuentra en el parque de la entrada a la ciudad. ¿Cómo llegó hasta ahí? ¿Por qué la gente corre y juega como si los invasores no estuviesen acechando? ¡Tienen que buscar un refugio, deben esconderse antes que los encuentren!—Al fin despertaste, pensé que dormirías toda la tarde —dice una voz femenina que el escritor reconoce al instante.—Ju-Elizabeth, ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué no estamos refugiados en el sótano de la iglesia? —pregunta Víctor alarmado agarrando a su esposa de los brazos.—¿Por qué iríamos a la iglesia? No recuerdo que hubieras quedado con el Pastor para ir a ayudarlo con algo —responde Elizabeth con una ceja levantada, sin entender mucho la reacción de su esposo.—Pero los invasores, estamos muy expuestos, no podremos escapar de las naves aquí —alarma Víctor con la respiración
Gisel gatea en el frío piso del cuartel tanteando con sus manos temblorosas para encontrar sus gafas , su mala vista no le brinda la más mínima ayuda en su tarea, sin desearlo recuerda las palabras de su médico: “Niña, estás casi ciega”. Una débil tos escapa de su garganta al inhalar el humo de lo que parece ser algún tipo de madera ardiendo. Después de lo que parece ser una eternidad su mano choca con una forma conocida haciéndole soltar un suspiro de alivio al reconocer que son sus lentes. Parpadea varias veces para que su vista llorosa pueda distinguir lo que ahora sí es capaz de ver, una estela de humo capta su mirada que se posa en su antiguo escritorio que envuelto en llamas es el que está acabando con el aire limpio. La muchacha ubica el extintor de incendios y lo acciona para acabar con el fuego, pronto una blanca espuma cubre el mueble y acaba con las llamas.Dejando el extintor en el piso ojea la entrada por enésima vez, calcula que debe haber pasado media hora desde que