—¡Bienvenida a la sala de vigilancia del Olimpo, es como el ojo de Dios a quien nada se le escapa! —exclama el mafioso abriendo la puerta de una sala con cientos de monitores cubriendo todas las paredes, ante los cuales al menos dos decenas de personas siguen las imágenes con atención.—¿Acaso son las habitaciones del crucero? —pregunta Sofía casi en un susurro al interpretar varias de las imágenes que ve en las pantallas.—Sí, cada habitación esta bajo vigilancia, siendo a bordo del crucero hay objetos tan valiosos no podemos correr el riesgo de que se pierda uno de ellos. Eso afectaría mucho el prestigio del Olimpo —responde Santiago prefiriendo presentarlo de esa manera y no de los mafiosos que podrían llegar a matar por conseguir lo que deseaban y no fueron capaces.La mujer queda boquiabierta al ver que las dichosas cámaras parecen mostrar cada rincón de ese enorme barco, sin duda un increíble centro de control. Aunque al pensar que eso significa que ella también aparece en esos
Sintiendo que el estomago se le revuelve, Sofía deja el auricular sobre la mesa, tratando de lograr digerir todo lo que ha oído. No tenia dudas sobre el interés de Alejandro por adueñarse de la compañía, ¿Pero llegar al punto de querer asesinarla? Eso parece mucho incluso para un cerdo ambicioso como él, ¿O acaso habrá tomado esa determinación para ocultar algo mucho más turbio? Pues tiene que haber una razón por la que está tan interesado en apoderarse de las pruebas que ella tiene, a tal punto de mancharse las manos con sangre para conseguirlas.—Supongo que no pondrás ninguna objeción a que ponga a mis mejores hombres a cuidarte, tanto en el Crucero como fuera de él, ¿Verdad? —murmura Santiago mirándola con cierta severidad para asegurarse de que comprenda que no puede andar sola.—Según parece no tengo opción —responde la mujer mordiéndose el labio con impotencia al tener que aceptar más de su ayuda, consciente de que dadas las circunstancias no se puede dar el lujo de rechazarla.
—Ay, mi cabeza… ¿Q-qué… demonios me ha sucedido? —murmura Sofía sintiendo un fuerte dolor de cabeza que apenas le permite abrir los ojos, solo puede sentir que está recostada en una mullida cama a la que no recuerda cómo ha llegado.—Por fin despiertas pequeña, gacela. Comenzaba a impacientarme y a pensar que tendría que empezar a divertirme mientras aún estabas dormida, aunque debo confesar que no pude aguantar mirar un poco debajo de ese vestido —murmura un joven recostado al lado de ella con una sonrisa lasciva en el rostro.—¿Q-qué? ¿Quién eres tú? ¿Qué rayos haces aquí? —interroga la mujer levantándose de la cama de un salto, estando a punto de caerse al sentir las piernas temblorosas, como si por alguna razón su cuerpo pareciese algo que no puede controlar completamente.—Oh, claro, quieres jugar, que haga mi papel. Siento haberlo olvidado, es solo que con ese cuerpo, mujer, dan ganas de ir directo al grano —sostiene el extraño acercándose a ella mientras se muerde el labio infe
—¿Por qué te haces rogar tanto? ¿Acaso no te gusta lo que ves? —cuestiona Sofía haciendo puchero mientras es conducida por su compañero nuevamente hacia la habitación, envuelta en una bata, habiéndola ayudado con mucho esfuerzo a quitarse la ropa mojada, excepto la ropa interior.—No me hago rogar… solo no pienso aprovecharme de alguien que no está en sus cabales, y mucho menos cuando lo que quiero contigo dista mucho de ser solo sexo —responde Santiago enviado un mensaje urgente a su médico para que se haga presente y pueda aclararle con qué tipo de sustancia la han drogado.—Pues si quieres algo conmigo, el hecho de que me rechaces de esta manera está muy lejos de ser un buen comienzo. Te creía más hombre, más del tipo de persona que toma lo que quiere sin importarle nada más, pero veo que me he equivocado, solo eres un niño asustadizo que teme tomar lo que desea —espeta la mujer tirándose en la cama, usando la estrategia de apuntar a herir su ego masculino para conseguir que de bra
Soltando un gruñido de dolor y molestia, el primo de Catherine se levanta frotándose la cabeza en la que siente un pegote que supone es sangre. Esa mujer estaba realmente loca, aunque por supuesto que en cuanto la tenga en frente se las va a cobrar, nadie lo trata de esa manera, y mucho menos una ramera cualquiera.—Este crucero es grande, pero te aseguro que antes de que toquemos tierra te voy a encontrar y hacerte pagar por esto —asegura el hombre mirándose en el espejo el corte hinchado que le ha dejado en la sien derecha, mordiéndose con rabia el labio se decide por ir en busca de su prima para que la ayude a ubicar a esa maldita.—¿Tenías pensado ir a algún lado? Porque me temo que necesito un momento contigo, y sabes muy bien que no soy alguien a quien puedas dejar esperando —exclama Santiago en cuanto la puerta es abierta por el dueño del camarote que se sorprende de verlo allí.—El asunto no es tan importante, pasa, si es lo que quieres —invita el hombre sintiendo una oleada d
Mordiéndose con nerviosismo las uñas, Sofía piensa en lo que podría significar haberse involucrado con un asesino. Una parte de ella quiere convencerla de que está exagerando las cosas y que ni siquiera tiene la certeza de que el hombre muerto sea su acosador, pero otra parte no tiene ninguna duda, esta asustada porque Santiago ya a ha demostrado que no está dispuesto a alejarse de ella.—Esto no puede estar pasándome, no es posible que todo esto me ocurra a mí —solloza la mujer sentándose en el borde de su cama mientras menea la cabeza con desesperación, sin tener idea de lo que hará de ahora en más, pues quiera admitirlo o no, está atrapada en ese barco con Santiago, a quien no podrá evitar por el resto del viaje.Al oír unos golpes suaves en su puerta, Sofía se sobresalta al saber muy bien de quien se trata, por un momento siente el impulso de no hacer el más mínimo ruido, esperando que él se marche creyendo que no se encuentra. Pero sabe que esa idea es muy tonta, a Santiago solo
Santiago suelta un largo suspiro lleno de indignación al no recibir ninguna respuesta por parte de ella, siente que ha hecho más por ella que por cualquier otra persona, se ha arriesgado por ella. Y estas idas y venidas ya comienzan a cansarlo, le hacen pensar que quizás él está dando demasiado y hasta el momento no ve que ella esté dispuesta a corresponderle de la misma manera.—¿Ves esto? ¡Esto lo escribiste tú misma, consintiendo que… que hiciéramos el amor! ¿Vas a fingir que no lo recuerdas, que eso no te provoca nada? —cuestiona el mafioso incapaz de controlar el violento temblor que le sacude el cuerpo.A pesar de recordar perfectamente lo que escribió en ese papel, Sofía lo toma como si fuese la primera vez que lo viese, leyendo palabra por palabra con una expresión de perplejidad. No puede reconocer recordarlo, no puede dejarle saber que tiene presente cada minuto de esa inolvidable noche, no ahora que sabe de lo que es capaz.—¡Yo jamás accedería a algo como esto, ni por una
Al escuchar por el altoparlante de da aviso de que ya han llegado a puerto, Sofía se apresura a guardar las gemas entre su ropa en la valija, a menos hasta asegurarse de poder estar en un lugar seguro. Aunque la verdad es que no tiene la seguridad de que podrá llegar a su hogar a salvo o al menos en una pieza, lo único que la protegía de la conspiración contra ella era Víctor, y ahora no puede contar ya con ello, no luego de cómo lo ha tratado.—Bueno, querías valerte por ti misma, y ahora es cuando. Ya habrá tiempo para lamentaciones luego, al menos si es que seguimos con vida —murmura la mujer poniendo una pistola en su cintura cubriéndola debajo de su blusa rosa, dispuesta a dar pelea a quien sea que se atreva a enfrentarla.Al descender lentamente por la escalinata del barco, Sofía mira hacia atrás por simple instinto, por alguna razón esperaba ver a Víctor siguiéndola con la mirada como una especie de vigilante silencioso, pero al ver solo al resto de pasajeros ansiosos por bajar