Mordiéndose con nerviosismo las uñas, Sofía piensa en lo que podría significar haberse involucrado con un asesino. Una parte de ella quiere convencerla de que está exagerando las cosas y que ni siquiera tiene la certeza de que el hombre muerto sea su acosador, pero otra parte no tiene ninguna duda, esta asustada porque Santiago ya a ha demostrado que no está dispuesto a alejarse de ella.—Esto no puede estar pasándome, no es posible que todo esto me ocurra a mí —solloza la mujer sentándose en el borde de su cama mientras menea la cabeza con desesperación, sin tener idea de lo que hará de ahora en más, pues quiera admitirlo o no, está atrapada en ese barco con Santiago, a quien no podrá evitar por el resto del viaje.Al oír unos golpes suaves en su puerta, Sofía se sobresalta al saber muy bien de quien se trata, por un momento siente el impulso de no hacer el más mínimo ruido, esperando que él se marche creyendo que no se encuentra. Pero sabe que esa idea es muy tonta, a Santiago solo
Santiago suelta un largo suspiro lleno de indignación al no recibir ninguna respuesta por parte de ella, siente que ha hecho más por ella que por cualquier otra persona, se ha arriesgado por ella. Y estas idas y venidas ya comienzan a cansarlo, le hacen pensar que quizás él está dando demasiado y hasta el momento no ve que ella esté dispuesta a corresponderle de la misma manera.—¿Ves esto? ¡Esto lo escribiste tú misma, consintiendo que… que hiciéramos el amor! ¿Vas a fingir que no lo recuerdas, que eso no te provoca nada? —cuestiona el mafioso incapaz de controlar el violento temblor que le sacude el cuerpo.A pesar de recordar perfectamente lo que escribió en ese papel, Sofía lo toma como si fuese la primera vez que lo viese, leyendo palabra por palabra con una expresión de perplejidad. No puede reconocer recordarlo, no puede dejarle saber que tiene presente cada minuto de esa inolvidable noche, no ahora que sabe de lo que es capaz.—¡Yo jamás accedería a algo como esto, ni por una
Al escuchar por el altoparlante de da aviso de que ya han llegado a puerto, Sofía se apresura a guardar las gemas entre su ropa en la valija, a menos hasta asegurarse de poder estar en un lugar seguro. Aunque la verdad es que no tiene la seguridad de que podrá llegar a su hogar a salvo o al menos en una pieza, lo único que la protegía de la conspiración contra ella era Víctor, y ahora no puede contar ya con ello, no luego de cómo lo ha tratado.—Bueno, querías valerte por ti misma, y ahora es cuando. Ya habrá tiempo para lamentaciones luego, al menos si es que seguimos con vida —murmura la mujer poniendo una pistola en su cintura cubriéndola debajo de su blusa rosa, dispuesta a dar pelea a quien sea que se atreva a enfrentarla.Al descender lentamente por la escalinata del barco, Sofía mira hacia atrás por simple instinto, por alguna razón esperaba ver a Víctor siguiéndola con la mirada como una especie de vigilante silencioso, pero al ver solo al resto de pasajeros ansiosos por bajar
Al terminar su clase de Psicología infantil, Sofía sale a caminar por el pasillo sin estar segura del rumbo que sus pies están tomando. Pues de alguna manera cada vez se le hace más evidente la sensación de que ha perdido control total sobre su vida, o al menos en lo relacionado con el amor, hoy se cumplía el plazo de un mes que Santiago le había dado para que tomara una decisión, pero aún no ha sabido nada de él, y esa ausencia se vuelve cada vez más insoportable. En un primer momento creyó que era lo mejor, pero no pasó siquiera una semana para darse cuenta que sin duda no lo quería fuera de su vida.Al levantar la vista para ver a dónde ha llegado, se sorprende al ver la puerta del anterior despacho de él, mordiéndose con ansiedad el labio gira el picaporte y la empuja con la esperanza de ver al otro lado al hombre que ha sido el protagonista de sus pensamientos cada día. Pero de su boca brota un suspiro de decepción al ver que allí no solo no hay nadie, sino que no hay ningún indi
—No es que dude de ti, hermanita, pero no puedes esperar que ahora que sé los riesgos que estás tomando me quede aquí como si nada. Tendrás que hacerme un lugar en tu apartamento, porque me voy contigo —declara Constanza mirando a su hermana, decidida a no dejarla sola en todo eso.—¡Ni lo sueñes, si has estado segura hasta ahora aquí, lo mejor es que no te muevas de este lugar! Sería tonto hacerlo —sentencia Sofía sin estar dispuesta a arriesgarla, de hecho comenzando a arrepentirse de haber sido tan sincera con ella.—¿Pero tú estarás segura? ¡Te metiste en un maldito crucero lleno de mafiosos donde casi te violan, secuestran y asesinan, obviamente no tienes noción del peligro, y necesitas a alguien que te ayude a poner los pies sobre la tierra! —reclama la hermana considerando que las cosas podrían haberse hecho más prudentemente.—¡Ya perdí a papá y a mamá, no pienso perderte a ti también! Yo… no podría soportarlo, simplemente… no podría… —confiesa la empresaria con los ojos brill
Sofía tarda un minuto en reaccionar al sentir el saco caer sobre ella, en un primer momento intenta comprender qué se le pasa por la mente en ese hombre, y cuando llega a la conclusión de que no es más que una forma de declarar que se cree su dueño, siente como la furia comienza a arder dentro de ella. Toda la melancolía que sentía y lo mucho que lo echaba de menos comienza a ser reemplazado por la habitual ira que solo él parece ser capaz de despertarle.—Si hubiese querido tener algo cubriéndome me habría puesto otro vestido, asi que te aconsejo que mejor vayas con esa rubia que has dejado sola, tal vez ella si lo acepte —reclama la empresaria con una sonrisa maliciosa en los labios, no pudiendo evitar dejar salir los celos que ese coqueteo le ha causado.—Este atuendo está bien para una zorra, pero tengo un concepto mucho más alto de ti, por lo que considero que no es el vestido más apropiado para ti. A diferencia de esa tonta rubia que solo ha venido a esta fiesta para meterse en
—No pienso dejarte las cosas tan fáciles, Santiago, no puedes venir después de un mes y esperar solucionar todo con un par de besos —reclama Sofía apartándose de él y yendo hacia una pequeña biblioteca pasando los dedos por los lomos de los libros.—Que bueno que tengo mucho más que solo besos, puedo asegurarte que tengo mis maneras para ser bastante persuasivo —asegura el hombre yendo hacia ella con una gran sonrisa juguetona en los labios.—Es increíble que nunca dejes de tener tanta confianza en ti mismo, estás demasiado acostumbrado a que todo sea tal y como quieres, y creo que te vas a llevar una gran decepción conmigo —murmura la mujer apoyando la espalda en la pared al tenerlo nuevamente frente a ella, disfrutando de la mano que le recorre la mejilla dejando un pequeño calor ante su toque.—Creo que aún tienes mucho con lo que sorprenderme, y no tienes idea de cuanto deseo descubrir lo mucho que puedes brindar, entregar, disfrutar —confiesa el mafioso besando suavemente el cuel
De nuevo en su apartamento, Sofía se deja caer sobre su sillón con una sonrisa en los labios, porque sin duda esa noche que había comenzado con tantas dudas llegó a convertirse en quizás la mejor en mucho tiempo. Y no en realidad porque haya sido capaz de descubrir alguna cosa sobre Alejandro, sino porque por fin se ha atrevido a aceptar lo que siente por él y avanzar. Luego de ese increíble sexo que tuvieron en la oficina, varias preguntas asaltaron su mente, cada una de las interrogantes que él representa, e incluso la pregunta de si estaría dispuesta a involucrarse con un asesino. Pero al pensar que él hizo eso para protegerla, o mejor dicho para hacer justicia por el agravio sufrido, llegó a la conclusión de que esa es una clara muestra de cuan importante es ella, cuan en serio se toma tenerla a salvo y bien.—¿Debería preocuparme cuanto más está dispuesto a hacer por mí? —se pregunta endureciendo su expresión.Y una parte de ella, una muy egoísta, llega a pensar que sería algo m